Un país enfermo

EL PAÍS: Manuel Peris. Hablan los hechos. Y así, el pasado domingo se reunían en la plaza de la Virgen trescientos enfermos mentales para marchar en manifestación hasta el Ayuntamiento de Valencia, donde leyeron un manifiesto en el que reivindicaban el derecho a una vida digna. Los enfermos mostraron su rechazo a la intención del Consell de aprobar mediante una ley el copago en centros y servicios residenciales y de rehabilitación, después de que el Tribunal Superior de Justicia anulara el decreto que regulaba estas aportaciones cobradas ilegalmente por el Gobierno de Alberto Fabra. El temor es que el nuevo copago suponga en la práctica un elemento disuasorio a la hora de acudir a estos servicios. Unas medidas que afectan también a todos los discapacitados y a las personas mayores dependientes.


Por su parte, la Asociación Valenciana de Diabetes ha denunciado problemas con las nuevas agujas que la Conselleria de Sanidad ha comprado para abaratar costes. La retirada de la aguja es mucho más dolorosa, su tamaño es mayor, el precinto de seguridad que la protege se desprende fácilmente, tiene un sólo capuchón, cuando antes contaban con dos y además el enroscado de la aguja no funciona bien. Lo peor de todo es que, según denunciaba en la Cadena Ser la presidenta de la asociación, Arantxa Cervera, las nuevas agujas provocan hematomas de siete a diez centímetros o fugas de insulina que descuadran las dosis.

Y de la diabetes a la hepatitis. Ataviados con camisetas rojas en las que se podía leer “Los recortes matan”, el pasado viernes un grupo de afectados por la hepatitis C se concentraron frente al Hospital Carlos III de Madrid, para pedir celeridad en el suministro del nuevo medicamento Sovaldi, porque, según aseguraron, doce personas mueren cada día en España por esta enfermedad. Además, según sus cálculos, los 125 millones que el ministerio de Mato destinará a ello solo cubrirá el tratamiento de 4.900 de los 300.000 enfermos de hepatitis C diagnosticados en España.

Conclusión: una nueva epidemia recorre el país. La transmite un virus muy peligroso, el PP. Sus dirigentes son una amenaza para toda la población.

 

 

 

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