Un hospital con vistas electorales

EL PAÍS: El expresidente valenciano, Francisco Camps puso en febrero de 2007, tres meses antes de las elecciones autonómicas, la primera piedra del hospital de Llíria (23.500 habitantes, a 30 kilómetros al oeste de Valencia). Llegó la crisis, y el ritmo de las obras se ralentizó hasta que entre 2012 y 2014, con el centro prácticamente finalizado, se paralizaron los trabajos y se tapió la planta baja la espera de tiempos mejores. Asfixiada por la falta de fondos, la Generalitat tuvo que destinar el dinero del hospital a cubrir el funcionamiento de centros de salud.


Hace un año se reactivaron las obras. Este martes, a pocas semanas de que se convoquen las elecciones del 24 de mayo y no se puedan celebrar ese tipo de actos, el Gobierno valenciano inauguró con premura el hospital. Y antes de final de mes abrirá las puertas de otro situado en Gandia que también quedó atascado por la recesión.

A pesar de las salas sin amueblar o del olor a pintura, la inauguración contó con un destacado desembarco de autoridades, encabezado por el ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, y la secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, Susana Camarero, que arroparon al presidente de la Generalitat, Alberto Fabra.

Oficialmente, el centro de Llíria —pequeño, de un centenar de camas— comenzó su actividad el lunes. Pero, de momento, solo presta el servicio de rehabilitación, algunas consultas externas y “unas urgencias básicas con el soporte de dos SAMU”, según la Consejería de Sanidad. Tan básicas son las urgencias, que los traumatismos difícilmente se podrán atender porque aún no se han instalado los equipos de rayos X, según apuntaron ayer a este diario varios trabajadores.

En todo caso, de contar con algún aparato portátil, no se podría operar a los pacientes. De los cinco quirófanos que tendrá el centro, sólo hay dos equipados, aunque aún no están operativos y no lo estarán hasta mediados de mes. Y, si lo estuvieran, tampoco sería posible practicar intervenciones quirúrgicas complejas porque no está preparada la unidad de cuidados intensivos. Ni los laboratorios. Ayer sólo había una planta habilitada (hay seis) para ingresos, con 16 de las 24 habitaciones individuales listas, pero ningún paciente ingresado.

Está previsto que la actividad se vaya incrementando de forma escalonada hasta alcanzar velocidad de crucero a finales de mes.

El ministro Alonso, cuyo departamento no ha participado en la financiación del centro, recordó que el hospital se proyectó “en tiempos de bonanza”, que se han tenido que priorizar los recursos y que, finalmente, “se ha hecho posible en tiempos de dificultades”. Alonso destacó que el hospital evidencia que “vuelve otra época de oportunidad, de ilusión y de alegría para todos”. Antes, el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, hisopo en mano, bendijo las instalaciones.

El centro, que ha costado 47,7 millones de euros, servirá de apoyo al hospital Arnau de Vilanova de Valencia, al que tenían que acudir los 84.000 habitantes de las comarcas de Camp de Túria, Los Serranos y el Rincón de Ademuz a los que atenderá el nuevo hospital de Llíria.


 

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