EL PAÍS: El oncólogo Alfredo Carrato celebró la semana pasada el 13º simposio sobre Abordaje Multidisciplinar del Cáncer que dirige. Es, además, jefe de Oncología del hospital Ramón y Cajal de Madrid y ha sido presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica. Desde estos puestos, tiene una visión completa del complejo mundo de los avances del cáncer. Un entorno en el que los nuevos tratamientos (las inmunoterapias y los fármacos biológicos dirigidos a pacientes con mutaciones o proteínas específicas) no deben hacer olvidar lo que ya se usaba y que ha conseguido que más del 50% de los tumores se curen: la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia. "Algo tan complejo como el cáncer no se va a curar con una sola cosa", afirma. De ahí que hable continuamente del abordaje multidisciplinar del cáncer.
Subyacente a tanto avance, Carrato admite que el sistema sanitario en general, y la atención oncológica en particular, se enfrentan a un problema: su financiación. Los fármacos biológicos son mucho más caros de obtener que las quimioterapias tradicionales. Unos se producen en cultivos de células o bacterias, y los segundos se fabrican, por así decirlo, en tubos de ensayo. Y la situación "va a mejorar desde el punto de vista de los pacientes", pero aumentando la amenaza financiera del sistema: "Solo en Estados Unidos hay 40 medicamentos oncológicos pendientes de aprobación"; afirma.
El segundo es fomentar "una cultura del mecenazgo como la que financia muchas innovaciones en los países anglosajones". La reciente donación de equipos por más de 320 millones realizada por Amancio Ortega, dueño del imperio Inditex, es una excepción en España. "Aquí, si donas 1.000 euros, te desgravas unos 300; en Estados Unidos o Reino Unido, se llega a más de 600", pone como ejemplo.
También espera que la llegada de los biosimilares (la versiones baratas de los medicamentos biológicos, parecido a la relación entre medicamentos de marca y genéricos) bajen los precios.
Otro aspecto es buscar nuevos mecanismos de financiación. Carrato defiende el modelo alemán en este sentido. Ahí, "sí se maneja el big data", dice, y "al año se sabe si de verdad el efecto del nuevo medicamento es el que decía el laboratorio en los ensayos", de manera que si la realidad responde al 100% con lo que se prometía, se abona el precio íntegro, pero si solo lo cumple al 80%, se rebaja el 20% restante.
El programa del simposio, en el que se presentaron "novedades en técnicas y tratamientos" y en sus combinaciones, indica Carrato, es un claro ejemplo de la ebullición que vive el mundo de la oncología: 38 presentaciones en dos días que son "actualizaciones, puestas a punto, nuevas maneras y estrategias" de abordar los tumores más frecuentes –mama, colon, próstata y pulmón– y algunos no tan habituales, como el melanoma metastásico, que están muy presentes porque es donde las inmunoterapias (actuar sobre el sistema inmunitario para que se encargue de eliminar las células tumorales) han tenido sus primeros éxitos.
Son trabajos en los que "en mucho han participado investigadores españoles, y muchas han sido novedades no aprobadas aún en España", dice el oncólogo, que pide un esfuerzo más: que se recopile toda la información, el llamado big data. En España solo se tiene registro parcial de los diagnósticos de cáncer y de las muertes. En Alemania, se conoce toda la historia clínica, lo que ha tomado el afectado. "Faltan todos los datos clínicos. Estamos perdiendo mucha información útil", critica Carrato. Justo lo que el proyecto Moonshot de EE UU quiere reunir.