La elección de Tokio en detrimento de Madrid dejó a sus gobernantes (el PP cuenta con mayoría absoluta en el Ayuntamiento y el Parlamento regional) sin una de sus principales esperanzas para reflotar un ejercicio especialmente crudo, en el que la Comunidad ha recortado de una tacada 2.800 millones... A los que hay que añadir los 1.045 que ya descontó a mediados de 2012 en un tajo inédito. “Estamos atravesando el peor año de la crisis para la Comunidad de Madrid”, reconocía esta semana el consejero de Sanidad, Javier Fernández-Lasquetty. Una crisis que empezó en 2008 y un escenario que Esperanza Aguirre evitó dimitiendo en septiembre del año pasado, un mes antes de que se presentaran los presupuestos de 2013.
“Si no nos dan los Juegos será un bofetón, por no decir otra cosa”, resumían en el Ejecutivo autonómico antes de la votación del COI del sábado. La eliminación a las primeras de cambio de la candidatura española echó sal a un panorama ya de por sí turbulento para los gestores autonómicos, a los que se acumulan los frentes. El principal, el que el pasado martes pilló a la Comunidad con la guardia baja: la paralización de la privatización de la gestión de seis hospitales de la red pública madrileña decidida por el juzgado de lo contencioso-administrativo número cuatro de Madrid.
El proceso, según la oposición y las plataformas de profesionales del sector, no se retomará al menos hasta el año que viene, dejando a las concesionarias (Hima San Pablo, Ribera Salud y Sanitas) en una situación que muchos entienden de inseguridad jurídica por más que el Gobierno madrileño afirme que la privatización continúa adelante. La reacción de Lasquetty, cargando contra el magistrado —al día siguiente rectificó—, alimentó aún más la sensación de que el Gobierno del PP no atraviesa su mejor momento.
Un presente al que no contribuyen las 543.905 personas sin trabajo en la región (la tasa de paro es siete puntos inferior a la media nacional), según los últimos datos del Ministerio de Empleo. Ni decisiones como el incremento en un 20% de las tasas universitarias el pasado julio, y que supone una subida del 65% en apenas dos cursos. Las malas noticias no acaban ahí para González, que se defiende tirando de los datos de la macroeconomía —crecimiento del 0,1% en el segundo trimestre frente a la caída del conjunto del país un 0,1%; atracción del 70% de las inversiones extranjeras— y reclamando, más insistente que nunca, los mil millones del sistema de financiación autonómica. La región recibió en julio un 10,7% menos de turistas que el año anterior, frente al incremento del 2,9% en el resto de España, sobre todo en las comunidades bañadas por el Mediterráneo. Una consecuencia de la caída en barrena de la actividad del aeropuerto de Barajas (representa el 10% del PIB regional), que ha perdido un 14,7% de pasajeros y un 12,8% menos de operaciones hasta julio.
Decidida la sede de los Juegos Olímpicos, el otro gran proyecto que le queda a la Comunidad es el megacomplejo de casinos y ocio de Eurovegas, que supondría una inversión de 6.000 millones en la primera de las tres fases prometidas por el magnate Sheldon Adelson. Aunque se espera poner la primera piedra para diciembre, de momento no parece experimentar grandes progresos. El propio González se refirió a la propuesta de Las Vegas Sands en el tempranero debate del estado de la región de forma condicional: “Es un proyecto que, si se produce, será un revulsivo extraordinario para la economía madrileña y española”. Como si no las tuviera todas consigo. Como si fuera otro castillo en el aire.