PÚBLICO: "Negligencia tras negligencia". Así definen los trabajadores sanitarios de Madrid la gestión que tanto la ministra de Sanidad, Ana Mato, como el consejero autonómico del ramo, Javier Rodríguez, han realizado desde que comenzó la crisis del ébola.
Cientos de personas integraban la manifestación que transcurrirá desde la puerta del Sol hasta la sede del PP, en Génova 13, para pedir la dimisión de ambos y mostrar su apoyo a Teresa Romero, la auxiliar infectada por el virus letal.
A gritos de "Cese inmediato de Rodríguez y Mato", "No estamos todos, falta Teresa", "Ana Mato dimisión por respeto a la población","La voz del pueblo no está en cuarentena", "Nos va a infectar el Partido Popular" y "Todos con Teresa"; médicos, enfermeros, auxiliares y personal no sanitario han mostrado su indignación por la falta de seguridad de los protocolos establecidos hasta el momento. Es más, denuncian que en algunos centros sigue sin mejorarse la formación ni el material necesario para atender a posibles infectados.
Además, consideran que, sin recortes, con más presupuesto, más información y sin querer ahorrar con el desmantelamiento del hispital Carlos III (hasta hace unos meses, centro de referencia en España para enfermedades infecciosas y tropicales), Teresa no se habría contagiado. "Desde el principio se ha roto la cadena de seguridad", denuncia Isabel Martín, médico del hospital de Getafe. "Si se hubieran hecho las cosas bien, esto no habría pasado", agrega. "Tenía que haberse vigilado el momento en que ella se quita el traje. Con cámaras, con un supervisor...porque si ella se toca y se le esteriliza de inmediato, se habría quedado ahí", apunta también su compañero Felipe Fernández. "Ha sido todo una chapuza, empezando por traerse a los dos sacerdotes sin estar preparados", agrega.
"Deberían haber tenido el centro de referencia que ya había. Lo cerraron por ahorrar y ahora les ha salido más caro aún: les está costando la vida de una persona", opina también Ana, auxiliar de enfermería del hospital de Alcorcón, el primero que atendió a la enferma."Por ahorrar jugaron con las vidas de todos", denuncia esta trabajadora, que también cree que el Gobierno no debería haber repatriado a Miguel Pajares y a Manuel García Viejo. "Se trajeron a los pacientes pensando en las elecciones y les ha salido mal", zanja.
Ana y su compañera Raquel, celadora en sel mismo hospital, enumeran las "chapuzas" que tuvieron lugar después. "Teresa llamó a Medicina Preventiva de la Paz y la mandaron al médico de cabecera", recuerda la auxiliar. "¡Eso es una negligencia!", exclama. "Y cuando Teresa llegó a Alcorcón y el médico pidió el traslado al Carlos III en varias ocasiones no se le hizo caso porque la ambulancia no estaba preparada", continúa la celadora. "Y no estaba preparada porque eso vale mucho dinero", lamentan ambas.
Isabel Martín, médico de Getafe, asegura, además, que a día de hoy siguen sin reforzarse los protocolos de seguridad. "Dan un curso de 20 minutos y sólo al personal de urgencias", cuenta. Y tilda de "improvisación" la rebaja de la fiebre mínima para considerar un caso sospechoso de ébola (de 38,6 a 37,7). "Es una vergüenza y por eso no pedimos que dimitan, sino que los cesen", explica, dolida, además porque "el jefe" (Rodríguez) acuse a la sanitaria de su propio contagio. "No se puede culpar a una persona de su mala gestión". Isabel Martín reta a Rodriguez a que sea él quien se ponga el traje "de nivel 2" -y no 4, como debería- ya que, además de ser médico, "lo sabe todo".
"No es sólo que no hayan invertido dinero, es que no estaban informados y no nos informaron", relata tambièn Maite, auxiliar del Ramón y Cajal. "Ahora los cursillos siguen sin ser eficaces y en urgencias estamos en pànico", afirma.
Las autoridades desplegaron un fuerte dispositivo policial, identificaron a varios de los manifestantes e incluso impidieron a algunos ciudadanos el acceso a sus viviendas al estar situadas muy próximas a la concentración. "Están nerviosos y se creen que pueden hacer lo que les dé la gana porque tienen mayoría absoluta" se quejan los viandantes.