EL PAÍS: La crisis y los recortes ya están afectando al acceso de la salud de los ciudadanos. Lo denunció ayer la OCDE, que, para llegar a esta conclusión, pone el foco tanto en la reducción en la oferta de servicios sanitarios como en el incremento de los copagos. El informe Panorama de la sanidad 2013 que hizo público la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), que agrupa a 34 de los países más industrializados del mundo, también alerta de los “serios riesgos” de que haya grupos de población, especialmente entre las personas con menos ingresos, que renuncien a los cuidados que necesitan, ya sea a medicación o a los controles de las enfermedades crónicas que padecen, ante la reducción de los servicios financiados con fondos públicos. “Ello podría tener efectos para la salud a largo plazo y consecuencias económicas para los más vulnerables”, destaca la OCDE, al tratarse de una población mucho más sensible a los copagos.
El informe pone como ejemplo de dificultad al acceso a la atención sanitaria el incremento que se ha dado en las listas de espera quirúrgicas en España, así como en Portugal, Inglaterra e Irlanda, donde “después de años de mejora, los tiempos de espera para algunas enfermedades muestran un incremento”. En el caso de España y Portugal, alerta de cómo la demora mejoró y se redujo entre los años 2006 y 2010, pero ha ido aumentando a partir de entonces. De hecho, las últimas cifras difundidas por el Ministerio de Sanidad, correspondientes a principios de año, reflejaron cifras que batieron récords: 571.395 personas aguardaban pasar por el quirófano. El incremento del tiempo medio de espera también superó marcas: de 76 días a mitad de 2012 pasó a los 100.
La OCDE pone el ejemplo de la espera en las operaciones de cataratas y de prótesis de cadera. Mientras el año pasado en Holanda el plazo era de 30 y 45 días en cada intervención, en España este periodo de tiempo se alargaba por encima de los 90 y 125 días.
Tomando como referencia dos de los principales aspectos a los que alude la OCDE en referencia a los recortes: la reducción en la oferta de servicios sanitarios y el incremento de los copagos, el escenario que dibuja este organismo tiene un claro reflejo en España. En la primera categoría, la reducción de la oferta, se dan medidas como la revisión de la cartera de servicios que se está llevando a cabo, la disminución de personal sanitario por la falta de reposición de las bajas o las jubilaciones —y los efectos que tiene en la asistencia—, la exclusión sanitaria de los inmigrantes en situación irregular o el cierre de centros de salud en horario de tardes o de urgencias continuadas.
En el caso de los copagos también se han dado pasos: la aportación por parte de los jubilados que se introdujo el año pasado, así como el incremento de los tramos de la población activa para adquirir fármacos o los fallidos intentos de introducir la tasa de un euro por receta.
“Los recortes están limitando la asistencia sanitaria en España”, sostiene Ildefonso Hernández, presidente de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria. “Las señales que nos llegan como el aumento de las listas de espera, problemas de acceso en inmigrantes o por el copago indican que a medio plazo pueden darse problemas de salud si no hay un esfuerzo dirigido a proteger la asistencia entre los más vulnerables”, añade.
Salvador Peiró, del Centro de Investigación en Salud Pública de Valencia, es más cauto. “Aún no sabemos el impacto real de los recortes”, comenta, aunque admite que es “peligroso” tomar medidas indiscriminadas como el copago farmacéutico y que las listas de espera han aumentado significativamente.