El recorte de médicos colapsa en verano los centros de salud

EL PAÍS: La Atención Primaria, el pilar que sustenta el sistema sanitario público, ha comenzado a mostrar síntomas de decaimiento en Galicia. La congestión que se está produciendo este verano en los centros de salud en las zonas urbanas —consecuencia de la decisión del Servizo Galego de Saúde (Sergas) de no cubrir las vacaciones de los médicos, lo que provoca que las citas se demoren entre tres y siete días— está poniendo en riesgo, según los distintos colectivos médicos y asociaciones consultados por este diario, no solo la calidad asistencial de este servicio de proximidad al ciudadano, sino la del sistema en general. Y la reacción de la Consellería de Sanidade a las denuncias de colapso, animando a todos los usuarios a que acudan igualmente a sus centros de salud aunque no hayan sido citados, no ha hecho más que “engordar el problema, provocando la desorganización total de los servicios y la derivación a urgencias hospitalarias de más pacientes”. “Esto empieza a parecerse, sospechosamente, al sistema sanitario norteamericano, en donde no existe la medicina pública de familia”, apunta Manuel González Moreira, médico de Atención Primaria en el centro de salud Nicolás Peña de Vigo y representante de CIG-Saúde.


La práctica totalidad de los centros de Primaria de Galicia —la excepción son las zonas de montaña, especialmente de la provincia de Lugo, donde los médicos tienen históricamente menos cupo de pacientes— se está viendo desbordada. La falta de médicos obliga a suprimir citas. Pero los usuarios, animados ahora por la Consellería, acuden igualmente. “Es una locura, un día se bloquean las citas y al siguiente hacemos intersustituciones [un médico atiende a los pacientes de otro] y claro que tiene razón la gerente del Sergas: no hay listas de espera, al menos conceptualmente, porque al que va sin cita lo atendemos igual”, explica el “caótico funcionamiento” Nuria González Cancelo, delegada de Atención Primaria del sindicato de facultativos CESM y médico de familia en Ferrol. “Estamos viendo diariamente una media de 50 pacientes en cuatro horas y además hacemos las visitas a domicilio, los informes, las consultas programadas y las telefónicas. Y el Sergas dice que se mejora la calidad asistencial con el control de crónicos”, relata la portavoz del sindicato médico la jornada laboral del colectivo. “La gerente será una superwoman, pero para los demás esto es insoportable y para los pacientes supone una clara merma de la calidad asistencial”, apostilla.

La chispa ha saltado este verano, pero, lejos del argumento de la gerente del Sergas, Nieves Domínguez, que ha rebajado las denuncias generalizadas del colapso a situaciones “puntuales” y ha insistido en que la Atención Primaria es el “sistema más resolutivo”, facultativos, sindicatos y colectivos ciudadanos sostienen que la consellería no está apostando por la medicina de familia.

“Si se mantiene la calidad es solo por el esfuerzo de los profesionales, porque nosotros sí creemos en la sanidad pública”, sostiene la delegada autonómica de CESM. Tanto ella como el resto de los médicos consultados temen que se puedan estar dando pasos hacia el desmantelamiento del servicio. “Aunque es la base , la puerta de acceso al sistema sanitario público y ahorra mucho sufrimiento y mucho gasto a largo plazo, además de ayudar a vertebrar el territorio dada la dispersión geográfica de los centros, no es rentable en términos economicistas: no interesa su privatización. El Sergas potencia exclusivamente la medicina hospitalaria, esta sí rentable con vistas a su privatización”, señala Manuel González Moreira.

El presidente del Colegio Oficial de Médicos de Ourense, José Luis Jiménez, coincide en alertar del “peligro de que la Primaria languidezca en su papel de piedra angular de la asistencia sanitaria pública”. Jiménez lamenta los “ajustes presupuestarios de dudosa efectividad” del Sergas en este servicio. Y se refiere no solo a los cierres o acumulación de agendas (el cupo de pacientes de cada médico) “que amenazan la calidad asistencial”, sino también al tipo de contratos que se ofrece a los jóvenes formados en esta especialidad: “Son tan poco atractivos que la mayor parte acaba buscando fuera el lugar para ejercer su profesión. Y ya no vuelven”. La situación se agrava considerando, apunta Nuria González, que como consecuencia de esta fuga de facultativos “muchas plazas de médico de familia quedan desiertas”.

El diagnóstico del desinterés de la consellería por este servicio lo comparte la asociación SOS Sanidade Pública. Su presidente, Manuel Martín, médico de Primaria en Marín (Pontevedra), alerta de que, además de congestionar y mermar la calidad de la atención en Primaria, la “desidia” del Sergas con este servicio evitando cubrir las vacaciones de los facultativos “acaba colapsando también las urgencias hospitalarias”, a las que los desbordados médicos de familia derivan a más pacientes de lo habitual, lo que genera una espiral de “deterioro” de todo el sistema público, afectado ya por la reducción de personal a través de las jubilaciones forzosas que no se amortizan y el cierre, este verano, de más de un millar de camas en los hospitales de la red pública. La Asociación Galega para a Defensa da Sanidade Pública añade a las mencionadas denuncias el “aumento constante” de las listas de espera en consultas e intervenciones quirúrgicas.

“El Gobierno gallego intenta llevarnos hacia el modelo norteamericano”, insiste González Moreira, quien precisa que “en Estados Unidos se gasta mucho más con peores resultados y con parte de la población fuera del sistema público”.

Falta un millar de médicos

Aunque ahora liberada, Nuria González tiene 1.800 cartillas. Esto es, 1.800 pacientes a los que atender. La cifra es considerablemente superior a la establecida por la Consellería de Sanidade en el Plan de Mellora de Atención Sanitaria aprobado durante el bipartito y que establece que no se deben los 1.500. Aunque la gerente del Sergas niega la masificación durante el verano en los centros de salud —reconoce solo “casos puntuales”— González sostiene que los médicos de familia hacen frente estos meses a su cupo y a los de los compañeros a los que “intersustituyen”.

“No es cierto que la media de cartillas que tenemos en Primaria sea de 1.300. No se puede hallar ese número contando con las de los médicos del interior de la provincia de Lugo que tienen apenas 600 cartillas. La mayoría supera con creces las 1.500”, corrige la delegada de CESM en Atención Primaria la cifra ofrecida por Sanidade, que sostiene que solo un 20% de los médicos supera el cupo de los 1.500 pacientes que marca el Plan de Mellora Sanitaria.

Nuria González explica que en un centro con siete médicos y dos de vacaciones no sustituidos, cinco facultativos se reparten seis cupos “pero hay que atender también el séptimo”. “Desde luego queda claro que la consellería no apoya la Atención Primaria”, sostiene la portavoz de CESM- O’Mega. En su opinión serían necesarios al menos mil médicos más en los centros de Atención Primaria “para que el cupo de pacientes asignados a cada facultativo se rebajara al nivel recomendado”.

Pero, de momento, los pacientes no se quejan. “No lo hacen porque se les atiende igual”, reconocen los médicos consultados que explican que, sin embargo, al margen de las demoras en las citas asignadas, un enfermo llega a ser visto en una misma semana, y en tiempo récord, por varios facultativos distintos que deben ponerse al tanto de su evolución.

Sindicatos, médicos y colectivos sociales están convencidos de que el ahorro con medidas como no cubrir las vacaciones de los facultativos en Primaria es escaso, ya que finalmente se acaban pagando muchas horas extraordinarias a médicos que doblan jornadas. El Colegio de Médicos de Ourense insta al Sergas a evitar las sustituciones “si hay compañeros en el paro”, pero su presidente reconoce que “cuando los contratan es para trabajar a destajo en verano. Y el resto del año, nada".

 

 

 

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