PÚBLICO: El próximo 28M es muy importante para el País Valencià. No únicamente porque socialistas y populares han escogido el territorio valenciano para medir el equilibrio de fuerzas de cara a las generales del fin de año, sino porque están en juego los dos modelos de gestión: el que apuesta por la gestión pública de los servicios o el de la gestión público-privada de los mismos. Este ejemplo arrancó en el País Valencià a finales del siglo pasado con la construcción del Hospital de Alzira, el primer hospital público, de gestión privada, cuya reversión a la sanidad pública se produjo hace cinco años y casi dos meses, por parte del primer Botànic.
Ese modelo de hospitales públicos de gestión privada, conocidos como 'modelo Alzira' dio la vuelta por todo el Estado y se convirtió en un emblema de la gestión del PP valenciano al frente del Consell de la Generalitat, llegando a crearse una red de cinco hospitales con este modelo: Alzira, Torrevieja, Dénia, Manises y Elche-Vinalopó.
Todos ellos estaban gestionados por una empresa creada por personas afines a los populares, Ribera Salud, que arrancó para la gestión del de Alzira y que su modelo se ha extendido a otras comunidades autónomas como Madrid, donde gestionan el Hospital de Torrejón, y que también cuentan con hospitales en Galicia, Murcia y Extremadura, además de otros en Portugal. En todos los casos, a posteriori de su extensión por el País Valencià.
Desde hace unos años, la sociedad ha pasado a manos extranjeras, al grupo americano afincado en Miami, Centene, que controla el 90% de las acciones, mientras que el 10% restante es propiedad del Banco de Sabadell, aunque su presidente continúa siendo su fundador, Alberto de Rosa, una familia muy vinculada al PP, cuyo hermano, Fernando, es senador, y anteriormente fue vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
De los cinco hospitales públicos gestionados por Ribera Salud, los dos primeros, Alzira y Torrevieja, ya han sido revertidos al sistema de gestión pública en estos años de Botànic coincidiendo con el fin de la concesión inicial, mientras que los tres restantes están en camino. El siguiente será el Hospital de Dénia, que volverá a la gestión pública a finales de enero del próximo año. Ya se ha iniciado el proceso de reversión.
De hecho, se intentó rescatar este hospital antes, aprovechando una crisis entre los accionistas del mismo, la propia empresa Ribera Salud y la compañía DKV, que trató de vender su participación. Entonces, la Generalitat trató de rescatarlo, pero las condiciones económicas fueron excesivas. La crisis de la gestión acabó con la compra de todas las acciones por Ribera Salud. Después de esta situación, la Generalitat ha optado por esperar al final de las concesiones.
De esta manera, tras Dénia, el siguiente será el Hospital de Manises, gestionado por Ribera Salud junto a Sanitas, cuya concesión también caduca el próximo año, el 7 de mayo de 2024, donde ya se ha empezado el proceso de reversión de la gestión. El último hospital del 'modelo Alzira' será el hospital Elche-Vinalopó, que continuará con la gestión público-privada hasta el año 2025, fecha en la que se terminaría con el proceso de reversión iniciado en 1999.
Por este motivo, en estas elecciones valencianas del 28M la gestión de los servicios públicos ha vuelto al primer plano. Desde los dos partidos de derecha, el PP y Vox, se vuelve a plantear la vuelta al viejo modelo. Y ambos partidos plantean en un primer paso frenar las reversiones en marcha, tal y como anunció el propio presidente del PP y candidato a la Generalitat, Carlos Mazón, en Torrevieja.
Desde la empresa Ribera Salud se han puesto varios recursos contra las reversiones ejecutadas con el objetivo de dejar el tema abierto a una posible vuelta atrás del proceso. Desde la Generalitat, se explica que se ha optado por esperar a la finalización del proceso porque "era lo más sencillo" y "lo menos costoso" para las arcas de la Generalitat, y permitía dar más garantías jurídicas al proceso.
Por el contrario, en los programas electorales de ambos partidos se apuesta por la gestión privada, argumentando que "la gestión de ambos hospitales está siendo mucho peor que antes, aumentando listas de espera y las condiciones de los profesionales". En el caso de Torrevieja, desde el PP, se asegura que "los nuevos equipos directivos han fracasado y se han producido varios relevos".
Mientras las reversiones de los hospitales públicos de gestión privada se van produciendo en base a la caducidad de las concesiones, desde la Conselleria de Sanidad se ha apostado por reforzar la red pública y acabar con otras concesiones parciales.
Así, a lo largo de estos años se han invertido más de 468 millones en las ampliaciones de varios hospitales públicos de referencia como los de Orihuela, Marina Baixa de La Vila-Joiosa, Alacant y el Hospital Clínic de València, que duplicará camas. Además, se han planificado dos nuevos hospitales, todavía en proyecto: el futuro hospital de Castelló y el nuevo Hospital Arnau de Vilanova en Paterna, que sustituirá al actual ubicado en València, que en un futuro pasará a ser hospital de crónicos con habitaciones individuales.
A ellos, hay que añadir un tercer hospital, el de Ontinyent, a punto de inaugurarse, cuyas obras ya están acabadas, y en el que ya están funcionando la parte de consultas externas. En los próximos días se pondrá en marcha, pero sin inauguración oficial debido a la coincidencia con el periodo electoral.
Además, desde la Generalitat apuntan a Público que la inversión en la sanidad pública en los ocho años del Botànic "ha sido espectacular", pues, se han contratado 15.137 sanitarios más que en 2015, y los 468 millones invertidos en ampliaciones o nuevos hospitales "suponen 36 veces más que lo invertido en 2015". Además, recuerdan que el País Valencià fue la primera comunidad autónoma que acabó con el copago sanitario, y que se ha cubierto el coste de todos los tratamientos de Hepatitis C, que afectó a 17.500 valencianos.