"El problema no es que cierren una cama; es lo que viene con recortes y privatizaciones"

PÚBLICO: Trece enfermos del hospital de Bellvitge se niegan a cambiar de habitaciones para que el hospital clausure espacios durante el verano, temerosos de que suponga el cierre definitivo de estas camas. "En cuatro años hemos pasado de 900 a 600 camas", denuncia CCOO.

 


Aunque la dirección del hospital insiste en la "normalidad de la situación", el hospital público Bellvitge de L'Hospitalet (Barcelona) lleva días convertido en el escenario de nuevas reivindicaciones en defensa de la sanidad pública.

Después de casi un mes de movilizaciones de usuarios y trabajadores contra los recortes o el cierre de algunas plantas, 13 pacientes se han atrincherado en sus habitaciones para evitar que el hospital bloquee camas y plantas enteras asegurando que sólo será durante el verano, algo que enfermos y sindicatos no ven tan claro.

De hecho, el único paciente de la décima planta del hospital, Daniel Sierra, denuncia haber sido sometido a coacciones para que abandonase la habitación que le asignaron el pasado 7 de julio, cuando ingresó tras padecer un accidente de moto. "Se han pasado conmigo, ha habido coacciones y amenazas", denuncia el joven de 18 años a este diario.

"El jueves, al resistirme y decir que no me quería mover me dijeron que se iban a quedar las puertas cerradas, que no me atenderían ni me darían de comer. Al día siguiente insistieron y volví a decir que no, y empezaron a hacer obras -la justificación del centro para reubicarlo en otro cuarto-; oía los golpes cuando se supone que tenía que estar en reposo", critica Sierra.

Daniel Sierra, paciente:"Me dijeron que no me atenderían ni me darían de comer"Además de los otros 13 enfermos enclaustrados en sus habitaciones, un grupo de vecinos de L'Hospitalet hace guardia en el hospital durante las doce horas centrales del día para evitar que haya traslados, que a su juicio no son más que parte del plan para cerrar camas en los hospitales públicos.

"Se están focalizando mucho en el número de camas que se pueden abrir y cerrar cuando el problema no es ese", explica a Público Carme Navarro, secretaria general del área de Sanitat de Comisiones Obreras en Catalunya. "Es verdad que siempre se han ajustado los recursos en verano, el problema de fondo es cómo se está repartiendo la actividad, cómo se está dejando sin actividad a los centros públicos y cómo se le está pasando a los centros privados. Habría que ver cuáles son los intereses detrás de este tipo de planificación, por qué están degradando el sistema sanitario público.Como el ladrillo no funciona se está haciendo negocio con el sistema sanitario público, están dando las actividades más rentables a las empresas privadas", denuncia Navarro.

De la misma opinión se muestra Carmen Padilla, delegada sindical de CCOO en el centro en cuestión."Lo que pasa aquí es la consecuencia del recorte presupuestario tan brutal que la Consellería ha hecho en todos lados, en este hospital muy duramente. El recorte es insostenible, y las medidas del hospital para aplicarlo redundan en falta de camas. El cierre temporal de camas en verano es una cortina de humo; hemos pasado de tener 900 camas abiertas en 2010 a algo más de 600 cuando está todo abierto, con una UCI cerrada: es la evolución que conllevan los recortes", afirma.

Padilla: "El recorte es insostenible, las medidas del hospital para mantenerlo redundan en falta de camas"

"En el fondo es una anécdota, pero lo que manifiesta este tipo de situaciones es el hartazgo de la gente al vivir esta realidad", denuncia Navarro, recordando que la mayor parte de los hospitales públicos acaban costeando los tratamientos para las patologías más costosas, "que no quieren en la sanidad privada".

"No voy a moverme de este cuarto, están intentado acabar con la sanidad pública", asegura Daniel Sierra. Por su parte, la dirección del hospital asegura que el hecho de que los pacientes tengan esta idea obedece a que los sindicatos "les están utilizando". O, como lo describía recientemente el director gerente del hospital Alfredo Garcia Díaz, los sindicatos estarían "secuestrando las emociones de los pacientes".

"Que se dediquen a la literatura", responde la secretaria general del área sanitaria en CCOO. "Si la población no estuviera entendiendo lo que pasa no seguiría a nadie. La repercusión sobre la ciudadanía está siendo importante, la ciudadanía ve que quienes les entendemos somos los que estamos con ellos, atendiéndoles... Los que planifican y toman decisiones son políticos, que asuman ahora la responsabilidad", esgrime.

Para el director, la situación es "de absoluta normalidad"

A pesar de que tres plantas del centro no han podido ser clausuradas tal como estaba previsto debido al empecinamiento de los pacientes de no moverse de sus habitaciones, el director gerente del hospital, Alfredo García, asegura que la situación es "de absoluta normalidad", y que los pacientes "tienen libertad absoluta siempre que su situación clínica lo permita; entran y salen, reciben visitas, y tenemos dispuesto personal de enfermería durante las 24 horas", afirma.

El director: "Los sindicatos están secuestrando las emociones de los pacientes"; la respuesta: "Que se dediquen a la literatura"

En esta línea, el director del centro niega que haya habido coacciones: "Les hemos informado [a los pacientes]. Todos los años en verano se produce esta situación, forma parte de dinámica asistencial normal y no se ha presionado, precisamente porque no queremos añadir una situación de tensión a los pacientes ni a sus familias".

García reitera que los pacientes han sido "desinformados y malinformados por secciones sindicales. Les han dicho que no serían tratados, que no se les daría de comer. Quizás la información que les han dado no ha sido la correcta y se ha utilizado a los pacientes", denuncia, insistiendo en que "cuando la demanda vuelve a crecer se vuelven a abrir plantas y espacios. A las 8 de ayer [por el lunes] decidimos abrir una unidad", esgrime.

De hecho, el director niega incluso que como está ocurriendo en la Comunidad de Madrid, Catalunya esté siendo víctima de una deriva de privatizaciones sanitarias, asegurando que hay hospitales que trabajan para clientes privados, y esto "es otro tipo de negocio, un mercado diferente".

Sí reconoce que el impacto de los recortes ha sido notable, recayendo en los profesionales, que "han tenido que aumentar su esfuerzo para seguir manteniendo el sistema sanitario público para que los recortes no recaigan en los pacientes", algo en lo que coinciden en parte las dos representantes sindicales.

"Llevan cuatro años intentando cargarse la sanidad pública, hay una especie de depredación", esgrime Navarro

"Es cierto que mayor parte de recortes recae sobre personal, pero si se aplica este recorte y dicen que en 2014 hay el mismo presupuesto que en 2013 las cuentas no salen. Si en 2013 el hospital cerró con un déficit de 8 millones de euros y ahora tiene que cerrar con déficit cero con el mismo presupuesto simplemente no es posible. Ha habido recortes asistenciales, no puede ser que haya camas bloqueadas mientras hay pacientes esperando camas", critica Padilla.

"Hay que vigilar que no parezca que estos centros son un desastre, porque no es así", afirma Navarro. "Los trabajadores se están esforzando mucho por solventar los daños de cuatro años de recortes en los que han intentado cargarse el sistema sanitario público, hay una especie de depredación. Tenemos fondos de inversión-riesgo americanos y de otros sitios pendientes, y ya sabemos como funcionan. El problema no es que hoy me cierren una cama, es lo que viene con los recortes y privatizaciones", denuncia.

Así, mientras el director gerente saca pecho porque asegura haber logrado que las listas de espera se reduzcan en 2.000 pacientes en un año, las sindicalistas insisten en alertar del peligro de la deriva privatizadora de la Generalitat y el Gobierno central. "La evolución es cambiar el modelo sanitario, pero sin transparencia. Dicen que no lo quieren cambiar, pero los hechos demuestran todo lo contrario. La manera más rápida de acabar con la sanidad pública catalana es meter un recorte de 1.500 millones de euros, cuando sí hay dinero para otras cosas; o es un error o una estrategia para desacreditar a la pública en detrimento de la privada", defiende Navarro.

Por su parte, desde la décima planta del Bellvitge, Daniel Sierra tiene la vista puesta en la operación que deberá afrontar este miércoles, durante la cual sus familiares permanecerán en su habitación para evitar que el hospital decida cerrarla. " No se si voy a conseguir algo o no, pero, intentaré quedarme aquí hasta el alta", zanja. 

 

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