Cadena SER: Carolina Redondo y Carmen Jiménez llegaron casi a la vez al Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal, el 4 y el 5 de enero, respectivamente. A las dos las derivaron desde el mismo centro, desde Getafe, y ambas relatan una escena similar. “Me dijeron que había una neumonía bilateral y que tenía dos opciones, o venir al Zendal, o irme a mi casa”, denuncia Carmen. Ella, como su compañera de unidad, prefería quedarse en su hospital de referencia y así se lo dijeron expresamente a los profesionales que les comunicaron el traslado a Valdebebas. “Me dijeron que era sí o sí Zendal, obligada, porque estaban obligados ellos también a mandarnos allí”, añade Carolina. Según los protocolos de la Consejería de Sanidad, la derivación a esa instalación es siempre voluntaria. Un portavoz del centro getafense niega que se hayan incumplido. Ellas -asegura- "aceptan el traslado dejando registro, sin que existan reticencias por su parte."
El hospital que iba a “maravillar al mundo” -en palabras de la presidenta Ayuso-, a ellas les ha espantado. “Hoy -por este miércoles- estamos sin agua y sin luz”, cuenta Carmen. De hecho, la conversación con ambas se produce desde el teléfono de esta última porque Carolina está ya casi sin batería. La electricidad vuelve a los enchufes de sus cabeceros en mitad de su conversación con la SER, pero aseguran que llevaban seis horas sin suministro, aunque en ningún caso -aclaran- ha afectado al instrumental médico.
El aseo es uno de los principales motivos de queja. Denuncian que los baños -compartidos- están “anegados”. Este miércoles no tenían agua corriente. “No nos hemos podido lavar ni los dientes, ni las manos”, lamenta Carmen. Del espejo cuelgan carteles que piden no usar el agua caliente, aunque aseguran que hace días que no hay. “Anteayer me intenté duchar con agua fría como pude”, relata esta mujer. “Yo, con el agua a medias, me duché el sábado”, añade Carolina. Ellas son autónomas, pero -según denuncian- no todo el mundo está en la misma situación. “Ves críos con veinte años, o personas con ochenta, que no se pueden valer por sí mismos, y es que se te cae el alma a los pies”, recalca esta última.
Detalle de la reclamación interpuesta por Carmen Jiménez, en la que agradece el esfuerzo del personal, y denuncia deficiencias como los "baños anegados de agua" / Foto cedida por Carmen Jiménez
Ambas pacientes achacan la “nula limpieza” a la escasez de manos. “Doblan y triplican turnos y no tienen medios para nada”, apunta Carolina, que asegura que son los propios profesionales los que les invitan a presentar quejas para que quede constancia de la situación. Las dos insisten mucho en que la atención sanitaria es “estupenda”, en palabras de Carmen, que no quiere parecer ingrata. Su queja se dirige a los gestores: “Los que deberían velar por el buen funcionamiento de la instalación han desaparecido”, reprocha Carolina. La falta de personal afecta también -aseguran- a la frecuencia de las comidas: “Ayer nos dieron de cenar a las ocho y media y no nos han dado el desayuno hasta trece horas después”. La limpieza, la cocina, la lavandería y la recogida de residuos en este centro está externalizado a empresas privadas.
Desde la dirección del Zendal reconocen "problemas puntuales", según indica su coordinador general, Fernando Prados Roa. Asegura que hubo un incidente con un desayuno, "que se retrasó mucho", por un problema de personal y que ya está -insiste- en vías de solución. También confirma el problema con el agua caliente, aunque reduce su duración a "unas horas". El termo de ese módulo -el 2C- se desconectó, según explica Prados Roa, y tardó en volver a estar plenamente operativo. La incidencia eléctrica, en ese mismo módulo, la achaca a unos trabajos para ampliar el área de cuidados intermedios. Por último, también confirma los problemas en la limpieza, que este responsable del hospital vincula a los efectos del temporal Filomena: "Es posible que hubiera algunos problemas de organización en una situación que no era la habitual". Todos, insiste, están ya solucionados y no deben ser motivo de preocupación para los pacientes o sus familiares.
El hospital de emergencias fue concebido como un centro monográfico para tratar el COVID-19. Los responsables de la Comunidad de Madrid han repetido hasta la saciedad que su objetivo es “aliviar” de pacientes infecciosos al resto de hospitales de la región para que estos puedan mantener su actividad normal. Un mes después de su puesta en marcha esa meta está aún lejos. El Zendal, según su máximo responsable, atendía anoche a 226 pacientes, en torno a un 7% de los hospitalizados por COVID en toda la región. Su capacidad máxima supera ligeramente las mil camas, aunque a día de hoy solo tiene instaladas 290.
Entre esos pacientes ya no va a estar Carolina. Le han dado el alta mientras se redactaba esta información. Espera a que la UME pase a recogerla para llevarla a casa. A Carmen le han dicho que se la darán en las próximas horas. Por fin podrán abrir el grifo y darse una ducha en condiciones.