El que fuera ponente de nuestro 3º Congreso Nacional de la AAS, Sergio Minué, analiza algunos aspectos actuales de la Atención Primaria en este artículo de opinión publicado en ACTA SANITARIA.
"Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?" ( Cicerón)
En el pasado mes de junio la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC) ya lo puso de manifiesto: en contra de todas las recomendaciones de instituciones internacionales (desde la OMS al Banco Mundial, por poner solo dos extremos), la gran perjudicada de los recortes sanitarios en España está siendo la Atención Primaria. El desguace afecta por supuesto a las infraestructuras: cierre de centros, paralización de inversiones, supresión de gerencias de atención primaria disueltas como azucarillos en esas entelequias llamadas gerencias únicas o áreas integradas, que siguen sin demostrar mayor efectividad o eficiencia que el placebo. Pero, por supuesto, donde se señalaba que el recorte era especialmente acusado era en personal: despidos (o ese eufemismo de no renovación de contratos), contratos infames (de días u horas, repetidos hasta la extenuación), amortización de plazas por jubilación con incremento de cupos para los que quedan y desaparición de oportunidades para los que se van...
Los profesionales de atención primaria de este país han renunciado, con la resignación que les caracteriza, a poder tomarse vacaciones, acudir a actividades formativas o participar en congresos, si no es a costa de que un compañero se cargue con su consulta. Hoy por ti, mañana por mi. Un día tras otro.
Los responsables se escudan en que no queda más remedio, que en todas partes ocurre lo mismo; pero no es cierto. Como Juan Simó ha publicado en diversas ocasiones, la tijera del gasto sanitario público se ha ido abriendo cada vez más desde el inicio de la crisis entre atención primaria y atención hospitalaria (el gasto en atención especializada crece cada año más de un 32% que el gasto en atención primaria). Pero, según Simó, ese crecimiento se realiza principalmente no a costa de la tecnología o la farmacia, sino fundamentalmente a costa de personal. Los datos de gasto parecen ser congruentes con los datos numéricos sobre distribución de médicos. Como ejemplo, la evolución del número de médicos de especializada y de AP en Navarra en estos últimos cuatros años no deja lugar a dudas: no hay dinero para contratar médicos de familia, pero sí especialistas.
Podría suponerse que el informe de semFYC está sesgado; pero dos recientes informes avalan lo que, cada vez más, es un secreto a voces.
El primero es de carácter local: el informe de la Cámara de Cuentas de Andalucía, en el que analizaba comparativamente dos distritos de atención primaria de Andalucía en 2011. La primera conclusión del informe es la de que "los efectivos humanos que disponen ambos Distritos para la actividad asistencial se encuentran, en general, por debajo de lo que correspondería en función de la población atendida". Su primera recomendación es la siguiente: "Dotar a los Distritos de Atención Primaria de los recursos económicos necesarios el desarrollo de las actividades que tienen encomendadas mediante un modelo objetivo de financiación que tome como referencia las circunstancias concretas de cada centro de gasto y no, simplemente, mediante la extrapolación del resultado presupuestario de los ejercicios anteriores".
El segundo informe es de ámbito global. Procede de Antares Consulting y señala que, en el periodo 2009-2011, el gasto sanitario disminuyó en España cerca de un 2% (no está incluido el terrible bienio 2012-13, y en especial el amenazante ejercicio presupuestario de 2014). En ese informe se señala que el principal ahorro del sistema se realizó a costa de la disminución del gasto en farmacia, atención primaria y gastos de capital. El ahorro en farmacia no es tal en términos absolutos, sino que cambia quien paga: deja de ser el Estado y pasa a ser el ciudadano, fundamentalmente los pensionistas de bajo poder adquisitivo.
Como señalaba Simó, el gasto hospitalario creció un 1% y, lo que aún es más llamativo, aumentó su peso relativo de un 54,1% a un 58,6% (un 4,5%). Por el contrario, atención primaria mantiene una reducción continuada del gasto, disminuyendo un 5,7% en el periodo 2009-11. Con razón se pregunta Antares Consulting por qué no se reduce el gasto hospitalario, si tiene mucho margen de mejora y representa la mayor partida del gasto.
El problema es quién lo pone el cascabel al gato. No todos los consejeros tienen la coherencia y valentía necesarias para plantarle cara al hijo despilfarrador, que le devora la mayor parte de los recursos a cambio de unas cuantas noticias de transplantes de vanguardia en el telediario de la noche. Es más fácil continuar reduciendo la dieta al hijo dócil, sumiso y bienmandado que nunca protesta.
La pregunta es hasta cuándo aguantará la dócil Primaria. Hasta cuando continuará colaborando con ministerios y consejerías cada vez que le solicitan su consejo y ayuda (ya sea para elaborar un nuevo protocolo, promocionar una vacuna o llevar a cabo una nueva política farmacéutica). Hasta cuándo seguirá invitando a sus congresos a aquellos que le ningunean permanentemente. Hasta cuándo callará, aceptará y asumirá el desmantelamiento de lo poco que consiguió tras 30 años de trabajo.