La destitución del gerente del SAS abre una brecha en la cúpula de Salud

 EL PAÍS: Que el relevo del gerente del Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha supuesto una repentina sacudida en el departamento que dirige María José Sánchez Rubio (PSOE) es ya un hecho. Lo que está por ver es el alcance del zarandeo. A la salida, difundida primero como dimisión y luego confirmada como destitución, de José Luis Gutiérrez, máximo responsable del SAS desde 2008, le siguió ayer la dimisión del gerente de los hospitales Virgen del Rocío y Macarena de Sevilla, Francisco Torrubia, que justificó su decisión en la necesidad de que se forme un nuevo equipo con la “complicidad necesaria”.


Nadie duda de que la renuncia de Torrubia es consecuencia de la marcha forzada de Gutiérrez, quien lo nombró gerente del Virgen del Rocío en 2009 y le amplió las funciones el año pasado al fusionar las direcciones de estos dos grandes hospitales. Los dos compartían, además, la apuesta por un modelo de gestión que, con el argumento de optimizar los recursos públicos, reorganizó los centros en unidades de gestión clínica, impulsó la convergencia entre los hospitales, redujo al mínimo las peonadas (las operaciones realizadas en horas extraordinarias y que los médicos cobran aparte) y obligó a los cargos intermedios a elegir entre la actividad privada y las responsabilidades en la pública.

Algunos sectores ven un cambio de modelo sanitario que niega la Consejería

Con estos y otros mimbres, la Consejería pilotada por María Jesús Montero (ahora consejera de Hacienda) se convirtió en un estandarte izado por los responsables de la Junta como modelo de defensa de los servicios públicos y contrapunto a la política sanitaria del PP. Pero Montero, Gutiérrez y sus directivos más afines también se granjearon la oposición de parte de los 95.000 profesionales del SAS, que cuestionan este modelo y lo vinculan con una pérdida de poder adquisitivo y aumento de la precariedad laboral.

De ahí que algunos estén interpretando la destitución de Gutiérrez como un viraje en el modelo sanitario de la etapa de Montero. La nueva consejera, sin embargo, rechaza esta teoría y sostiene que el relevo en el SAS es un cambio natural. “Se ha hecho un trabajo magnífico en unos momentos difíciles, pero se abre una nueva etapa. No hay ninguna otra motivación extraordinaria”, afirmó ayer la consejera en Córdoba. Sánchez Rubio pidió huir de personalismos y, en clara referencia del gerente saliente, advirtió de que los “únicos imprescindibles” son los 95.000 trabajadores del SAS.

Fuentes cercanas a Sánchez Rubio reivindicaron la potestad de esta para conformar su equipo. Estas fuentes dijeron que los cambios ya ejecutados y los que se harán (el elegido para suplir a Gutiérrez es el gerente del hospital Reina Sofía, José Manuel Aranda) no suponen la puesta en cuestión del modelo sanitario vigente. “Se van a definir nuevas estrategias, pero se comparte el trabajo hecho y se va a seguir trabajando en las unidades de gestión y en la convergencia de hospitales”, afirman en la Consejería de Salud.

Otras fuentes, si embargo, aseguran que el relevo en la gerencia supone la victoria de los detractores del equipo de Montero y, especialmente, de un reducido grupo de veteranos profesionales que se negaban a cumplir con la orden del SAS que impide compatibilizar un cargo directivo con un trabajo en la sanidad privada. La Inspección abrió 300 expedientes por estos casos y la mayoría de los afectados ha optado por renunciar al cargo de jefe. Pero un grupo de 25 sigue resistiéndose y, según algunas fuentes, ha logrado convencer a Sánchez Rubio para que releve al gerente. “Les ha entregado su cabeza”, afirman estas fuentes, que dan por hecho más dimisiones de personas de confianza del exgerente.

 

 

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