Acta Sanitaria, Juan Gervás: A juicio del autor, como consecuencia de la crisis económica, se ha sometido al Sistema Sanitario Público a un proceso de desmantelamiento, como si hubiera sido el culpable de la misma y no una de sus víctimas.
En España aumenta cada vez más el sector de población que busca cobertura sanitaria privada, lo que lleva al incremento del aseguramiento con las compañías del sector. De hecho, es el único ramo de seguros que no ha notado la crisis. Son cinco compañías (Adeslas, Asisa, DKV, Mapfre y Sanitas) las que controlan más del 70% del mercado, integrado por unos 10 millones de personas. Su potencia demuestra la debilidad de lo público
http://www.casmadrid.org/index.php?idsecc=noticias&id=5001&titulo=NOTICIAS
http://www.eldiario.es/sociedad/negocio-sanidad-privada-deterioro-sistema_0_333517352.html
El incremento de la cobertura no impide el impacto de la crisis en las clínicas y hospitales privados que prestan servicios a las aseguradoras. Hay cambios en calidad y en cantidad, por la concentración de la oferta, como bien demuestra en caso de Guipúzcoa, donde las clínicas privadas se han tenido que fusionar (o mal vender)
http://www.diariovasco.com/economia/201411/16/crisis-recortes-sanidad-publica-20141109005254-v.html
Todo este ebullir es consecuencia del desmantelamiento del sistema sanitario. Es decir, de la debilidad de la cobertura sanitaria pública provocada por las sostenidas políticas del PSOE, PP y CiU (aliados en esto como en todo lo “importante”: reforma exprés de la Constitución, Familia Real, desahucios, Ejército, Concordato, reforma laboral, elección de jueces sumisos, corrupción, impunidad, ocultación de viajes de parlamentarios, etc).
¿Cuáles son los tres factores clave en esta destrucción de lo sanitario público?
Las rebajas han sido irracionales e indiscriminadas, pues son las rebajas esperables de quienes no utilizan el sistema sanitario público.
En la Ley General de Sanidad se exigía la integración en un sólo régimen general de los distintos regímenes de cobertura sanitaria pública. Casi treinta años después, los funcionarios siguen con su régimen específico, el de MUFACE y similares.
Los funcionarios tienen acceso a cobertura sanitaria pública a través de la prestación de servicios privados con alguna de las aseguradoras citadas. Para 2015, lograron el contrato de 1.000 millones de euros, Adeslas, Asisa, DKV e Igualatorio de Cantabria (lo que da “músculo” a estas compañías, con dinero público)
http://noticias.lainformacion.com/economia-negocios-y-finanzas/seguros/el-nuevo-convenio-de-asistencia-sanitaria-de-muface-adjudicado-por-casi-1-000-millones-de-euros_SaSHHXavnx2SusVzabAK37/
Los funcionarios pueden elegir, también, el régimen general, pero sólo lo hace el 18%
http://noticias.lainformacion.com/politica/ministerios-o-departamentos-del-gobierno/ocho-de-cada-diez-funcionarios-del-muface-elige-a-una-entidad-privada-antes-que-el-sistema-publico-de-salud_ugHULTaJFXwk4DQfJwxG57/
La democracia no ha conseguido la mejora de la equidad, pues las mutualidades son regímenes privilegiados que básicamente evitan al médico de cabecera como filtro para la atención especializada. Tampoco evitan el “descremado”, de forma que los casos y situaciones de gran consumo de recursos (tratamiento oncológicos, transplantes, diálisis y otros) suelen terminar en lo público.
Lo lógico sería, como mínimo, imponer la figura del médico de cabecera en aquellos regímenes en los que la financiación es pública y la provisión privada, como en los regímenes de los funcionarios, o en las exenciones de impuestos por pólizas privadas privilegiadas
http://equipocesca.org/gasto-sanitario-en-atencion-primaria-en-espana-insuficiente-para-ofrecer-servicios-atrayentes-para-pacientes-y-profesionales/
Lo que marcaba la Ley de Sanidad se ha incumplido y la equidad se ha resentido, pues lo público se deteriora si no lo emplean quienes “lo gobiernan”. El deterioro lleva a menor atractivo de lo público y mayor “anclaje” en el privilegio del régimen especial de los funcionarios.
El gasto sanitario es manifiestamente mejorable, por decirlo con moderación. Se puede ahorrar en prevención (todas las “nuevas” vacunas son innecesarias, por ejemplo).
Se puede ahorrar en diagnóstico (pruebas de imágenes como la TAC sobreutilizada en las contusiones craneales, por ejemplo).
Se puede ahorrar en tratamiento (nada como los 100 millones de euros tirados cada año en “condroprotectores”).
Se puede ahorrar en rehabilitación (las muchas derivaciones innecesarias para “ejercicios” sin fundamento científico ante el dolor de espalda).
Hay lugar para unas rebajas racionales http://equipocesca.org/rebajas-sanitarias-racionales-en-tiempos-de-crisis-economica/
Sin embargo, las rebajas han sido irracionales e indiscriminadas, pues son las rebajas esperables de quienes no utilizan el sistema sanitario público.
Los políticos de los tres partidos citados han visto el sistema público sanitario como “culpable” de la crisis financiera y han actuado con crueldad de verdugos, con recortes inmisericordes. Las víctimas se convierten en culpables, y los verdaderos culpables se apuntan a los seguros privados.
Los políticos han visto el sistema público sanitario como “culpable” de la crisis financiera y han actuado con crueldad de verdugos, con recortes inmisericordes
Son víctimas los pacientes y sus familiares, y los profesionales y sus allegados. Recortes en los sueldos, recortes en los presupuestos, recortes en el acceso, recortes en las prestaciones y co-pagos sin fundamento ni criterio. Por consecuencia, incremento de los tiempos de espera y deterioro de la atención. La precariedad laboral, en general, disminuye las posibilidades de trabajo de calidad a largo plazo, y en concreto en primaria destruye el fundamento del trabajo de un buen médico de cabecera.
Se pretende cargar sobre los profesionales sanitarios la imposible responsabilidad de mantener la calidad mientras disminuye la cantidad.
Se hacen loas al compromiso con el sufrimiento del paciente, pero al tiempo se disminuyen los recursos para atender tal sufrimiento y se incrementa el mismo mediante el deterioro de las condiciones sociales (pobreza infantil, desempleo de jóvenes y adultos, desahucios por miles a diario, pensiones congeladas, ausencia de subsidios, pobreza energética, etc).
Los recortes indiscriminados en un sector debilitado llevan a su abandono por quienes pueden permitírselo, justo los que tienen mayor posibilidad de presión para evitar su deterioro. Se “ceba” así un circuito infernal que convertirá el sector público en simple “beneficencia”.
La causa de la crisis no es única sino múltiple, pero básicamente se debe a la falta de regulación y control público del sector financiero. Dicen que la “mano invisible” gobierna el mercado, pero tal mano roba en cuanto puede, y de esa avaricia sin fin nace y crece la crisis.
Pese a todo e inexplicablemente, el sector financiero ha logrado traspasar sus deudas al Estado (a lo público) y por ello sus excesos los estamos pagando todos, y lo pagarán hasta los hijos de nuestros nietos. En España, la deuda privada ha traspasado a la deuda pública cientos de miles de millones, pero la misma existencia de tal deuda pública se emplea ahora para desacreditar al conjunto del Estado de Bienestar, como si este fuera culpable
http://equipocesca.org/rebajas-sanitarias-en-tiempos-de-crisis-por-derribo-o-por-renovacion-mas-vale-la-renovacion-pues-vamos-todos-en-el-mismo-barco/
El neoliberalismo pone la “libre elección” como lema supremo, pretendiendo hacer creer que la libertad existe donde no hay equidad, ni solidaridad, ni justicia, ni otros valores esenciales como la redistribución de la riqueza.
En particular, los sectores de salud y educación suelen rendir mal en lo privado, como hace notar Amartya Sen, premio Nobel de Economía
http://www.plazapublica.com.gt/content/desarrollo-con-democracia-entrevista-con-amartya-sen-premio-nobel-de-economia
De hecho, la mayor satisfacción del paciente lograda con mayor capacidad de elección conlleva más ingresos hospitalarios, incremento del gasto y mayor mortalidad http://www.ucdmc.ucdavis.edu/publish/news/newsroom/6249
El fomento de lo privado, además del aumento del gasto y de la mayor mortalidad, también incrementa el cumplimiento de la Ley de Cuidados Inversos: “Cuantos más cuidados se precisan, menos se reciben; y esto es más cierto cuanto más se orienta a lo privado el sistema sanitario”. Bien lo demuestra el impacto del Decreto Ley 16/2012 con los problemas de mortalidad; fue emblemática la muerte por tuberculosis en Palma de Mallorca de Alpha Pam
http://www.medicosdelmundo.org/index.php/mod.conts/mem.detalle/id.3075/relcategoria.10961
Desmantelar el sistema público sanitario es una política suicida, anti-sistema y demagógica.
Su caso fue sólo el indicador de un problema tan grave que ha llevado a Médicos del Mundo a denunciar a España ante la ONU por los problemas de acceso a los cuidados sanitarios de quienes más los precisan
http://www.actasanitaria.com/medicos-del-mundo-denuncia-an…/
El fomento de lo privado también se logra con lo simbólico, con lo comentado sobre funcionarios que tienen regímenes especiales, y con el Funcionario Jefe de los Funcionarios (el Rey) yendo a privado, él y la Familia Real. Es hora de democratizar tal institución y de, al menos, lograr que sea el primer ciudadano en cuidar de lo público utilizándolo
http://elpais.com/elpais/2014/11/21/opinion/1416583204_871081.html
http://www.actasanitaria.com/sanidad-igual-para-todos-una-…/
Lo sanitario privado no es más eficiente que lo sanitario público
http://www.publico.es/actualidad/453232/un-estudio-demuestra-que-la-gestion-privada-no-mejora-la-sanidad
El fomento de lo sanitario privado va contra la equidad y la salud al desmantelar lo público.
España no va bien. Cataluña va peor, pues el desmantelamiento del sistema sanitario público allí está casi logrado
http://www.eldiario.es/catalunya/diarisanitat/desmantelamiento-sanidad-publica-catalana_6_257634255.html
Naturalmente, la privatización fomenta la corrupción, pues de eso se trata en último término (de “hacer un favor a los amigos”)
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/12/12/noticias/1355339193.html
Un sistema sanitario público de cobertura universal es expresión de solidaridad, de equidad y de justicia; además, es la respuesta inteligente de un “sano egoísmo” que se da cuenta de que “o nos salvamos todos, o no nos salvamos ninguno”.
Desmantelar el sistema público sanitario es una política suicida, anti-sistema y demagógica.
¡Pobres pacientes y familiares y pobres profesionales y allegados!