PÚBLICO: Daniel López Acuña, miembro del Jurado del Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional (2018, 2019 y 2020)*
A todos los parlamentarios andaluces de la actual Legislatura: Me dirijo a vuestras Señorías con motivo de una preocupante propuesta de ley, presentada a vuestra consideración hace un par de semanas, que amenaza con dar un fuerte golpe a la Salud Pública andaluza y española.
El 30 de diciembre del 2019 el Grupo Parlamentario Popular Andaluz presento una propuesta de ley a la Mesa del Parlamento Andaluz intitulada “Creación del Instituto Andaluz de Salud” que, lamentablemente, implica la “disolución” de La Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), situada en Granada, una prestigiosa institución andaluza con reconocimiento nacional e internacional que este año debería cumplir treinta y cinco años de existencia.
Mi intención es alertaros y deciros que aun estáis a tiempo de evitar un error craso si reflexionáis y desestimáis la propuesta o si la enmendáis para corregir los terribles efectos que tendría el desmantelamiento de una institución como la Escuela Andaluza de Salud Pública que tanto ha contribuido al desarrollo del sistema sanitario andaluz, a la salud Publica en España y que goza de un amplio prestigio en todo el mundo.
No lo hago desde ninguna trinchera partidista sino en mi calidad de experto internacional en Salud Pública que ha desempeñado cargos de alta responsabilidad en la Organización Mundial de la Salud a lo largo de 30 años. Lo hago con la perspectiva y la autoridad moral, técnica y científica que me da haber trabajado con numerosas autoridades sanitarias y Escuelas de Salud Publica a lo ancho y a lo largo del planeta.
Lo hago porque conozco de primera mano la importancia y las bondades que representa contar con este tipo de instituciones para la salud de las personas y para los sistemas sanitarios.
Lo hago porque he visto nacer a la EASP en 1985, por el aprecio que le tengo a la institución, por ser actualmente Profesor Asociado de la EASP (cargo honorifico), porque sé cuánto trabajo ha costado desarrollar una institución como esta en Andalucía y porque ha tenido el privilegio de colaborar de muy distintas formas con la EASP a lo largo de sus 35 años de existencia.
Lo hago consternado por los planteamientos contenidos en la propuesta de ley y sumamente preocupado por sus implicaciones.
Lamentablemente quienes han formulado esta propuesta adolecen de una gran miopía profesional e institucional, carecen de visión estratégica sectorial y se han equivocado rotunda y peligrosamente en el planteamiento que han hecho.
Como suele decirse en idioma inglés, “el diablo está en los detalles” y lo que se presenta como una racionalización del aparato sanitario andaluz en materia de investigación en salud, que podría parecer incluso razonable, esconde en realidad una acción perversa de debilitamiento de la Salud Publica en Andalucía y lleva aparejada una pérdida del capital humano, profesional, científico y sanitario que se ha construido durante tres décadas en la EASP.
El texto de la propuesta de Ley supone la destrucción, de facto, del único Centro Colaborador designado oficialmente por la Organización Mundial de la Salud en Andalucía y uno de los doce que existen en España. Lo hace diluyéndola y subsumiéndola en una nueva creación que muy poco o casi nada tiene que ver con la verdadera naturaleza de la Escuela. De esta manera, al hacer desaparecer su identidad y su quehacer central, sin contar con ninguna razón de peso para hacerlo, dilapida su “marca” y su acervo institucional.
La propuesta presentada por el Grupo Parlamentario Popular de Andalucía ignora los logros de un desarrollo institucional que ha tenido multitud de logros y expresiones muy positivas en materia de formación. cooperación internacional, investigación, innovación, consultoría nacional e internacional y fortalecimiento de los sistemas sanitarios en Andalucía, en España, en Europa, en América Latina y en otras regiones del Orbe.
Comparto con vuestras Señorías los argumentos que me llevan a sostener que sería un gran error aprobar esta propuesta de ley. Pero no quiero solamente dar mi opinión y plantear mi punto de vista como experto internacional en materia de Salud Pública, sino que me gustaría poder compartir las razones de fondo que me llevan a pensar que esta propuesta de ley es profundamente errónea y en última instancia sumamente destructiva.
Paso a enumerar los elementos que hacen de esta propuesta de ley un desatino y un despropósito.
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La propuesta revela que sus autores no se han enterado de lo que es el ámbito profesional de la Salud Pública y no tienen capacidad de diseñar una cristalización institucional que sea apropiada para el “modelo de negocios” que supone en el mundo entero una Escuela de Salud Pública.
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La propuesta reduce el campo de actuación del futuro Instituto a la investigación y la innovación relativas a la práctica clínica e ignora la dimensión de salud de las personas, de las poblaciones, de los determinantes de la salud, de la promoción de la salud de las acciones preventivas y de la gestión de sistemas sanitarios que supone el campo de la Salud Pública.
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La propuesta mezcla peras con manzanas al pretender fusionar tres construcciones institucionales públicas que hacen cosas muy diferentes: la Fundación Progreso y Salud, la Secretaria General de I+D+I en Salud y la Escuela Andaluza en Salud Publica EASP) en un nuevo “potente” Instituto Andaluz de Salud.Al situar en la misma cesta a la investigación biomédica, clínica y de salud pública, que suponen abordajes metodológicos y disciplinas profesionales muy distintas, y al ignorar tres cuartas partes del quehacer que corresponde a una Escuela de Salud Pública y que hoy lleva a cabo la EASP (formación, consultoría, cooperación internacional, abogacía por la salud de las personas) acaba por desmantelar la actual función institucional de la EASP.
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Fusionar la Fundación y la Secretaria General en un ente dedicado a la investigaciónbiomédica y clínica puede ser razonable e incluso deseable, pero fusionar, deshacer, diluir y subsumir en ello a la EASP es un atentado contra la Salud Publica de Andalucía. Además, la propuesta solo habla de contar con Investigadores clínicos y biomédicos en el nuevo instituto y no menciona para nada la categoría de profesionales docentes, de investigación y de cooperación internacional en Salud Publica propios de las funciones que por treinta y cinco años ha llevado a cabo la EASP.
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La propuesta no toma en cuenta lo que consigna la Ley de Salud Pública de Andalucía y la incompatibilidad que ello supone para seguir adelante con la propuesta de creación del Instituto Andaluz de Salud, subsumiendo y desintegrando a la EASP.
El artículo 47 de la Ley de Salud Pública de Andalucía establece con toda claridad las funciones de la EASP “para la generación y gestión del conocimiento en los campos de la salud pública y la gestión de servicios sanitarios y sociales (…) mediante el desempeño de actividades de formación, consultoría, investigación y cooperacióninternacional en estas materias.” Y señala que la EASP “desarrollara los proyectos y actividades de asesoramiento científico, asistencia técnica, evaluación, análisis y prospectiva, planificación, coordinación, difusión u otros que le sean encomendados a tal fin, coordinando sus actuaciones con otras instituciones académicas, científicas o de otra naturaleza, en el ámbito autonómico, nacional, internacional y multilateral.”¿Como puede entonces el Grupo Parlamentario Popular Andaluz, en su propuesta de ley para crear el Instituto Andaluz de Salud, plantearse la desintegración de una de las Instituciones claramente definidas por la Ley Andaluza de Salud Pública?
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Los vínculos internacionales con Asociaciones como la Asociación Europea de Escuelas de Salud Pública, la Asociación Europea de Salud Pública, la Red Medicus Mundi Internacional , la designación como centro colaborador de la OMS sobre Redes Integradas de Servicios de Salud, la participación en el proyecto internacional Health Information for All, el acceso a financiamiento internacional para proyectos de cooperación, la participación en proyectos europeos de salud ,no solo de investigación, los convenios de cooperación o consultoría con organismos multilaterales como la Organización Panamericana de la Salud y otros más, la impartición del Master Europeo de Salud Pública y la pertenencia a un proyecto Erasmus Plus, todas ellas actividades de reconocimiento internacional que lleva a cabo en la actualidad la EASP, son posibles en la medida en que se trata de una Escuela de Salud Pública con sus múltiples funciones y no por ser un ente exclusivamente dedicado a la investigación. Diluir y desmantelar la identidad de la EASP y subsumirla en el Instituto Andaluz de salud exclusivamente orientado a la investigación corre el enorme riesgo de hacer desaparecer toda esta cartera internacional de la EASP que prestigia a la sanidad andaluza.
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La propuesta de Ley del Grupo Parlamentario Popular Andaluz plantea que la EASP deje de ser una Sociedad Anónima y de tener la flexibilidad requerida para poder participar en el tipo de actividades antes mencionadas y apuesta por burocratizar y funcionarizar el nuevo ente como una Agencia Administrativa dedicada fundamentalmente a la Investigación.
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La propuesta, en el Articulo 4, Objetivos y Funciones, perteneciente al Capítulo I, centra las funciones del Instituto Andaluz de Salud que se propone crear en la Investigación, el desarrollo y la Innovación biomédicas y no hace mención explicita alguna de funciones relativas a la Salud Pública. Eso hace que la propuesta, de facto,no solo “integre y transforme a la EASP” y la fusione con el resto de las entidades que formarían el Instituto Andaluz de Salud, sino la haga desaparecer funcionalmente y desaparezca su identidad programática e institucional.
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En el Capítulo IV sobre el Personal del Instituto Andaluz de salud la Propuesta de Ley limita la definición de categorías profesionales al personal investigador cuando tal como se ha mencionado anteriormente, existen diversas funciones profesionales que pueden y deben desempeñarse en un Escuela de Salud Pública. Esto supone desconocer la actual estructura laboral de la EASP y amenaza la estabilidad laboral de la plantilla que hoy trabaja en la institución.
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El capítulo III sobre Organización y Estructura Interna no contempla en ningún momento mantener la identidad y la estructura de la EASP dentro del nuevo Instituto Andaluz de Salud, sino que, por el contrario, diluye y fusiona la actual EASP con la nueva creación sin dejarle la posibilidad de ser uno de sus órganos.
Con todo lo anterior os quisiera invitar, Señorías, no solo a reflexionar, sino también a hacer un ejercicio de conciencia que os permita entender que si aprobáis la ley tal como ha sido planteada estaríais aniquilando una institución ejemplar, una construcción andaluza de probado reconocimiento, con proyección española, europea, iberoamericana y mundial y un instrumento vital para el fortalecimiento y desarrollo de la sanidad andaluza.
Ojalá que la insensata propuesta sea profundamente revisada, enmendada o reformulada por sus Señorías. Esta legislatura cometería un error histórico del que se arrepentiría durante muchos años al retroceder treinta y cinco años y echar por la borda capacidades institucionales cuya construcción supuso un gran esfuerzo de la sociedad andaluza en su conjunto.
*Daniel Lopez Acuña es ex funcionario de Alto Nivel de la Organización Mundial de la Salud de 1986 a 2014, Profesor Asociado de la Escuela Andaluza de Salud Pública desde 2015, Consultor Independiente en Salud Publica, Gestión Sanitaria, Acción Humanitaria en Salud y Cooperación Sanitaria Internacional desde 2015 y miembro del Jurado del Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional en sus ediciones de 2018,2019 y 2020