Hay que remontarse a 1984 para encontrar los primeros intentos por revertir la excesiva tecnocratización del sistema de salud español. Fue en una fecha tan temprana cuando el antiguo Insalud arbitró un Plan de Humanización de la Asistencia Hospitalaria que se diluyó tras la descentralización de las competencias en materia de sanidad.
El próximo 30 de junio Madrid estrenará su plan de humanización |
A las comunidades autónomas les ha costado décadas elaborar sus propios programas al respecto, pero en el último año algunas consejerías de sanidad han puesto el foco en la humanización, convirtiéndola en uno de los pilares básicos de su actuación. Tras las pasadas elecciones autonómicas, gobiernos a izquierda y derecha del espectro político dieron un paso al frente, creando estructuras administrativas específicas para promocionar estas estrategias.
El Gobierno de la Comunidad de Madrid, presidido por Cristina Cifuentes (PP), fue el primero en crear una Dirección General de Atención al Ciudadano y Humanización de la Asistencia Sanitaria, constituida el verano de 2015 bajo la dirección de Julio Zarco. Además, el próximo 30 de junio, la Consejería planea publicar su plan estratégico de humanización de la Sanidad, basado, según expresó el consejero Jesús Sánchez Martos, en el “principio de que el paciente no está encarcelado, sino ingresado”.
Julio Zarco, director general de Coordinación de la Atención al Ciudadano y Humanización de la Asistencia Sanitaria de Madrid. (CAM) |
Una de las primeras medidas del departamento que dirige Zarco ha sido la creación de un índice para medir la humanización de los hospitales regionales, que tendrá un impacto en los contratos de gestión y en los presupuestos de los mismos. “Cuando hay alguien que hace las cosas bien se debe poner en valor, para que de esta manera arrastre a aquellos que todavía tienen margen de mejora”, aseguró en declaraciones a Redacción Médica.
En concreto, la sanidad madrileña ha puesto el foco en humanizar el principio y el final de la vida, la atención de ciertos colectivos de pacientes (como los oncológicos) y la mejora del trato en algunas de las unidades más tecnificadas, como son los cuidados intensivos, las urgencias o los departamentos de salud mental.
EL PACIENTE antes que la enfermedad |
Podría parecer que la humanización es un tema novedoso, pero lo cierto es que fue una preocupación fundamental de muchos de los grandes médicos de la historia. El doctor William Osler (Ontario, 1849), considerado el padre de la medicina moderna, fue el primero en elaborar un programa de residencia para la formación de los médicos especialistas que sacó a los estudiantes del aula para introducirlos en la formación clínica real. Osler tenía claro que la ciencia biomédica, basada en la evidencia, debía ser el principio rector de la asistencia, pero también dejó escrito algo que muchos de sus discípulos han olvidado: “Es mucho más importante saber qué clase de paciente tiene una enfermedad que la clase de enfermedad que tiene un paciente”.
Como atestigua la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su Informe sobre la salud en el mundo, “el insuficiente reconocimiento de la dimensión humana de la salud y de la necesidad de adaptar las intervenciones de los servicios de salud a las peculiaridades de cada comunidad y situación individual son fallos importantes de la atención de salud contemporánea que no sólo generan inequidad y resultados sociales mediocres, sino que también limitan el rendimiento en forma de resultados sanitarios que deberían arrojar las inversiones en salud”.
Rodrigo Gutierrez, director general de Calidad y Humanización de la Asistencia Sanitaria de Castilla-La Mancha. (CLM) |
Son estas recomendaciones de la OMS las que han inspirado la estrategia de Castilla-La Mancha, que cuenta también con su propia Dirección General de Calidad y Humanización en la Asistencia Sanitaria, que nació solo unas semanas después de su homóloga madrileña por iniciativa del Gobierno que preside Emilio García-Page (PSOE). Su responsable, Rodrigo Gutiérrez, ha insistido en la necesidad de recuperar los principios de beneficencia, respeto, amabilidad, justicia, equidad, integridad y prudencia, que deben ser una constante en la práctica clínica y que, por desgracia, se han perdido en muchos casos “debido a la masificación asistencial, la tecnificación y a la organización del propio sistema”.
El programa estrella del departamento que dirige Gutiérrez es el plan Dignifica, que de momento se está aplicando para dar respuesta a los colapsos que se sufren periódicamente en los servicios de Urgencias hospitalarias pero que pretende ir mucho más allá, promocionando una asistencia sanitaria digna “desde el respeto, la calidez y la intimidad de las personas y reconociendo el derecho del paciente a realizar sus propias elecciones médicas”.
un esfuerzo con muchas implicaciones |
En opinión de José Carlos Bermejo, director general del Centro de Humanización de la Salud y autor de Humanizar la asistencia sanitaria. Aproximación al concepto (Desclée De Brouwer), todas estas iniciativas, que transcienden a los planes autonómicos de humanización, “son muy buenas”, pues permiten incidir en aspectos particulares como son los cuidados intensivos, la atención al duelo, al final de la vida, a las actitudes profesionales, etc.
“Habla bien de los líderes la creación de estas instancias” |
Bermejo es optimista, aunque considera que “se hará poco” si no se invierte desde el punto de vista económico: “Un posible riesgo es que se quede en una declaración de intenciones o un lema que reclama un aspecto muy importante del mundo de la salud. Aunque, sin duda, habla bien de los líderes la creación de estas instancias en la Administración”.
Tal como ha explicado el especialista a Responsailidad Sociosanitaria, la humanización de la asistencia sanitaria tiene muchas implicaciones, y todas ellas tienen un impacto importante en la vida de las personas: desde la universalidad del acceso a la protección sanitaria, a la adecuación de las infraestructuras prestadoras de servicios de salud, a la cultura paliativa, a las actitudes de los profesionales en la relación clínica, a la debida consideración de las enfermedades raras, al manejo del mundo de los trasplantes, a las listas de espera, a la cartera de servicios…
Parece claro, como señala Bermejo, que estamos asistiendo a una creciente conciencia de que una tecnocracia excesiva de la asistencia sanitaria puede llevarnos a lugares no deseados, “por lo que hay que rescatar el arte del cuidado a los enfermos, la dimensión preventiva, la importancia de la relación interpersonal y de las competencias blandas en las relaciones profesionales”. Pero teniendo en cuenta que la humanización es un concepto muy amplio, ¿qué aspectos deben priorizar las administraciones?
La humanización de la asistencia sanitaria, según Julio Zarco. (Redacción Médica) |
contra la masificación |
El Centro de Humanización de la Salud elaboró entre 2006 y 2010 una encuesta que arroja algunas pistas. Los madrileños que participaron en el estudio aseguraban que lo que más les preocupaba como indicador de deshumanización eran las listas de espera, la masificación y la cantidad de profesionales, y dieron prioridad a los factores asociados al trato profesional más que a las cuestiones institucionales o relativas al Centro.
Encarna Guillén. (CARM) |
La última comunidad en sumarse al carro de la humanización fue la Región de Murcia. La nueva consejera de Sanidad, Encarna Guillén, constituyó en septiembre de 2015 una Subdirección General de Humanización de la Asistencia, dependiente de la Dirección General de Asistencia Sanitaria y encabezada por Mª Isabel Santos. Sus líneas de trabajo se centran, por el momento, en estas prioridades que apuntaba Bermejo, como son impulsar la igualdad de acceso y uso de los servicios sanitarios, garantizar la atención en el menor tiempo posible y el acceso del paciente a la documentación de su historia clínica.
No cabe duda de que la asistencia sanitaria se encuentra en una encrucijada. Como apuntó Julio Zarco en el V Encuentro Global de Altos Cargos de la Administración Sanitaria, con el objetivo de realizar su labor del modo más profesional posible los médicos han tendido a “cosificar a los pacientes”, lo que, con el tiempo, ha creado un entorno demasiado despersonalizado, que no hace ningún bien a estos.
La clave, parece claro, reside en encontrar el balance adecuado entre un cuidado médico excelente, basado en la evidencia, y un trato humano que garantice el bienestar de los pacientes. Estos dos abordajes de la asistencia sanitaria no son excluyentes y, a la vista está, deben ser complementarios.