La sanidad española sale del "top ten" mundial

PÚBLICO: El estudio anual de The Lancet evalúa el estado de salud de la atención sanitaria de 195 naciones a partir de la comparación de 32 parámetros o indicadores que determinan hasta 32 causas de fallecimiento. Todas ellas, con avances médico-científicos en poder de la gestión de la Sanidad de un país para que sean calificadas de enfermedades curables.


Eso sí, con un adecuado servicio médico. Desde la tuberculosis al tétano o el amplio abanico de dolencias cancerígenas, en sus distintos niveles de gravedad. En su edición de 2018, maneja datos de 2016. Y España, que se había instalado cómodamente en el top-ten, ha descendido diez puestos respecto al análisis del año precedente. La valoración de los expertos de The Lancet otorgan a España 92 puntos, justo por delante de Francia y Grecia. Pero superados, en esta ocasión por los sistemas públicos de salud de Italia o Andorra. El informe publicado por la revista se hace eco de las conclusiones que extraen los expertos del Global Burden of Disease, cuya calificación oscila entre cero y cien.

Islandia encabeza el ranking sobre calidad y accesibilidad a los servicios de salud. Esta es la lista de los cinco primeros.

1. Islandia: 97,1 puntos.
2. Noruega: 96,6.
3. Holanda: 96,1.
4. Luxemburgo: 96.
5. Finlandia: 95,9.
6. Australia: 95,9.1. 

Y los cinco que cierran la clasificación.

1. República Centroafricana: 18,6.
2. Somalia: 19.
3. Guinea-Bissau: 23,4.
4. Chad: 25,4.
5. Afganistán: 25,9.

El estudio que evalúa, por primera vez desde 2000, en su primera entrega, los modelos sanitarios de Brasil, China, Reino Unido, India, Japón, México y EEUU, revela el salto cualitativo global, ya que la puntuación media ha pasado de 42,4 a 54,4 desde el comienzo del actual milenio. Aunque la brecha entre los más avanzados y los más rezagados no se ha reducido. Sigue siendo de 78,5 puntos. En general -dice- hay mejores servicios de acceso y calidad sanitaria en las naciones del África Subsahariana y el Sudeste Asiático, con Etiopia, Ruanda, Guinea Ecuatorial, Myanmar y Camboya liderando los progresos en esta materia. Frente al estancamiento en EEUU o entre los países de América Latina que, o se han estancado en su evolución o, incluso, han visto mermada sus modelos sanitarios. China e India, en cambio, son los que más disparidad registran entre atención y calidad con 43,5 y 30,8 puntos de diferencia, respectivamente. Japón, por contra, es el que más adecúa ambos estándares: apenas 4,8 puntos.

India, con una valoración de 41,2 queda fuera de los cien primeros, en el puesto 145. Mientras China se sitúa en el puesto 48 después de años de constantes progresos, destaca por la variedad de la calidad sanitaria, según las provincias: desde una nota de 91,5 de Pekín, hasta un 48 en El Tibet. Sri Lanka, en el 71, Bangladesh en el 133 o Buthan en el 144 no acaban de despegar en este diagnóstico. Al igual que Nepal (149) o Pakistán (154). Brasil ocupa el puesto 96 y el informe destaca las desigualdades entre estados.

De Reino Unido (23) incide en los altos estándares de su sanidad de atención primaria que contrasta con los más modestos de ciertas especialidades médicas. Japón (12), en cambio, es ejemplo de homogeneidad geográfica. México (91) posee un déficit claro en los estados del sur, como Nuevo León o Chiapas. EEUU (29), con carencias en su análisis porque no contempla variaciones entre la atención primaria y secundaria, obtiene las mejores calificaciones en Massachussets y los peores en el Estado de Mississippi.

Sobre España, los cuidados más preocupantes son los que tratan el cáncer de piel, de útero y el testicular. El primero logra una puntuación de 57, el segundo, de 60 y el tercero, de 79. Obtienen la máxima calificación los tratamientos de tétanos, diabetes, apendicitis o hernias. El informe se hace eco, además, de varios análisis internacionales (de Naciones Unidas, de abril de este año; de la Comisión Europea en 2017 y de Amnistía Internacional, también de la pasada primavera) en los que pasan revista al impacto de los recortes presupuestarios en el área de Sanidad.

Todos ellos -corroboran los expertos de Global Burden of Disease- “apuntan a un deterioro tanto en la accesibilidad como en la viabilidad del sistema de salud español”. En 2010, las listas de espera medias eran de 65 días; en 2016, de 115. Resultado directo del decreto que el Gobierno de Rajoy aprobó con las medidas de austeridad en este terreno y que entró en vigor en septiembre de 2012 y por el que los inmigrantes indocumentados quedaban excluidos de los cuidados básicos, así como de la atención prenatal y pediátrica. También destaca que los gastos ajenos a la Sanidad Pública -es decir, los que los españoles emplean para diagnósticos o tratamientos privados- se elevaron hasta el 24% del total de la partida asignada al modelo estatal en 2015. Nueve puntos por encima del promedio de la UE. El informe reclama sin tapujos la remodelación del decreto y el restablecimiento de los derechos sanitarios para el conjunto de residentes en el país.

Sin embargo, antes de emprender esta contrarreforma, el Gobierno de Pedro Sánchez tiene un escollo notable. El presupuesto en discusión parlamentaria, herencia de su antecesor en el cargo y que ha prometido asumir, mantiene un gasto público del 40,5% del PIB, la cota más baja desde 2007. Por si fuera poco, el programa económico contempla un descenso conjunto en Educación y Sanidad que será del 9,4% del PIB en 2021. Un recorte de siete décimas en cuatro años. Hasta situarlo en un nivel desconocido desde 2003. En otras palabras: el esfuerzo financiero de España para asumir los gastos en Sanidad será cada año menor. Pese a que, en 2017, cayó hasta el 6% y se reducirá todavía más, hasta el 5,6%, en 2021- Lejos del 6,8% de 2009, último ejercicio con un desarrollo presupuestario completo del Gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero. A pesar del envejecimiento de la sociedad española, que demandará cada vez más servicios sanitarios. 


 

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