EL PLURAL: El pasado 14 de junio, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, visitó el Hospital Infanta Sofía, en el municipio de San Sebastián de los Reyes, con motivo de la inauguración de su cuarta torre. Una infraestructura para la que la Comunidad de Madrid, después de paralizar durante largo tiempo sus obras, ha invertido más de 9 millones de euros. Sin embargo, trabajadoras del hospital que se han puesto en contacto con este medio de comunicación denuncian que esta visita "se trató de una completa farsa" y que "escenificaron un panorama para la foto" que no se asemeja en nada a la realidad que vive el Hospital en su día a día.
En esencia, las trabajadoras del centro sanitario afean que se intentó dar una imagen de cara al exterior de unas muy buenas condiciones de atención de las que el centro, en realidad, no dispone, y que, además, en ese proceso de lavado de cara y maquillaje de cara a la galería, se generó una situación de estrés muy grande en el hospital porque Ayuso canceló la primera visita que tenía planeada, por lo cual hubo que revertir todos los preparativos. "La anterior vez que iba a venir Ayuso a la cuarta torre tuvimos que prepararlo todo a contrarreloj, y luego terminó por no venir. Y cuando sí vino, prepararon todo dos días antes, lo pusieron todo bonito y metieron a los pacientes de Urgencias y de otras plantas y cuando se fueron, empezaron a sacar a los enfermos y la volvieron a cerrar", expone un testimonio.
"Jugaron con los pacientes para dar una imagen de cara a la galería que no se corresponde con la realidad", denuncian. "Por ejemplo, mi padre llevaba desde el jueves pasado ingresado en Urgencias. En lo que se hicieron las fotos Ayuso y la alcaldesa, el viernes tuvo habitación desde las ocho de la mañana por unas horas y cuando se pasa todo el trajín, lo trasladan a la torre 3", argumenta otro testimonio, que da a entender que la nueva infraestructura hospitalaria no solventa los problemas que tiene el centro, por mucho que se pretenda dar cierta imagen durante un rato.
A su vez, el Hospital Infanta Sofía es el lugar del que salieron diferentes testimonios de abuso laboral, despidos improcedentes y maltrato sistemático a las trabajadoras de limpieza del centro, subcontradas a Acciona.
Tras largo tiempo experimentando condiciones horribles que provocaron incluso diferentes bajas por depresión, un grupo de trabajadoras decidió constituir un Comité Interno para organizarse y encontrar soluciones a un entorno laboral denigrante, y es entonces cuando los problemas, que ya llevaban años intensificándose, se convierten en de todo punto insoportables.
Alzar la voz le salió muy caro a algunas de estas trabajadoras, que relataron a este medio haber sido despedidas de manera improcedente tras años ejerciendo religiosamente su trabajo. Una de las empleadas que contactó ElPlural.com decidió, de hecho, emprender acciones legales ante este atropello laboral. "Lo que están haciendo no tiene nombre. Yo llevaba 18 meses supliendo una baja de una compañera porque a mí me llaman por temporadas. Me han despedido a mí y a otra compañera que llevaba 16 años. Todo empieza cuando constituimos el Comité Interno. A raíz de eso, la situación, que ya era muy complicada por el acoso y el control que ejercían sobre nosotras, se volvió todavía peor, y ahora incluso han llegado al punto de prescindir de nuestros contratos", relataba. "Pero las compañeras están muy asustadas para hablar. Tienen miedo a posibles represalias", añadía, lamentándose de este panorama.
"Otra compañera también está de baja por ansiedad y depresión al sufrir todos estos ataques, amenazas y vejaciones. Otra que se reincorporó al trabajo, incluso, se puso a llorar al pensar en la tensión y la ansiedad que le generaba el tener que volver y experimentarlo todo de nuevo", denunciaba otra de las afectadas. Un tercer testimonio arrojaba que "las trabajadoras tienen mucho miedo": "Están completamente sometidas. Desde hace 10 años la cosa lleva poniéndose cada vez peor. Las meten al despacho, se entrometen en su vida personal, las dejan neutralizadas y con un miedo que hace que haya muchas bajas y problemas".
Al ser preguntadas por qué está ocurriendo esto, todas las entrevistadas coincidían claramente en que todo giraba en torno a la intención de la empresa de ahorrarse contratos y costes económicos a través de una suerte de guerra psicológica. "Llega un momento en el que la empresa necesita recortar gastos, y para no hacerlo a través de despidos repentinos de gente que lleva años en nómina, que puede ser mucho más problemático, el modus operandi es machacar a la plantilla al extremo. Entra alguien de la empresa, y hablan con las encargadas para que nos hagan la vida imposible. Todo el mundo tiene un precio y las que antes eran nuestras compañeras, ahora se encargan de que no podamos ni respirar", reflexionaban.