infoLibre: El pasado 12 de marzo, la Comunidad de Madrid, por entonces líder en incidencia acumulada (casos/100.000 habitantes) en los últimos 14 días tras Ceuta y Melilla, con más de 200 casos, rompió su racha de descenso de este indicador y empezó a subir de nuevo, sobre un suelo calificado por todos los especialistas como una transmisión demasiado alta y descontrolada. Poco después, a finales de mes, se colocó como la región cuya IA/14 días crecía más rápido, mano a mano con Navarra. Y quince días después –como suele pasar– los datos reportados con los hospitales empezaron a empeorar de manera clara. "Van pasando los meses y esto no acaba", lamenta un especialista en Medicina Intensiva de un hospital madrileño. La subida no es equiparable aún a la explosión de la tercera ola, pero el cansancio y la fatiga entre los profesionales es notable.
A finales de marzo, aun con la incidencia de nuevo al alza, tanto los datos de hospitalizados como de ingresados por covid en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) presentaron una evolución irregular, en forma de dientes de sierra. Los pacientes en estos centros crecían un día y disminuían al siguiente, aunque la ocupación de críticos seguía siendo alta: por encima del 25% que el semáforo covid aprobado por el Consejo Interterritorial calificaba como riesgo muy alto. Esa tregua ya se ha acabado. Tras días con los pacientes covid en UCI basculando entre los 400 y los 430, el pasado 4 de abril la cifra escaló rápidamente hasta los 441, llegando el 5 a los 448 enfermos. En cuanto a hospitalizados, el panorama es similar: días entre los 1500 y 1600 pacientes para escalar hasta los 1900 el pasado lunes.
"Estamos empezando a ver más ingresos. El aumento no está siendo al ritmo de la tercera ola, pero el empezar otra vez a subir nos coge en una situación de más ocupación", explica Carlos Venayas, especialista en Medicina Intensiva del Hospital de Fuenlabrada. El médico señala dos datos clave: las comunidades ofrecen al Ministerio el porcentaje de ocupación covid de las UCI con respecto al total de las camas, no con respecto a las que habitualmente están destinados a críticos. El porcentaje de ocupación que algunos de estos facultativos denominan "real" bascula entre el 80% y el 90%. Por otro lado, como se puede comprobar en los gráficos que habitualmente comparten los profesionales de los hospitales madrileños en la cuenta de Twitter COVID19 MADRID, los ingresados en UCI actuales son similares a lo más duro de la segunda ola. Cada repunte cabalga sobre el anterior, fruto de la laxitud de las medidas del Gobierno autonómico, apuntan los epidemiólogos. "Esto se está haciendo muy largo", lamentan los sanitarios.
Todo indica que no se trata de una subida puntual, sino que se mantendrá al menos durante todo el mes de abril. Cada vez cuesta más descongestionar las UCI: con los mayores de residencias y los que tienen más de 80 años inmunizados total o parcialmente, son las personas de entre 50 y 80, sobre todo si sufren comorbilidades, las que suelen protagonizar unos ingresos que, de media, duran 20 días. La lucha para evitar el fallecimiento de estos pacientes es dura. "Disminuirá la letalidad, porque habrá muchas personas ancianas que vacunadas ahora no van a tener covid grave. Pero la mayor parte de los pacientes que ingresan en la UCI todavía no están vacunados". Solo el 6,1% de los madrileños de entre 70 y 79 años han recibido la primera dosis, un porcentaje que sube al 17,6% en el caso del tramo etario de 60 a 69 años.
Mientras que los contagios de los mayores de 80 se mantienen estables, están al alza clara los que más ocupan las UCI: de entre 60 a 80 años. Por otro lado, la tasa de positividad (casos detectados con respecto al total de pruebas que se realizan) ha repuntado en más de un punto la semana pasada tras un periodo de estabilidad a pesar del crecimiento de la incidencia, lo que suele anticipar más contagios en las próximas semanas.
La fatiga y la exasperación entre los trabajadores sanitarios madrileños es evidente. "Todo lo que tiene que ver con cansancio acumulado está ahí. Suma y sigue... van pasando los meses y esto no se acaba", lamenta Venayas, quien a pesar de todo comparte la percepción de muchos especialistas: la cuarta ola no será tan explosiva como la tercera o la segunda, ni mucho menos como la primera. La vacunación avanza y muchas personas son inmunes, también por haber pasado la enfermedad en los meses anteriores. Pero la variante británica, más contagiosa y prevalente en la mayoría de comunidades, preocupa. "Hay mucho contagio familiar, de hijos que se lo pegan a sus padres", explica Sandra Vega, enfermera del Hospital Gregorio Marañón.
En su centro sufren "un repunte desde el anterior puente", asegura la profesional sanitaria. "Nuestra UCI no ha dejado de tener covid desde hace un año, pero siempre bajaban". Entre la tercera ola y la cuarta, asegura, ha costado más que los pacientes salieran adelante. Ahora, todas las camas de la llamada "UCI limpia", sin esta enfermedad, están llenas, lo que dificulta la atención plena a todos los pacientes. Las palabras de Vega son de resignación: "Llevas un año así y te vas acostumbrando. Psicológicamente te cansas, porque no ves fin a esto. He pasado a no dormir, a escuchar todos los ruidos del vecino que antes no escuchabas. Y entre mis compañeros, quien no toma Lexatin toda Diazepam".