El Huffington Post: El Hospital Agios Sabras, público, es el único que hay en Atenas (Grecia) dedicado exclusivamente a la oncología. Los otros dos están en Salónica y El Pireo. En él trabaja Evangelos Filopoulos, oncólogo, cirujano, jefe del departamento de cáncer de mama y una de las eminencias en la materia, de reconocido prestigio nacional e internacional. Licenciado en la Universidad de Salónica, acabó sus estudios en Alemania. También es presidente de la Asociación de Oncólogos griegos, pero eso no ha querido decírnoslo, ha habido que buscarlo. Habla a título personal y como médico.
Son las dos de la tarde cuando el doctor Filopoulos sale del Agios Sabras para descansar un rato, comer algo, marchar a otras consultas y volver a las nueve, para hacer la última visita a sus pacientes. Regresará a primera hora de la mañana al quirófano. La enfermedad no se detiene tan fácilmente como se echa el cierre a los bancos.
Como muchos ciudadanos, vive la semana del corralito con expectación e inquietud, pero sin desesperación ni estridencias. Conoce el origen del tumor que padecen los griegos y los pueblos del sur de Europa. El cáncer no ha nacido con la crisis económica, viene de lejos. "La arquitectura de la Unión Europea está montada de forma que favorece a los países del Norte frente a los del Sur, es difícil que hagamos algo en común. El diseño de la Unión está pensado para los más industrializados”, reflexiona mientras se encamina a una cafetería de al lado.
Filopoulos se sienta en un café cercano al hospital, entre Dimitsianas y la Avenida Alexandras, sin dejar de hablar. Hace un calor del demonio en la calle, pero con viento y humedad. Corren chistes entre los griegos sobre las tormentas que cada tarde descargan sobre la capital desde que cerraron los bancos, pero el doctor no está para bromas pese a que su rostro transmite amabilidad y habla con sosiego. "Primero, los países del sur -retoma la conversación tras pedir una enorme botella de agua- tenían otro sistema de vida y de producción bien diferente cuando se aprobó el euro. Se impusieron unas medidas que terminaron con sectores de la industria griega frente a la fuerza del norte. Un ejemplo es el textil. Nuestros políticos, los griegos, negociaron mal. Pero ya poco importa. La cuestión es que no veo cuál es la solución a esta situación tan complicada".
El doctor se para unos segundos, bebe un gran vaso de agua y sigue. "Segundo, los políticos del Sur no fueron capaces de tener posiciones independientes y han hecho de sus políticas un medio para que sobrevivan sus partidos, en lugar de ocuparse de lo que necesita el pueblo, los ciudadanos".
Esa actitud de los políticos que ha llevado a los recortes, ¿es culpable de lo que ha pasado en la Sanidad griega?
En la Sanidad, durante los primeros años de los recortes, entre 2010 y 2012, con las medidas que se tomaron podíamos resistir. No pesaba sobre la ciudadanía o los pacientes. De hecho, hay que reconocer que había un gasto desmedido en salud. En algunos casos se despilfarraba. Pero estos dos últimos años nos fuimos del equilibrio lógico, ajustado, y entramos en los recortes impuestos por la austeridad, excesivos. Y casi todos esos recortes sanitarios se han hecho para pagar los préstamos a los acreedores. Ahora mismo, el sistema sanitario pende de un hilo a punto de romperse. Lo único bueno que nos está sucediendo últimamente son los movimientos de solidaridad para con los más pobres. Cada vez son más. Esa solidaridad parte de la sociedad civil. El sistema se sostiene por el trabajo generoso de los colegas médicos, enfermeros y todos los demás trabajadores de la Sanidad griega, que están dando la talla de una forma admirable, con sus salarios reducidos a la mitad y la carga de trabajo duplicada en muchos casos.
¿Los recortes han repercutido en los enfermos?
En el oncológico de Atenas, los pacientes llegan ya derivados por otros médicos, así que no vemos la pobreza que detectan colegas en ambulatorios u otros hospitales de primera asistencia. El drama ofrece otra cara. Un día nos damos cuenta, descubrimos que la persona a la que estamos tratando no sigue nuestras prescripciones porque ya no tiene dinero para pagar los medicamentos. Muchas veces no nos lo dicen. Lo percibimos cuando algo no empieza a ir bien en la evolución de ese paciente. Los notamos peor, muy cansados. No pueden comprar medicinas o seguir con los tratamientos prescritos por el hospital, pese a que es un hospital público y eso se mantiene. También tardan mucho en hacerse con toda la burocracia para obtener el tratamiento necesario y mientras, la enfermedad avanza.
Mientras habla, el cirujano mira a un punto en el horizonte inexistente, lejos de la mesa, del agua, de las voces a su alrededor, pero regresa con una sonrisa, al tiempo que se encoge ligeramente de hombros.
Pero el ánimo aun lo tenemos alto. Todos entendemos a lo que nos tenemos que enfrentar. Pero no deja de ser triste que una Europa que debía estar unida utilice las medidas económicas como sustitución de las armas de anteriores guerras, para asfixiarnos. No se puede ni se debe aceptar la pérdida de soberanía de los países, de un pueblo por la imposición de las doctrinas y los problemas económicos. La gente tiene miedo, pero cree que tanto si gana el sí como si gana el no, los tiempos seguirán siendo muy difíciles.
¿Qué falla en los países para que florezcan los políticos corruptos en los gobiernos?
Muchas cosas. La democracia permite la libertad de información, entre otras cosas buenas. Y los medios de comunicación de masas, especialmente en programas que emiten las televisiones, extienden el populismo y la falta de información verdadera, que forme. Además, extienden ese populismo con desvergüenza. No hablo solo de los canales, todos los medios (basura). Esta lucha va a ser muy larga, nosotros estamos amortizados, la heredarán nuestros hijos y nietos.
¿Qué va a votar el próximo domingo?
Cómo médico, y con responsabilidades, no puedo responderle. Sí puedo decirle ¡Viva Grecia! Vivan los griegos.