EL PLURAL: El Gobierno madrileño de Isabel Díaz Ayuso vuelve a reestructurar a sus profesionales de la sanidad pública de manera repentina. Similar a la metodología de organización que se realizó en el sector durante la pandemia, el Ejecutivo regional ha comunicado a los jefes de servicio del nuevo Hospital 12 de Octubre que los médicos de otras especialidades deberán apoyar obligatoriamente al área de Urgencias a partir de 2025, concretamente, el próximo día 7 de enero.
A través de un comunicado interno en el servicio médico, y tal y como ha recogido eldiario.es, se da cuenta de que en las guardias de los sanitarios que trabajen en este hospital deberán dar apoyo como médicos en caso de estas urgencias, una tarea a la que también se verán obligados a acudir aquellos que no les correspondan las tareas de atención continuada, siendo esta última condición la que ha generado el manifiesto descontento de los profesionales sanitarios.
Cabe remarcar que el Hospital 12 de Octubre, uno de los proyectos estrella de Díaz Ayuso en los últimos tiempos y que se ha situado en el foco por críticas de promesas incumplidas y precariedad laboral, cuenta con diversas especialidades sin contar las urgencias hospitalarias: desde cardiología, medicina intensiva o neurología hasta psiquiatría o alergología, entre otras áreas.
La reorganización de estos profesionales se realizará a través de un médico coordinador que decidirá quienes tendrán que ser derivados a este servicio entre todas las áreas especializadas; a su vez, también recaerá sobre estos cargos las decisiones de “reorganizar la actividad de los residentes” y “supervisar” la toma de decisiones en cuanto a los pacientes. Según la nota difundida de manera interna en el 12 de Octubre, se garantiza “en todo momento” siguiendo los “criterios de proporcionalidad, evitando asimetrías en las cargas” y con la supervisión del jefe de guardia en caso de precisarlo.
La manera de proceder será por dos vías: por un lado, derivando diariamente a un médico a Urgencias o, en caso contrario, incorporando sus servicios a este departamento durante las horas de guardia. Sin embargo, y al menos de momento, esta medida tan sólo se ejecutará con médicos con experiencia, es decir, los residentes no se verán afectados.
Dichas guardias se distribuirán entre los médicos disponibles por parte de la coordinación de Urgencias, con un margen de actuación de tres meses previos: “Cualquier cambio o necesidad de ajuste asociado a las necesidades del servicio en el que presta la atención el facultativo afectado será comunicado a Urgencias, quien tratará de conciliar la mejor solución entre las posibles, considerando que la atención en urgencias de ese día será la prioritaria con respecto al resto de actividades programadas”, señala a su vez el comunicado.
La principal justificación para acometer este sustancial cambio entre profesionales viene de la mano de acometer un control del “sobreaforo” de las Urgencias. Estos cambios en la metodología interna del trabajo suelen darse tras épocas estivales largas, tales como las vacaciones de verano o las fiestas navideñas, siendo estas últimas el caso que se cierne sobre estos hechos.
Así las cosas, la idea de esta dinámica radicará en que el tratamiento se abordará de una manera u otra si la urgencia está más o menos relacionada con un problema de un especialista, que bien puede tratarse de un cardiólogo, neurólogo u cualquier otra especialidad. El programa inicial ya inscribe una serie de criterios que delimitan actuaciones ante según que circunstancias en las que debería responder un especialista.
Hace algo más de un año, el pasado 14 de diciembre de 2023, cuando la líder del Ejecutivo de la Puerta del Sol anunció el fin de las obras de reconstrucción del nuevo Hospital 12 de Octubre, que se iniciaron en agosto de 2021-. Una nueva infraestructura sanitaria que ensalzó entonces como “una de las obras de ingeniería civil de mayor envergadura y complejidad”, así como un “gran proyecto europeo, un hito arquitectónico y asistencial” con punto de encuentro en Madrid.
Pese a sus más de 135.000 metros cuadrados repartidos en diez plantas, con 40 quirófanos, 109 camas UCI, otras 40 de reanimación y hasta 700 habitaciones de uso individual y doble, lo cierto es que tan sólo seis meses después de su apertura de puertas, los trabajadores del centro vinieron denunciando precariedad, promesas incumplidas e incluso abandono por parte de la Administración madrileña.
“Camas cerradas, pacientes hacinados en los pasillos en unas condiciones infrahumanas, tanto del punto de vista de la dignidad de los pacientes como del desempeño profesional, sobrecarga de trabajo, sobrecarga asistencial, donde tiene que haber cuatro pacientes a veces hay ocho, donde tiene que haber cuatro auxiliares de enfermería, a veces hay dos”, así lo denunció entonces la portavoz de la Comisión de Sanidad socialista en la Asamblea de Madrid, Sara Bonmatí.