EL PÁIS: Spiderman no podía perder su batalla. El hombre arácnido gaditano ha regresado al Hospital Puerta del Mar de Cádiz. Durante diez años había estado visitando a los niños enfermos del centro para hacerles su estancia más agradable, pero el pasado noviembre la dirección del hospital le denegó las visitas tal y como las estaba realizando para controlar su presencia en el centro y garantizar la protección de los menores. Ahora, vuelve a la institución para seguir haciendo felices a los niños como voluntario de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).
Hace aproximadamente seis meses, la gerencia del hospital le reclamó que, si quería seguir yendo, tenía que circunscribirse a un modelo de colaboración de voluntariado que Manuel Márquez —se conoce su nombre pero no su rostro— decía no poder asumir en ese momento por motivos laborales. El gaditano decía comprender el motivo esgrimido por el hospital, pero también reconocía su “pena y tristeza” por no poder regresar. “Yo no pensaba dar todo esto a conocer, pero un amigo mío, al verme tan triste, lo contó en redes sociales y ya todo se supo”, explicó el hombre en una conversación telefónica para mantener el anonimato de su rostro. En menos de una semana, la denuncia corrió como la pólvora en la red.
Antes de toparse con las trabas burocráticas, Márquez llevaba una década aprovechando los ratos libres que le deja su trabajo en la hostelería para visitar a los niños ingresados en el Puerta del Mar de forma altruista. “Todo surgió cuando yo trabajaba como seguridad en el hospital. En las rondas veía a los niños y pensaba ¿qué podría hacer yo para animarles”?, rememoró Márquez el pasado diciembre en una conversación con EL PAÍS. Y se le ocurrió recurrir a su pasado como motivación: “Me quedé huérfano de niño y me crio mi abuelo. Él fue el que me enseñó a mirar por los demás y me inició en la afición a los cómics”.
Al principio, Márquez acudía vestido de Papá Noel, Mickey Mouse o Águila Roja, siempre sin mostrar su rostro: “¿Para qué hacerlo? Cualquiera puede ser un héroe, qué más da quién sea yo”. Luego sumó a Spiderman, dada su afición al universo Marvel. “Pero mido casi dos metros y era un desastre porque los niños me decían que no era Spiderman porque se notaba que era un disfraz”. Por eso, decidió dar un paso más y encargar un traje del superhéroe a Londres en el que invirtió más de 900 euros. “Cuando me ven, los niños creen que es el de verdad. Se le iluminan los ojos. Ver cómo a un niño que lo está pasando mal se le llena el rostro de felicidad compensa todo lo demás”, añade el gaditano.
Márquez, que en todo momento ha querido dejar claro que entiende la posición de la gerencia del hospital, no se rindió y decidió hacerse voluntario de AECC para poder regresar al centro. El pasado fin de semana, volvió a revolucionar con su disfraz de Spiderman y sus dotes arácnidas a los niños del ala pediátrica del hospital gaditano.