eldiarionorte.es: Exclusión social, sanidad pública y mujer. Para la Organización No Gubernamental Médicos del Mundo Navarra, estos son tres de los temas básicos de sus campañas, y su portavoz asegura que están más ligados de lo que parece. Por la falta de recursos para combatir el peligro de exclusión, los recortes sanitarios y el hecho de que las mujeres son, precisamente, las más discriminadas dentro de la discriminación. La presidenta (desde el pasado mes de octubre) del colectivo, Yolanda Rodríguez, describe la situación de necesidad que se detecta en Navarra, tira de las orejas a la Administración por sus excusas y confía en que este panorama no se solucione, simplemente, con una mejoría económica, sino con un cambio de modelo.
Médicos del Mundo es uno de los colectivos que integran la Red Navarra de Lucha contra la Pobreza, que la semana pasada recibió del Parlamento un reconocimiento por sus veinte años de trabajo. ¿No es contradictorio que desde las instituciones se reconozca una labor social que deberían atender ellas mismas?
Todas las organizaciones que trabajan en inclusión social y cooperación llevamos montones de años dándole un tirón de orejas a las instituciones porque son ellas las que tienen la obligación, efectivamente, de velar por los derechos de la ciudadanía, y las asociaciones seguiremos dando la lata con ello.
¿Entre el movimiento asociativo no hay hartazgo por repetir siempre ese mensaje: que se recorta ahí donde no se debe?
Estoy segura de que no nos vamos a cansar. Hasta que no consigamos que se cumpla todo lo que se acuerda y que tanto la ciudadanía en el mundo occidental como en los países empobrecidos tenga un nivel de vida digno, no pararemos. Nunca.
¿Las ONG no deberían apostar por un modelo que no dependiera tanto de los fondos públicos?
Muchas asociaciones no queremos depender de las instituciones ya no solo por una cuestión económica, sino también por coherencia. Lo ideal es que haya un 70% de dinero ingresado por parte de las personas socias y un 30% de las subvenciones públicas, pero en un momento como el actual, la base social no es tan fuerte. Hay mucha gente que queriendo, no puede aportar. Aunque es verdad que, en momentos de mayor necesidad, despierta la solidaridad de la gente, ya no solo aportando dinero, sino también su trabajo.
¿Se puede ser crítico con unas instituciones de las que dependes?
Sí. Médicos del Mundo no dejará de hacer incidencia política ni de denunciar situaciones, aunque en ello se nos vaya esa financiación pública.
¿Hay actuaciones correctas de las instituciones navarras?
Sí. Por ejemplo, se ha logrado el acuerdo con el Gobierno de Navarra en el protocolo para coordinar a todas las instituciones que tienen que ver con la mutilación genital femenina. Este es un caso de buenas prácticas.
Cáritas, por ejemplo, presentó la semana pasada los datos de exclusión social en Navarra, y habla de que el 17,3% de la ciudadanía navarra está afectada por esta situación. ¿Cuál es su impresión?
Los datos de los estudios son impresionantes. Quizá en Navarra nos pasa aquello de que vivimos mejor que en otras partes del Estado, pero también a pie de calle escuchas a la gente, y notas que ven cosas que antes no veían. Hablamos de necesidades tremendas y muy básicas, desde albergues para personas sin hogar a comedores sociales. Pero no se trata solo de paliar ahora mismo estas necesidades, sino también de plantearnos el sistema para que esto no vuelva a pasar.
Quería preguntarle por la sanidad. Médicos del Mundo ha sido muy crítico con la gestión del Servicio Navarro de Salud, por ejemplo al denunciar que se ha intentado facturar atenciones a personas inmigrantes en situación irregular. ¿Esta situación se habría producido sin la crisis?
No creo que no haya dinero, sino que se trata de una cuestión política. Es una práctica con un efecto disuasorio. En realidad, no tienen intención de cobrarlo, sino de dar un mensaje: No vuelvas. Ni tú ni tus conocidos.
¿Qué debe tener claro una persona sin tarjeta sanitaria al acudir a un centro de salud?
Aquí en Navarra tienen derecho a acudir al médico. Cualquier persona, independientemente de su situación administrativa, puede tener tarjeta sanitaria si tiene el padrón.
Entonces, intentar cobrar a inmigrantes por esta atención era, básicamente, un ‘si cuela, cuela’.
Aquí hemos detectado nueve casos en 2014, y es clave que esas personas acudan a organizaciones que puedan asesorarles, pero claro que puede generar duda. No sabemos si ha habido gente que ha pagado, esto puede ser solo la punta del iceberg.
Este tema de la atención sanitaria para todos está recurrido por el Gobierno Foral en los tribunales (para regirse por la normativa estatal, que impide esta atención a personas en situación irregular) y, mientras se estudie, se sigue prestando esta asistencia sanitaria. ¿Tiene esperanza en que esta situación se mantenga de forma definitiva?
Bueno, están las elecciones a la vuelta de la esquina, y el Parlamento ha expresado claramente que quiere otro modelo. Lo que defienden es un sistema público y de calidad. Y, para nosotros, es el único modelo posible.
¿Cuál es su valoración del Servicio Navarro de Salud? ¿Se apuesta por la privatización?
Mi opinión es que se fomentan los defectos del sistema público para decir que lo privado es mejor. Al cerrar plantas, reducir personal y no contratar sustituciones para ahorrar… Por eso recientemente hemos impulsado la campaña Sanichollo, que intenta poner en evidencia que la sanidad no tiene precio. Tenemos profesionales de calidad y buenos centros sanitarios públicos, pero se está intentando desmantelar el sistema.
¿Los responsables de lo público no confían en lo público?
Prefieren el modelo privado porque hay competencia, porque se reducen precios… Pero no es verdad que sea mejor que el sistema público.
Dentro de la exclusión, las más excluidas son las mujeres. La pobreza, la desigualdad y la violencia tienen rostro de mujer
Muchos proyectos de Médicos del Mundo están vinculados, además de a la sanidad, a la mujer. ¿Por qué?
Porque, dentro de la exclusión, las más excluidas son las mujeres. La pobreza, la desigualdad y la violencia tienen rostro de mujer. Por eso esa unión de nuestros proyectos con las mujeres no es casual.
Esta semana se ha celebrado el Día Internacional contra la violencia contra las mujeres. ¿Este tipo de jornadas son efectivas?
Una jornada como esta sirve para poner el foco en las violencias que padecemos las mujeres. Aquí, por ejemplo, me ha gustado la campaña de este año del Gobierno de Navarra, que reivindica que la violencia no son solo golpes. Porque solemos poner el foco en los feminicidios, pero también hay una violencia invisible, que está normalizada y no la escuchas. Como la psicológica, la económica, la ejercida por las instituciones [menciona la reforma de la Ley del Aborto pretendida por el PP], o la de la publicidad.