huelvainformación.es: El Defensor del Pueblo Español ha admitido a trámite la queja presentada el pasado 7 de mayo por la onubense Rosa Parrilla, quien ingresó el 23 de abril en el hospital Juan Ramón Jiménez aquejada de una microlitasis en la vesícula y a la que no se le intervino quirúrgicamente al considerar que la operación no era urgente.
La Alta Comisionada, Soledad Becerril, ha remitido a la paciente -quien presentó también una denuncia contra el director del centro sanitario por "omisión del deber del socorro"- un documento en el que le indica que, "una vez estudiado el asunto, hemos resuelto dirigirnos al Servicio Andaluz de Salud (SAS) con la finalidad de obtener información más completa sobre el problema que ha motivado su queja".
Parrilla celebra la respuesta del Defensor, pero ahora se plantea interponer otra denuncia contra el Juan Ramón Jiménez "por negligencia". La intervinieron quirúrgicamente el pasado 17 de mayo, después de permanecer ingresada en la habitación 24 días, un "auténtico calvario" que se agravó en el postoperatorio, según refirió ayer a este periódico. Todo el alimento sólido que ingería era automáticamente eliminado por su cuerpo, por lo que entró a quirófano "con tres kilos menos de los que llegué". Se sentía débil. Y lo estaba. Tanto que incluso el anestesista "me dijo justo antes de operarme que tenía sus dudas".
La operación duró varias horas y "no tuve una recuperación normal". Prohibieron las visitas a su habitación, la sedaron con dolantina y comenzó el baile. "Me pasé toda la tarde del viernes vomitando: al principio sangre, después un líquido marrón". Hasta cinco veces alertó su hija sobre la situación a enfermeras y cirujanos. "Dos médicos que vinieron a verme dijeron que si seguía así no sabían qué hacer conmigo". La situación empeoró a la mañana siguiente.
El sábado del Rocío despertó Parrilla con la camisa y las sábanas empapadas de sangre. La cambiaron y el cirujano "me dijo que debía estar en reposo absoluto y sin comer". Al rato, otra vez todo estaba cubierto de sangre. También sentía un fuerte dolor en la espalda. El especialista le indicó que si persistía la hemorragia, la intervendrían de nuevo.
El domingo, todavía convaleciente, "ingresaron en la habitación a una enfermera que iba a ser operada de apendicitis y entraba la gente en el cuarto de diez en diez para visitarla y por la noche dejaban encendida la luz, a pesar de que yo necesitaba reposo absoluto". Se sintió incómoda, cuenta, así que el lunes a primera hora pidió el alta al cirujano para regresar a casa. Volvió a su hogar "sin que me hicieran unos análisis antes de darme el alta, sin un tratamiento con antibióticos ni analgésicos ni nada de nada".
El martes 21, a las 17:00, tuvo que acudir nuevamente a Urgencias porque detectó que tenía un gran hematoma en la espalda. "Estuve más de dos horas y media esperando a que me hicieran una analítica; cuando la médico la vio me dijo que tenían que hacerme una ecografía". Eran las 23:30 y todavía, afirma, no se la habían realizado. Protestó. A las 01:15, más de ocho horas después, la llamaron de Radiología. "Me vio una especialista que se excusó por el retraso, diciendo que estaba ella sola en el servicio; pero cuando me vio fue a llamar a otra compañera". La segunda radióloga le indicó entonces que "no sabía cómo me mantenía en pie, porque tenía una hemorragia interna, una lengüeta en el hígado y líquido en el vientre y en un pulmón". Regresó a Urgencias y el médico le informó de que padecía una "anemia" importante, de la que todavía no se ha recuperado. "Mi médico de cabecera me dijo este lunes pasado al ver la analítica que estoy para que me hagan una transfusión de sangre".
Rosa asegura que "me muero de miedo" cada vez que piensa en volver al hospital porque "es tremenda la cadena de negligencias que han cometido conmigo". Le aterroriza pensar qué hubiera ocurrido si el martes 21 no hubiera ido a Urgencias. "Han jugado con mi salud seriamente y pretendo denunciarlo en un juzgado", adelantó.