Acta Sanitaria: La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha manifestado recientemente que los ciudadanos españoles podrían ahorrar 70 millones de euros en la factura farmacéutica global “si no se despilfarra en medicamentos”, para lo que aboga por “elegir un tratamiento estándar, que combina eficacia y buen precio, en lugar de algunas de las últimas novedades”.
El mencionado ahorro económico “equivaldría, por ejemplo, al gasto medio en cuidados dentales de todos los hogares de La Rioja”, continúa esta organización de ámbito nacional, que analizó el impacto que tiene el consumo de nueve medicamentos para el tratamiento de cuatro patologías, siendo éstas el reflujo o acidez, la hipertensión, el colesterol alto y la depresión.
“En algunas de ellas, el precio de los medicamentos nuevos es hasta nueve veces superior al del tratamiento estándar, pero la evidencia científica respalda que la efectividad del nuevo medicamento no es superior a la que consiguen los medicamentos que se utilizan de forma habitual”, prosigue la OCU, que asegura, no obstante, que el tratamiento más barato no es siempre la mejor opción, pero sí mantiene que “no es necesario que se prescriban como primera opción los medicamentos más caros”.
A juicio de la Organización, el modelo actual de innovación médica “permite que la industria farmacéutica, partiendo de fármacos que funcionan bien y tienen un precio moderado, modifique las moléculas ligeramente o combine varias de las existentes para sacar nuevos medicamentos al mercado a precios más altos”.
En este contexto, la OCU declara que la legislación europea “permite en parte esta situación, puesto que se muestra ineficaz para impedir que el mercado se inunde de medicamentos nuevos de escaso valor terapéutico”. La industria “opta de esta manera por lo que le resulta más rentable”, confirma al tiempo que indica que “este dinero bien podría destinarse a la investigación para paliar enfermedades que aún no tienen cura, en lugar de para estos fines”.
“Compartimos la reciente petición del Consejo de Europa, que ha exigido una mayor transparencia en las relaciones entre la industria farmacéutica y los Gobiernos, para que se garantice la independencia de quienes toman las decisiones de financiación de medicamentos a cargo de los presupuestos públicos”, señala la OCU, que concluye afirmando que el modelo de innovación “debería modificarse para ayudar a que surjan productos farmacéuticos realmente necesarios a precios asequibles”.