La Comunidad de Madrid sacó los pliegos de limpieza de varios hospitales de la región, distribuidos en dos lotes, en el año 2013. En el primero de ellos estaban el Hospital Severo Ochoa, el de Móstoles, La Paz y el 12 de Octubre. Fue la empresa Ferroser quien consiguió hacerse con la gestión de la limpieza de estos cuatro centros. El segundo paquete tenía al Hospital Ramón y Cajal, al Clínico San Carlos, al de la Princesa y al Príncipe de Asturias. En este caso fue la adjudicataria Clece la que ganó el concurso para controlar la limpieza de estos cuatro hospitales. Las compañías se hicieron con la gestión hasta julio de 2016, con una posible prórroga hasta 2019.
Para Roberto Tornamira, secretario general de la federación de Servicios del sindicato UGT, los contratos públicos de 2013 carecían de las notas técnicas que anteriormente se pedían a las concesionarias: “En los pliegos no se pedía experiencia, no se pedía una cierta capacidad económica para hacer frente a la posible morosidad de la Administración y no se pedía, por ejemplo, un número de trabajadores mínimo. El ítem fundamental era el dinero, es decir, qué empresa cobraba menos. Hay algunas compañías que incluso han ofertado por debajo de la masa salarial de la plantilla”. Responsables de la Consejería de Sanidad explicaron ayer a este diario que los pliegos no establecían un número de trabajadores mínimo, sino que se centraban en el servicio que las concesionarias debían prestar.
La falta del personal de limpieza no es el único problema de la sanidad madrileña. Como adelantó EL PAÍS, más de un tercio de la ropa de los 19 hospitales públicos madrileños se considera “no utilizable” cuando regresa de la lavandería: llega sucia (17%), arrugada (12%) o no vuelve parte de la que se envió a lavar.
La Comunidad sacó a concurso el servicio de lavandería de 19 hospitales en agosto de 2013. Sanidad, entonces dirigida por Javier Fernández-Lasquetty, aseguró que al privatizar el servicio se ahorrarían más de 36 millones. Pasados dos años, el balance de aquella operación es desastroso, según reconoce el propio Gobierno regional y muestran los datos de una auditoría interna a la que tuvo acceso EL PAÍS en octubre.
UGT calcula que en estos hospitales, en el Puerta de Hierro, en el de Fuenlabrada, en el de Alcorcón y en los ambulatorios el personal de limpieza se ha reducido de media un 32%.
En el Ramón y Cajal, por ejemplo, el sindicato cifra en 343 el número de trabajadores de limpieza en el año 2013, pero en 2015 calcula que hay solo 280, un 18% menos. Otro caso es el de la Princesa, que en 2013 contaba con 143 limpiadores y dos años más tarde con 116, un descenso del 13%, según el sindicato. “Es normal que si se sacan este tipo de pliegos, primando solo el aspecto económico, pasen estas cosas. El empresario tiene que sacar el beneficio de algún lado, y lo hace recortando. El miedo que tenemos es que la falta de limpieza provoque alguna epidemia o brote de algún virus. Imagínate los riesgos que habría si la crisis del ébola pasa en un hospital sucio”, dice Tornamira.
Las causas del descenso en la plantilla de limpieza son varias. En el 12 de Octubre se aprobó un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) de 30 días al año por trabajador durante 24 meses, según UGT. En los ambulatorios, informa el sindicato, se pactó otro ERTE con una reducción de jornada del 28% durante tres años. “Otras veces son bajas como consecuencia de jubilaciones, abandonos por las condiciones precarias del trabajo o jubilaciones anticipadas”, explica Tornamira.
El sindicato se reunió con el consejero de Sanidad, Jesús Sánchez Martos, el pasado 21 de octubre para tratar el descenso de la plantilla de limpiadores de los hospitales. Desde entonces, explican desde UGT, no ha recibido ninguna respuesta.
La plantilla de limpieza del Ramón y Cajal ya ha anunciado una huelga indefinida a partir del próximo 16 de noviembre. Un responsable de Sanidad dijo ayer a este diario que exigirán a la concesionaria, Clece, que preste un servicio adecuado al hospital.