La falta de sanitarios en verano causa hacinamientos en las urgencias madrileñas

EL PAÍS: Madrid es una ciudad medio vacía en agosto, pero las salas de urgencias de varios hospitales están a reventar. La escasez de sanitarios está causando hacinamientos, según imágenes publicadas esta semana en redes sociales por el sindicato Mats. Fotos y vídeos muestran camas con pacientes en los pasillos de urgencias de los hospitales Gregorio Marañón y Clínico San Carlos. En la sala de entrada de este hospital se encuentran habitualmente un mínimo de 45 pacientes a pesar de que su capacidad máxima es de 30. Los enfermos esperan en algunos casos hasta tres días a que haya disponible una cama de planta.


El tapón en urgencias no se debe a que falten camas en planta. Las hay, pero se encuentran en habitaciones cerradas bajo llave, deshabilitadas por la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid durante los meses de verano, mientras los sanitarios toman sus vacaciones sin que haya suplentes para reemplazarlos. En grandes hospitales como La Paz o el 12 de Octubre hay plantas enteras que quedan vacías en julio y agosto.

“De seguir así, el colapso de urgencias está garantizado”, advierte un sanitario no identificado del Clínico San Carlos en un vídeo difundido el lunes por este sindicato.

Pacientes en camas en un pasillo de las Urgencias del Hospital Clínico San Carlos, en Madrid, en un vídeo difundido por el sindicato médico Mats.
Pacientes en camas en un pasillo de las Urgencias del Hospital Clínico San Carlos, en Madrid, en un vídeo difundido por el sindicato médico Mats.

Hace un mes, el primer hospital en tener problemas de hacinamientos fue el Infanta Sofía, en el municipio de San Sebastián de los Reyes (al norte de Madrid). Allí llegaron a tener 66 pacientes ingresados para un espacio habitual de 49 plazas y 38 más pendientes de una cama. Ahora, el desbordamiento se ha extendido.

El sindicato Mats culpa al gobierno regional por no haber contratado sustitutos como refuerzo antes del verano. Lo achacan a una política de austeridad que ha dejado a la sanidad pública en continua situación de necesidad durante año y medio de pandemia de coronavirus.

“Si contratas a gente con tiempo no vas a tener camas vacías”, critica Guillén del Barrio, portavoz de este sanitario. “Pero cuando mides cada euro que gastas pasan estas cosas”. Al final, la austeridad es más costosa que la previsión, añade del Barrio. “Estamos doblando turnos y la consejería tiene que pagar a precio de hora extra un servicio que podría hacerlo un suplente por un coste menor”.

La Comunidad de Madrid ha “cerrado” este verano 2.141 de las 13.748 camas de los hospitales públicos. Indirectamente, este cierre de camas, un 15%, da la idea de cuánto personal falta en los hospitales madrileños.

A pesar de las imágenes, una portavoz del consejero de Sanidad madrileño, Enrique Ruiz Escudero, asegura que “la asistencia a los pacientes en los hospitales de la Comunidad de Madrid se presta con normalidad”.

“De hecho, los ingresos por COVID-19 registran una tendencia descendente sostenida desde hace días”, agrega en una contestación escrita a este periódico este miércoles. “Conforme a la habitual menor presión asistencial que se produce en el periodo estival, el Servicio Madrileño de Salud (Sermas) ha diseñado un Plan de Contingencia de Verano para poder asumir las adecuaciones, pequeñas obras y tareas de mantenimiento que se efectúan en los hospitales en esta época, lo que coincide con las vacaciones del personal”.

En junio, la consejería anunció la renovación de miles de 11.000 contratos extraordinarios hechos el año anterior como refuerzo para luchar contra la pandemia, pero los sanitarios han denunciado que la cifra está inflada. Por ejemplo, especialistas del Hospital 12 de Octubre han reprochado al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso que el 80% de los contratos covid son a médicos que ya trabajaban en él.

Pacientes en camas de las Urgencias del Hospital Gregorio Marañón, en una imagen distribuida por el sindicato Mats.
Pacientes en camas de las Urgencias del Hospital Gregorio Marañón, en una imagen distribuida por el sindicato Mats.

El cierre de camas es un fenómeno que se da cada verano en toda España. El Sindicato de Enfermería SATSE ha denunciado que este verano se han cerrado más de 9.600 camas, 2.700 más que el pasado año, según informa el medio especializado ConSalud. También se han paralizado miles de consultas, pruebas diagnósticas e intervenciones quirúrgicas en los hospitales de nuestro país.

Las autoridades sanitarias argumentan que estos “redimensionamientos” tratan de adecuar la oferta asistencial a la demanda menor en verano. Pero los sanitarios responden que el período estival debería ser aprovechado para reducir las listas de espera, cada vez mayores. Este verano ha coincidido con la quinta ola de coronavirus y aunque las vacunas han contenido un boom de hospitalizaciones, el repunte en la demanda y las bajas de sanitarios han provocado los hacinamientos.

En Madrid, el número de pacientes hospitalizados por esta última onda llegó a un pico de 1.504 ingresados el lunes de la semana pasada. Este martes había 1.381 pacientes hospitalizados por el virus. Sin embargo, la presión en las UCIs no parece haber tocado techo y ha crecido ya hasta los 348 ingresados. La consejería de Sanidad asegura que dispone de medidas de elasticidad asistencial para adaptarse, en su caso, a un aumento de los pacientes con covid.

Otro hospital con sala de urgencias en problemas es el 12 de Octubre. Este centro que atiende a barrios del sur de la capital, es el que tiene el segundo mayor número de casos de ingresados por covid-19, solo por detrás del Zendal, el centro especializado en el virus. Según los datos de Mats, los hospitales que tienen un mayor número de camas “cerradas” son La Paz (374 de 1.256), Gregorio Marañón (222 de 1.222) y 12 de Octubre (254 de 1.196).

Consecuencias mortales

El tapón en las urgencias se suma a la saturación permanente de la atención primaria madrileña. Según el portavoz de Mats, ambos problemas están conectados. Muchos enfermos van directamente a urgencias del hospital porque saben que su centro de primaria está desbordado. Como informó recientemente este periódico, un centro ha llegado a tener a 77 pacientes citados para que los viera un médico en una sola mañana. Tampoco ayuda que las urgencias de atención primaria lleven un año y medio cerradas, desde el principio de la pandemia, cuando su personal fue redistribuido.

La saturación de la sanidad pública tiene consecuencias mortales. “A urgencias está llegando gente que llega comida por un tumor porque hace meses que no les ve un médico”, describe del Barrio.

La falta de camas lleva a priorizar a pacientes en función de requisitos que no tienen que ver con la gravedad de su patología. “Pacientes en situación crítica han debido esperar a ser ingresados por dar prioridad a otros pacientes que llevan esperando cama 48 horas”, dice una sanitaria en uno de los vídeos publicados en redes. “El hacinamiento también puede suponer un riesgo a la seguridad y salud de los pacientes porque los trabajadores deben asumir más tareas y el agotamiento físico y mental puede producir errores médicos”.

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