infoLibre: Nunca antes se había invertido tanto dinero en salud como durante el año negro de la pandemia. A lo largo de 2020, las administraciones públicas dedicaron a la sanidad casi 84.000 millones de euros. Fueron casi 9.000 millones más que en el año previo a la crisis sanitaria. Un incremento por encima del 11%. Es el repunte más importante de toda la serie histórica. El que ha permitido que España supere por primera vez la barrera crítica del 7% del PIB dedicado a esta materia. Sin embargo, y a pesar del notable repunte, el músculo sanitario sigue siendo menor que en gran cantidad de países de nuestro entorno. En el mismo ejercicio, y según los últimos datos de Eurostat, la media europea se situó en el 8% del producto interior bruto –8,2% si se toma como referencia la media de los Estados miembro de la Eurozona–. Y en países como la República Checa o Noruega, por encima del 9%.
El Ministerio de Sanidad acaba de hacer pública su Estadística de Gasto Sanitario, fiel reflejo del uso que se hace de los fondos destinados a la salud. Es la de 2020. Y permite ver cómo se reaccionó a la crisis sanitaria más grave del último siglo. El coronavirus dejó al descubierto las costuras de un sistema público infrafinanciado a ojos de expertos y profesionales. De ahí, que las administraciones decidiesen responder a la amenaza rascándose el bolsillo. El músculo sanitario se reforzó hasta niveles récord. Nunca antes se había puesto tanto dinero sobre la mesa para sanidad. Ni tampoco se había dado tanta importancia económica a la salud pública como en el año negro de la pandemia. Un ejercicio que también se caracteriza por un nuevo repunte –más intenso que los anteriores– de los fondos dedicados a los conciertos.
El gasto sanitario se situó durante 2020 en España en los 83.811 millones de euros. Son 8.755 millones más que durante el año previo a la pandemia, que ya se había caracterizado por marcar máximos –75.056 millones– que dejaban definitivamente atrás la importante caída en inversión que trajo consigo la Gran Recesión. El repunte es histórico. Un aumento interanual del 11,7%, el doble que en el ejercicio anterior. En la serie que ofrece el departamento que dirige Carolina Darias, y que recoge los últimos dieciocho años, no hay cifras similares. La que más se le parece es la del 2003. Y fue de un 11,3%, seguida por el 10,9% de subida de 2008 y del 10,2% de 2006. Pero eso fue antes de la crisis económica. Porque desde el hundimiento de Lehman Brothers, el máximo repunte hasta ahora había sido del 6,1%. Una subida que ni siquiera llegaba a paliar los cuatro años seguidos de recortes.
En su acuerdo de coalición, PSOE y Unidas Podemos pactaron incrementar los recursos destinados al Sistema Nacional de Salud hasta lograr alcanzar el 7% del PIB para 2023 en un país acostumbrado a moverse durante la última década ligeramente por encima del 6%. Una barrera que se superó en 2020. El aumento de la inversión en el año crítico de la pandemia hizo que el gasto sanitario de España se colocase en el 7,6% del producto interior bruto, según los últimos datos de Eurostat. Fue un punto y medio más que en el ejercicio anterior. Y la cifra más elevada de toda la serie histórica que ofrece la agencia estadística comunitaria, que comienza en 1995. Hasta ese momento, el máximo se había registrado en 2009, con José Luis Rodríguez Zapatero al frente del Gobierno. Fue del 6,8% del PIB.
Con su promesa sanitaria, ambas formaciones buscaban que se alcanzase una inversión "propia de otros Estados" de la zona euro. Sin embargo, a pesar del esfuerzo económico, España siguió sin situarse a la altura del entorno. En 2020, la media comunitaria en gasto sanitario fue del 8% del PIB –8,2% si se toma como referencia la Eurozona–, según las cifras recopiladas por Eurostat. Nuestro país fue el decimotercero que mayor proporción de su riqueza puso a disposición de su sistema de salud en plena pandemia de coronavirus. Lejos de las principales economías europeas: Francia (9%), Alemania (8,5%) e Italia (7,9%). Y a gran distancia de los referentes en la materia. Así, por ejemplo, en República Checa y Austria se dedicó un 9,2% de su producto interior bruto. Y en Noruega, que no forma parte de la Unión Europea, se llegó hasta el 9,6%.
El incremento de la inversión también trajo consigo en suelo español un repunte del dinero destinado a los conciertos sanitarios. En concreto, las administraciones pusieron sobre la mesa para ello 8.396 millones de euros, según figura en la estadística elaborada por la cartera que dirige Carolina Darias. Son 849 millones más que una década antes. Y 297 más que en el último ejercicio prepandemia. El repunte interanual es del 3,7%, más importante que el que se registró en los años previos: 3,5% en el 2017, 3,1% en 2018 y 2,3% en 2019. Sin embargo, y aunque en términos absolutos las cifras sean cada vez más abultadas, el peso que este tipo de acuerdos tienen sobre el total del gasto ha ido progresivamente a la baja con el paso de los años: si en 2003 representaban un 12,4%, ahora esa parte del pastel es del 10%.
Cataluña es, de lejos, la comunidad donde gozan de mayor importancia. Allí, los conciertos sanitarios se comen casi un cuarto del gasto en salud. En concreto, el 24,2% en 2020: 3.287 millones de euros, más de 430 millones más que en 2019. La región juega en otra liga. En el resto de territorios, ni siquiera se llegó a alcanzar el 10%.
Madrid es uno de los que, bajo la llamada "libre elección" sanitaria agitada desde la derecha, más apuesta por ese enfoque político que beneficia a la sanidad privada financiada con fondos públicos. Sin embargo, durante el año de la pandemia decidió meter la tijera a esta partida. Así, destinó entonces a conciertos sanitarios 902,4 millones de euros, 45 menos que el año anterior. Y eso provocó que el peso que los mismos tienen sobre el gasto total en salud de la región retrocediese hasta el 8,9%, frente al 10,5% de 2019. Son niveles que no se veían en la comunidad autónoma desde hace casi una década. En 2011, era del 8,5%. Sin embargo, en los años posteriores nunca había caído por debajo del 10% –en 2015, el primer año de Cristina Cifuentes en la Puerta del Sol, llegó a alcanzar el 12,4%–.
La reducción ha hecho que Madrid haya dejado de ser la segunda región con un mayor trozo de pastel para los conciertos, un puesto que llevaba ocupando durante los últimos años. Ahora, esa medalla de plata la ostenta Baleares. En el archipiélago, el 9,2% del gasto sanitario se ha ido a este tipo de acuerdos en 2020. Un dato que contrasta con los de Castilla y León o Cantabria, donde es del 2,7% y 3,1%, respectivamente.
Aunque si hubo un aumento fuera de lo normal en el año de la pandemia, ese fue el de los fondos dedicados a la salud pública. Se destinaron 2.038 millones de euros, un repunte del 147,6% respecto al ejercicio anterior –823 millones de euros–. Es la primera vez que más de un 2% del gasto sanitario total –en concreto, el 2,4%– se va a este tipo de servicios. Lo habitual en la última década había sido un 1,1%. El máximo en la serie que ofrece el Ministerio de Sanidad se sitúa en el 1,6%. Era 2009. Y España había puesto sobre la mesa 1.162 millones de euros para salud pública. Prácticamente la mitad que en el año de la crisis del coronavirus.
Cataluña, Castilla-La Mancha y la Comunidad de Madrid fueron los tres territorios que más incrementaron su inversión en salud en 2020. La primera, un 16,8%, mientras que en la segunda y la tercera aumentó un 12,8% y 12,4%, respectivamente. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos en este sentido, la región que preside Isabel Díaz Ayuso siguió en el furgón de cola. A pesar de su potencia económica, fue la que menos porcentaje de producto interior bruto dedicó a la sanidad: el 4,7%, frente al 6,9% de media del resto de comunidades. A mucha distancia, otras como Extremadura o Canarias, que lideran la clasificación autonómica con inversiones del 9,7% y 9,3% del PIB, respectivamente.
Si se presta atención al gasto por habitante, la situación tampoco mejora: 1.491 euros, solo en mejor situación que Andalucía –1.398 euros– y a un mundo de Euskadi (1.948 euros) y Asturias (1.892 euros).
Y lo mismo sucede si se pone el ojo en la Atención Primaria. De nuevo, Madrid fue la que menor porcentaje del total de gasto sanitario dedicó a la principal puerta de entrada al sistema de salud. En concreto, un 10,7%, peor que Galicia o Baleares –11,6% y 12%, respectivamente–. En el extremo contrario, Andalucía, Castilla y León y Extremadura, donde se dedicó más de un 15%.