Redacción Médica: Ceuta se consolida, junto a Melilla, como el territorio con menor esperanza de vida de España. A diferencia del resto del mapa nacional, ninguna ciudad autonómica supera el umbral de los 81 años, según datos de 2022 recogidos por el Ministerio de Sanidad. El motivo también sería compartido: el menor acceso a recursos médicos y asistenciales de sus habitantes, tal y como declara José Enrique Roviralta Arango, presidente del Colegio de Médicos de Ceuta.
Aunque, en su opinión, la esperanza de vida puede tener varios factores, el facultativo considera que la "deficiente sanidad de Ceuta y Melilla", gestionada por el Ingesa, con recursos " más limitados", puede estar incidiendo en dicho indicador. "La posibilidad de que una enfermedad se complique influye en la mortalidad. Me parece una razón de peso", defiende el experto al hablar de los motivos detrás del dato publicado que sitúa a ambas ciudades en ese "lamentable" puesto del ránking de longevidad.
Para revertir la situación, el responsable es partidiario de "hacer un abordaje integral y una mejora de la calidad asistencial", ya que, en su opinión "no se dispone de los servicios esenciales que otras comunidades aútonomas sí tienen. "Esto nos obliga a hacer muchas evacuaciones y traslados a la península por las carencias que tenemos", ha lamentado.
Aunque, según los datos del reciente informe, la esperanza de vida en Ceuta y Melilla habría crecido 1,31 años desde 2021 -el mayor crecimiento a nivel nacional- las dos ciudades autónomas repiten puesto en la parte más baja de la clasificación al hablar de vida saludable. De acuerdo con el documento, los habitantes de ambos territorios no gozan de buena salud a partir de los 70 años, es decir, su estado se resiente una década antes que en comunidades como Castilla y León o Extremadura.
Los factores causales, serían según Roviralta, los mismos ya que "no solamente se vive menos, sino que los años que se vive pues se tiene menos calidad de vida que la media nacional". "Es algo que se habla menos y es importante", subraya el facultativo, al hablar de la relevancia que tiene este parámetro, especialmente en personas con enfermedades crónicas.
"Si una persona diabética no tiene a lo largo de su vida el tratamiento, la revisión, el seguimiento que debe tener… Su futuro probablemente estará plagado de más morbilidades en esta enfermedad y más complicaciones", expone. Por tanto, este paciente diabético tendrá unas peores condiciones de salud en sus últimos 10 años de vida, en comparación con un "diabético en la península".
En su opinión, el hecho de no conocer datos clínicos previos de la paciente ni hacerse "un seguimiento previo" podría desembocar "en peores consecuencias" durante el parto y en la posterior evolución del recién nacido. "Si dentro de esos 50 partos sin información venía una madre que, a lo mejor que era diabética y no tenía ningún control de insulina ni nada, era más probable que ese niño ya viniera con una enfermedad grave".
Desde la pandemia hasta la fecha, "han caído en picado el número de partos y de nacimientos", relata el facultativo. Entre las razones estarían tanto el cierre causado por la crisis sanitaria como el hecho de que "nunca se hayan restablecido las condiciones en las fronteras. "Antes eran muchísimo más permeables y ahora es muchisimo más impermeables", ha detallado el experto. "Ahora la mayoría son partos nacionales de aquí de Ceuta, con su control desde que la mujer detecta su embarazo. Desde que le da positivo su test de embarazo, ya tiene su seguimiento con su ginecologo".