EL PAÍS: La transparencia en las decisiones políticas y el rendimiento de cuentas en la gestión de recursos públicos es una exigencia de la ciudadanía, que desea confiar en quienes los administran. El acceso a los datos de la administración, además de garantizar la transparencia, fomenta la eficiencia y la igualdad de oportunidades. La transparencia, porque se pueden consultar y tratar datos que vienen de fuentes oficiales; la eficiencia, porque la ciudadanía y las organizaciones pueden crear, modificar o mejorar los servicios públicos; y la igualdad, porque que el acceso es el mismo por todos los interesados.
En los últimos años, y de forma especial en 2016-17, siguiendo los criterios de buen gobierno de los sistemas sanitarios, el Servei Català de la Salud (Catsalut) impulsó actuaciones para impulsar la transparencia en el sector: ampliando los ámbitos de análisis de la central de resultados que incluye los indicadores asistenciales y económicos de los proveedores de servicios sanitarios; haciendo públicos los contratos de estos proveedores o haciendo consultables mensualmente en la web del CatSalut y de manera interactiva los datos de listas de espera por regiones sanitarias y centros.
Especialmente destacable fue la Instrucción 11/2017 del CatSalut que amplió y homogeneizó las obligaciones de la ley de transparencia. Se decidió incorporar la aplicación de la cláusula de transparencia (sueldos y estructura directiva) a los proveedores sanitarios privados (con o sin ánimo de lucro). Una obligación coherente con la defensa histórica de una red sanitaria única, independientemente de la naturaleza jurídica de sus proveedores, con un mismo objetivo y compromiso social o mismas condiciones laborales de sector (único convenio). Mismos derechos, idénticas responsabilidades e iguales obligaciones, también en transparencia.
Pero creo que al sector todavía le falta más proactividad en la autorregulación del sector privado financiado con recursos públicos y mejor operatividad en las normas de transparencia. Cuando el sector privado se reivindica como un elemento fundamental para la provisión de servicios sanitarios, no tiene que dudar en ser el primero en apostar por la plena transparencia. Transparencia es estar sujeto a la discusión y crítica públicas, cuando se hace de forma activa, sin esperar el imperativo legal para hacerlo, se demuestra confianza y seguridad en el compromiso público del sector. Por otro lado, acceder a información masiva e indigerible no contribuye a la transparencia, sino todo lo contrario. La mejora en la calidad con la que la información sanitaria (asistencial, económica, social) llega a la ciudadanía se hace imprescindible y haría falta que formara parte de las prioridades para reforzar la cultura de transparencia de nuestro sistema sanitario.
Hoy el boom de acceso a la información de nuestro sistema que se deriva de la Ley de transparencia no responde a un interés ponderado de mejora de la calidad democrática del país, sino más bien a un interés periodístico y centrado en requerimientos económicos y salariales. Información para reforzar la transparencia, que permita mejorar la gestión pública y la confianza ciudadana en un sector tan sensible como el sanitario es imprescindible. No perdamos la oportunidad de entender la transparencia como un motor de cambio a favor de la buena gestión de los recursos públicos, también en Salud.
David Elvira es exdirector del CatSalut.