PÚBLICO: En el madrileño barrio de Aluche, distrito de Latina, existe un inmenso monolito de 22 plantas y 89 metros de altura. Esa mole alberga el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla. Allí, de las más de 2.200 personas que trabajan cada día, un 90% lo hace de forma temporal: bien con contrato de 'interino', bien como 'personal eventual' (un 40% del total). Es decir: en el mayor hospital militar de España quien realmente manda es la precariedad, según vuelven a apuntar trabajadores y sindicatos. Y la opacidad.
El centro tampoco aprueba en transparencia; las ejecuciones presupuestarias no aparecen por ninguna parte. Y eso que la Comunidad de Madrid ha pagado a Defensa, a través del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), más de 400 millones de euros desde 2007; casi 362 millones hasta 2020, a los que se sumarían unos 51 millones (concretamente, 51.316.667 euros) correspondientes al año 2021, el más duro de la pandemia de covid-19 hasta ahora. No sabemos cómo se ha gastado ese dinero porque Defensa no lo publica.
Además, algunos trabajadores denuncian que el acceso a una plaza es más complicado porque, como novedad desde la penúltima convocatoria, las medallas y condecoraciones suman puntos en el proceso de oposición. Así lo denuncia a Público el antiguo delegado sindical de CCOO y celador del centro Alejandro de Marcos, quien por su actividad precisamente como delegado sindical sabe que él no tendrá oportunidad de sumar esos puntos.
De Marcos, que es miembro de Plataforma de Trabajadores Gómez Ulla, denunció hace días a este diario que "en los dos últimos procesos de oposición se están teniendo en cuenta, a la hora del concurso, criterios subjetivos como menciones de honor o medallas al mérito militar, cuando estos procesos están destinados al personal civil". Efectivamente, como hemos comprobado, hasta la convocatoria de 2016 no se hacían mención a condecoraciones o medallas para sumar puntos en las ofertas públicas de empleo.
Público ha preguntado sobre este extremo (y otros) al Ministerio de Defensa, por estar el hospital bajo su competencia, y a través del cauce oficial; una semana más tarde, este diario sólo ha recibido la siguiente respuesta:
"En el Hospital Gómez Ulla se ha llevado a cabo un trabajo incansable a favor del empleo de calidad, lo que ha permitido que en el último año se procediera a la mayor operación de estabilización en el empleo que ha tenido este Centro. Ello hará posible alcanzar en breve el objetivo del 95% del empleo público, estable y de calidad".
El mencionado celador asegura que en la anterior convocatoria de empleo se interpusieron, sin éxito, "varios recursos de reposición"; De Marcos remarca, sin embargo, que dicha convocatoria quedó avalada por la mesa sindical.
A juicio de la plataforma, incluir las medallas como parte del concurso de plazas "supone una la vulneración del derecho constitucional de igualdad, mérito y capacidad ya que las condecoraciones militares, lejos de obedecer a estos criterios, son dadas 'a dedo' por los jefes de servicio". Es decir, la propuesta de condecoración o medalla es discrecional y no ha de justificarse.
El Hospital Militar Central funciona como centro de referencia de la sanidad pública madrileña para los distritos de Latina y Carabanchel, en virtud de un acuerdo firmado en 2007 entre la entonces ministra de Defensa, Carme Chacón, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Desde entonces, ha ido 'renovándose' o prolongándose más allá de sus iniciales 10 años de vigencia.