eldiario.es: "El problema no es el número de camas que se cierren durante el verano en los hospitales; el problema es que nunca se vuelven a abrir todas". Esta es la respuesta de la responsable de sanidad de CCOO, Carmen Navarro, a la rueda de prensa en la que Josep Maria Padrosa, director general de CatSalut, admitió que en agosto se cerrarán hasta 3.100 camas hospitalarias en el sector público catalán.
La respuesta a la información institucional forma parte de una contestación cada vez más vigorosa de los trabajadores de la sanidad, sindicatos y usuarios contra las medidas de recorte de gasto público, y a la cada vez más denunciada derivación de parte de la actividad hacia centros privados o concertados. El detonante de esta situación ha sido la destitución de Xavier Jiménez, jefe de Urgencias del Hospital Vall d'Hebron después de que éste hiciera pública una carta donde denunciaba la saturación de su servicio.
A la explicación oficial según la cual las 3.100 camas que se cerrarán a varios hospitales volverán a habilitarse en otoño, los sindicatos responden que en los años anteriores esto no se ha cumplido. Con la boca pequeña en la Generalitat admiten que los últimos años se han reducido 280 camas, pero lo argumentan con el cambio de la estancia media en los hospitales motivado por la proliferación de la cirugía ambulatoria.
"Nos cuesta mucho controlar el número de camas que realmente se cierran", afirma Carmen Navarro. En los últimos años se clausuraban plantas enteras. Ahora se cierran camas distribuidas en plantas que no acaban de clausurarse, afirma la responsable de CCOO. Otras fuentes laborales cifran hasta 1.320 las camas cerradas en los grandes hospitales de Barcelona este año.
Navarro pone como ejemplo el Hospital de Bellvitge, que, según afirma, en 7 u 8 años ha pasado a tener cerradas la mitad de sus camas. Admite que la apertura en el Baix Llobregat de otro centro, el Moisès Broggi, que es un consorcio, puede haber contribuido al cierre, pero también asegura que muchos enfermos se derivan hacia centros privados o concertados, como el de Sant Boi, lo que hace difícil calcular en qué medida se ha adelgazado el servicio público.
Mari Carmen Martínez, responsable de UGT en el Hospital del Vall d'Hebron y miembro de la Plataforma de Defensa de la Sanidad, es más concreta: "En nuestro hospital hemos pasado en dos años de tener 1.200 plazas a 1.073" afirma. Pero no es el número de camas lo que más preocupa a esta sindicalista, sino el aspecto cualitativo. "Este es un hospital de tercer nivel, de referencia entre otras especialidades en obstetricia, para Catalunya y Baleares, y no puede cerrar puertas así como así", dice.
En esta situación de tensión se enmarca el caso de la destitución del doctor Xavier Jiménez de su cargo de responsable del servicio de Urgencias del hospital del Vall d'Hebron. Y Aquí vuelven a salir las dos versiones. Por una parte, el departamento de Sanidad vincula la destitución del facultativo a una "reordenación de funciones del centro", por lo que Jiménez pasaría a ser el responsable de la unidad de enfermos crónicos. Por el contrario, muchas voces en el mundo sanitario y dentro mismo del hospital vinculan el cambio con una denuncia hecha pública por el facultativo en la que protestaba por el colapso grave del servicio de urgencias. Y lo que es más significativo, la protesta de Jiménez se hizo con una carta pública.
Mari Carmen Martínez, de UGT del mismo centro, ahorra los detalles. "Yo sólo veo una cosa, hay una carta del doctor Jiménez, y en 24 horas se conoce su destitución. Esto se llama causa-efecto". Y añade un par de detalles significativos. Se afirma que el relevo estaba pactado, pero al día siguiente de que se supiera la destitución el gerente del Hospital, José Jerónimo Navas, estaba en TV3 dando explicaciones y visitaba urgencias que, casualmente no tenían problemas. Ahora vuelve ha haber masificación", asegura la sindicalista.