EL PAÍS: M. González, de 77 años, lleva cuatro conviviendo con un cáncer de próstata. Nada nuevo en la familia: su padre y otro hermano se enfrentaron al mismo diagnóstico. En este tiempo sus médicos lo han tratado con medicación y se ha sometido a radioterapia. “Siempre se ha sentido muy bien atendido”, dice su hijo Jesús. Hasta hace un mes. La enfermedad avanzaba, así que la especialista encargada de su caso recomendó un nuevo tratamiento: acetato de abiraterona. Una vez prescrito, González fue a recogerlo a la farmacia del hospital de La Paz, en Madrid. “Me dijeron que no me lo daban porque era caro”, relata el paciente, que prefiere no ser reconocido por sus vecinos del pueblo de Ávila donde reside. “Cuarenta o cuarenta y tantos años pagando la Seguridad Social y cuando necesitas algo no te lo dan”, se queja.
El tratamiento con acetato de abiraterona, de marca comercial Zytiga, cuesta entre 50.000 y 80.000 euros. Se trata de un fármaco relativamente reciente, que en un primer momento se aprobó para una indicación muy concreta: pacientes con cáncer avanzado que ya habían pasado por quimioterapia. Sin embargo, hay otra indicación ya aprobada por la Agencia Europea del Medicamento (EMA en sus siglas en inglés): el cáncer de próstata metastásico en el que han fracasado otros tratamientos (deprivación de andrógenos) y en los que aún no está indicada la quimioterapia. Exactamente el caso de González. Y de otros centenares de pacientes en toda España.
La Agencia Española de Medicamentos anunció en su boletín de noviembre de 2012 esta nueva indicación de Zytiga, que ha demostrado retrasar varios meses la necesidad de someterse a quimioterapia. Sin embargo, el Ministerio de Sanidad aún no ha fijado su precio. Lo está negociando con el laboratorio que lo produce (Janssen). Y en eso se escuda el hospital de La Paz, igual que otros centros del resto de España, para no suministrarlo a pacientes prequimioterapia. Pese a ello hay algunos, como el hospital de Puerto Real (Cádiz), que han elaborado informes para determinar a qué pacientes candidatos administrar este fármaco hasta que se fije oficialmente el precio.
“Las aprobaciones de precio son otro filtro más que usa la Administración para retrasar todavía más la entrada de fármacos nuevos, y es habitual que se demore meses, habitualmente más de un año, o incluso que, a pesar de que tenga precio e indicación, el hospital decida que no lo suministra”, explica un oncólogo, que alerta de la falta de equidad que supone que unos centros primen más el coste que otros.
González relata que pasó un mes “muy nervioso, con mucha preocupación”. Su hijo envió quejas a la Consejería de Sanidad madrileña —no le ha contestado—, al Ministerio de Sanidad —que le remitió a la consejería y le dijo que no podía “interferir” al carecer de competencias— y al Defensor del Pueblo. La semana pasada consiguieron reunirse con una responsable, que les aseguró que su caso no es urgente y le dio una medicación alternativa hasta que el ministerio fije el precio del Zytiga. “Estoy más tranquilo”, decía a la salida de la reunión.