Cadena SER: Cuando cunde el fango moral y se produce el consiguiente hartazgo hay que pensar en uno mismo, en una misma y en une misme. Aunque sea para poner pie en pared. Lo cual ayuda a resistir sin claudicar y mejora la circulación de las piernas.

Así pues, esta dama ajada tomó ayer su cayado y enfiló hacia el Centro de Salud para recoger analítica (estoy de coña, por si a algún adversario le interesa) y rellenar impresos para, ay, solicitar la Declaración de Dependencia, en pos de ese botoncito colgante que ha de ayudar a una mujer independiente, que vive sola y cuida de sí misma, aunque con movilidad limitada, si se cae en un momento u otro.

No existe mejor estímulo contra el fango que encontrar buenas personas trabajando en Lo Público y que, superando los muchos obstáculos y carencias que se les oponen, echan una mano y lo hacen con amabilidad.

Ayer tuve esa suerte. Además, me quedé con la copla de que no son pocos los mayores que sienten vergüenza y humillación y por eso no solicitan el botón para pedir socorro cuando sufren incidentes. Hacedme el favor: pasaros la soberbia por el forro, porque perjudica seriamente la salud.

Pedid y agradeced, que es lo mejor que podemos hacer para estimular a quienes trabajan para nosotros. Hace poco recibí un mensaje de un amigo estadounidense, mayor que yo y espléndido usuario de "taca-taca".

Buen conocedor de España, me escribía desde su país sobre su deprimente panorama trumpista, pero no dejaba de recordarme que en el mío, en mi país, también. Su fango, nuestro fango. Por eso le contesté que los mayores, que sabemos de experiencias, a esto hemos de oponernos unidos hasta el final. Y con el botón colgando.