Tendencias21: El copago sanitario puede tener consecuencias negativas para la salud, según un estudio publicado en PLOS Medicine. El estudio establece que el copago de los fármacos y de la atención sanitaria dificulta el correcto tratamiento y control de los pacientes con hipertensión. Estos resultados tienen claras implicaciones para la legislación en España: sugieren que los copagos por medicamentos deberían evitarse, particularmente en momentos de austeridad.
Minimizar el copago de medicamentos antihipertensivos mejoraría el control y la continuidad del tratamiento de los pacientes con tensión alta crónica, según afirma un estudio realizado por investigadores de Reino Unido y Canadá y publicado en la revista PLOS Medicine.
La hipertensión es un problema que afecta a mil millones de personas en todo el mundo y que provoca 7,5 millones de muertes anuales por problemas cardiovasculares derivados.
El trabajo reúne y revisa la información de 53 estudios que analizaban, a nivel regional y nacional, las consecuencias de aplicar diferentes sistemas de salud sobre varios aspectos que influyen en la evolución de la hipertensión: la conciencia de la enfermedad por parte del paciente, el tipo de tratamiento, el control y la continuidad de la medicación.
“Este estudio sugiere que introducir el copago por medicamentos puede reducir el acceso a los cuidados necesarios y tener consecuencias negativas en la salud”, explica Helena Legido-Quigley, profesora de Salud Global en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical del Reino Unido, licenciada en la Universidad de Barcelona y coautora del trabajo.
De los 53 trabajos anteriores que se analizaron, 11 se llevaron a cabo en países con bajos recursos. Según indica el artículo, aunque la mayoría de los estudios han sido realizados en Estados Unidos, los resultados se observaron también en análisis en Finlandia, Israel y Brasil, y las conclusiones serían extrapolables a otros países.
En España el copago farmacéutico entró en vigor el 1 de julio de 2012 en todas las comunidades autónomas salvo el País Vasco, que lo introdujo un año más tarde.
“Nuestros resultados tienen claras implicaciones para la legislación en España. Sugieren que los copagos por medicamentos deberían evitarse, particularmente en momentos de austeridad en los que más del 20% de la población española vive por debajo del umbral de la pobreza y el 27% de la población activa está desempleada”, indica Legido-Quigley.
La medida del copago en España ha afectado especialmente a jubilados, que han pasado a pagar entre un 10% y un 60% del fármaco dependiendo de su pensión con un límite mensual de entre 8 y 60 euros. El porcentaje pagado por los trabajadores ha aumentado del 40% al 60% dependiendo de su renta y los parados que no reciben subsidio por desempleo reciben el medicamento sin cargo alguno.
El estudio indica que en otras enfermedades crónicas, probablemente las debilidades del sistema de salud también contribuyen a un tratamiento inadecuado.
Los autores subrayan en el estudio la necesidad de evaluar las implicaciones de los mecanismos por los que funcionan los sistemas de salud. Esto propiciaría que gobiernos y organizaciones internacionales reconozcan la mejor forma de afrontar el problema de la hipertensión.