Siempre hay tiempo para el amor

El Periódico de España: El amor nos da la vida (aunque a veces duela tanto, que parezca que nos la vaya a quitar). Nos hace libres, mejores, y nos permite creer, incluso, cuando ya está todo perdido. La historia de Carlos y Pilar comenzó en el año 2020, en plena pandemia, un día de abril sus vidas se cruzaron y sus andares se unieron en un mismo camino. A partir de ahí miles de planes, entre ellos, el de casarse. Tenían previsto celebrar la ceremonia el próximo 9 de septiembre, pero de repente un día, el cielo se tornó gris. Llegó la enfermedad, y con ella el dolor y la obligación del adiós.


Pero no ha podido con él. Porque el amor siempre gana. La situación clínica provocó que el pasado 16 de agosto ingresara en la unidad de cuidados paliativos del Hospital Gregorio Marañón, donde se han dado el “sí quiero”. Todo sucedió muy rápido. Tras una noche en la que Carlos sentía que su final se acercaba, pidió a Pilar adelantar la boda. Esta trasladó su petición el servicio de paliativos, y estos no lo dudaron ni un minuto. “En mis diez años de trabajo en el centro no había visto nada igual”, explica Javier Espadas, supervisor de Urgencias del centro sanitario. Emocionados comenzaron con los preparativos. 

Tras el visto bueno de la dirección, se pusieron en marcha todos los recursos para llevar a cabo la ceremonia a la mayor brevedad. Con la colaboración del Registro Civil para formalizar el acto, se buscó un lugar adecuado para celebrar tan solemne momento: un parterre en los jardines del hospital con bancos y pérgola que pudo acoger a todos los asistentes. El personal de enfermería se encargó de acicalar a los contrayentes e incluso de improvisar un ramo para la novia. “Yo le dejé la colonia a él para que fuera perfumado”, relata entusiasmado Espadas.
 

Bastaron 15 minutos

Los novios agradecieron mucho los preparativos: “Me habéis llenado de ilusión y vida, nunca pensé que fuerais capaces de organizar todo esto en tan poco tiempo”, explicó emocionado Carlos. “Estamos muy agradecidos, llevamos en el corazón el esfuerzo que hacen todos en el hospital por ayudarnos y cuidarnos sin parar”, señaló entre lágrimas Pilar. La familia de los novios acudió con los anillos y para ser testigos oficiales de la boda, además de acompañar y asistir a un momento tan especial para todos. 

Estamos muy agradecidos, llevamos en el corazón el esfuerzo que hacen todos en el hospital"

Pilar

— mujer de Carlos, ambos casados en el Hospital Gregorio Marañón

Los novios, felices, volvieron a su habitación con su familia para disfrutar del momento y comentar las anécdotas de la ceremonia. “Solo ver la ilusión del paciente en sus últimos días hace que todo esto merezca mucho la pena”, explica el supervisor de Urgencias. Por su parte, la subdirectora de Enfermería, Diana Molina, resaltaba la importancia de otorgar a estos servicios de calidad humana: “Los cuidados a nuestros pacientes son y deben ser en todas las esferas de su vida. Cuando podemos hacer algo que les ayude, que mejore su estado o anímicamente les impulse, no dudamos en ponernos en marcha. Ha sido un momento muy feliz para ellos”. 

Asignatura pendiente

La atención al final de la vida incluye medicación para el manejo del dolor, terapia de soporte nutricional, control de síntomas de distinta complejidad -como disnea, estreñimiento o insomnio-, y también la administración de sedación paliativa para controlar síntomas refractarios, y atención psicosocial para abordar el sufrimiento emocional. En España, con los últimos datos aportados por la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), más de 126.000 personas necesitan atención paliativa especializada, pero solo un 40% la reciben a nivel nacional, un porcentaje que mejora y puede llegar al 65% donde existe una red de asistencia integral.

La historia de Carlos y Pilar es un ejemplo de cómo a pesar de que la luz se vaya apagando, es necesario seguir creyendo. Confiando. Y amando. Sobre todo, esto último.

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