Diario Médico: Es la mano derecha (o izquierda) de Mónica García desde antes de que fuera nombrada ministra de Sanidad. Por eso no es de extrañar que le eligiera para estar al frente de la Secretaría de Estado. Pero Javier Padilla no olvida que, ante todo, es médico de Familia. Está convencido de que la atención primaria ha sufrido "algunas inacciones imperdonables" que han conducido a la situación que hoy vive el primer nivel asistencial. Cree que "hay que pasar página en algunas exigencias y reclamaciones históricas" y la única manera de hacerlo es, por ejemplo, "creando la figura del administrativo sanitario" -una de esas peticiones de los profesionales-, que libere al médico de las arduas tareas administrativas. Una medida que, según dice, quedará reflejada en el próximo Plan de Acción de Atención Primaria, como también un papel más relevante para el farmacéutico comunitario.
Como médico de Familia cree un "error" las críticas contra, entre otras, la guía que establece la prescripción enfermera en las infecciones urinarias y asegura que "en el 99% de los casos" en los que una enfermera le ha sugerido una prescripción estando en consulta, ha estado "totalmente de acuerdo".
En el campo legislativo, cree que el proyecto de Ley por el que se crea la Agencia Estatal de Salud Pública, que ha recibido 95 enmiendas al articulado tras más de siete meses en ese escalón de tramitación parlamentaria, "puede salir por una amplia mayoría". Sobre el proyecto de Ley de Universalidad, también en tramitación, deja un mensaje para los grupos independentistas de los que necesita su voto afirmativo para que la norma sea una realidad: "No invade ninguna competencia autonómica porque esa es una competencia del Gobierno central".
¿Hay una ‘varita mágica’ para arreglar la situación de atención primaria?
No hay ninguna. Lo que hay es, digamos, algunas inacciones imperdonables. Una de las cosas que yo digo con la atención primaria es que una de nuestras funciones tiene que ser la de intentar pasar página con algunas reclamaciones y exigencias históricas.
Soy médico de Familia y he trabajado en atención primaria. Uno de los reclamos históricos, por ejemplo, es el de la creación de la figura de los administrativos sanitarios. Esa página hay que pasarla y la única forma de hacerlo es creando la figura de los administrativos sanitarios. Esa es una de las cosas que va a estar reflejada en el plan de acción de atención primaria y comunitaria.
La posibilidad de actuar a nivel de la demanda con el tema de los autojustificantes es otra de las cosas que lleva estando desde hace décadas. Hemos creado un grupo de profesionales que llevan mucho tiempo trabajando en esto. Esperamos hacer avances a ese respecto con los diferentes órganos implicados.
Hay cosas irrenunciables que, como no son una gate changer; como una, una no cambian el panorama completo de la atención primaria parece que se han ido postergando. Esas son las irrenunciables, pero también hay otras cosas irrenunciables.
Cada vez que una persona dice que la atención primaria es la base del sistema, me dan ganas de preguntarle ¿por qué?; ahí es donde se refleja verdaderamente cuál es la visión que cada uno tiene de la primaria. Si te dice que es porque es la puerta de entrada al sistema, entonces esa persona tiene una visión de la AP como si fuera un portero de discoteca.
Sin embargo, si te dice que es porque es el nivel asistencial que más valor aporta a la salud de la población, entonces ya se ha enterado de alguna otra cosa.
¿Por qué aporta valor a la salud de la población? Pues, por ejemplo, porque sabemos que tener al mismo médico o médica de Familia durante más de 15 años disminuye un 30% las visitas de Urgencias, un 28% los ingresos en planta y un 26% la mortalidad.
Si alguien dice que atención primaria es la base del sistema porque es la puerta de entrada, tiene una visión de primaria como si fuera un portero de discoteca
Entonces no puede ser que tengamos planes de atención primaria en los cuales el fomento de la longitudinalidad no sea uno de los elementos fundamentales. Si la longitudinalidad fuera un medicamento lo estaríamos vendiendo a precio de oro; estaría patentadísimo y habría una pelea para ver cuál sería el precio de su financiación.
Sin embargo, en eso que disminuye la mortalidad de la población, no estamos poniendo las medidas encaminadas a que una persona pueda seguir diciendo aquello de 'mi médico de toda la vida'.
Entiendo que esto, además, es muy contraintuitivo con cuáles son las dinámicas sociales en un momento en el cual no tienes un trabajo durante 15 años, no tienes una pareja durante 15 años, no tienes una vivienda durante 15 años, pero sí que tienes que tener un profesional sanitario durante 15 años que, a su vez, a lo mejor no quiere tener el mismo trabajo durante 15 años…
Ese rol doble, de empleador y proveedor de servicios, hace que las administraciones sanitarias tengan que tener muy claros cuáles son los tres o cuatro elementos de primaria por las cuales la atención primaria es fundamental y aporta valor a la salud de la población; eso tiene que estar reflejado.
El fomento de la longitudinalidad va a estar reflejado en el plan de atención primaria por primera vez. Tenemos que hablar de longitudinalidad todo el rato. Venimos de una época en la que el valor principal de la atención primaria parece que solamente era la accesibilidad, además, muy mal entendida.
La atención primaria, afortunadamente, es muchas otras cosas y tenemos que intentar cambiar ese relato. Próximamente haremos una campaña institucional que intente reflejar esos valores de que la atención primaria es la que va a estar ahí, la que va a estar cerca; la que ha estado ahí, la que está y la que va a estar de cara de cara a futuro.
Venimos de una época en la que el valor principal de la atención primaria parece que solamente era la accesibilidad, además, muy mal entendida
Si el sistema de atención primaria naufraga por un exceso de longitudinalidad, de acuerdo; estoy dispuesto a poder correr ese riesgo. Pero si naufraga por una especie de ilusión en lo que se viene llamando la demanda, la demora cero y esa especie de urgencización de la atención primaria, que rompe por completo sus pilares más fundamentales, no, a eso sí que no estamos dispuestos.
Ahora que menciona la campaña institucional en favor de AP, ¿Contribuye, de alguna manera, las quejas de los propios médicos de Familia a esa ‘mala prensa’ de la atención primaria para que los futuros MIR elijan la especialidad?
Cuando un 22 de diciembre salía de Parla, Fuencarral o Vallecas después de ver 70 pacientes, lo último que a mí me apetecía era ponerme a hablar bien de atención primaria. No puede recaer en las espaldas de profesionales, tremendamente extenuados, darle brillo y esplendor hacia fuera a un ámbito que está muy maltratado.
Por un lado, creo que hay que generarles aquellas condiciones en las que les resurja esa especie de orgullito de atención primaria, que está muy presente en una parte muy importante de los de los profesionales. Y luego, las comunicaciones públicas de las instituciones también tienen que venir a poner eso en valor.
¡Claro que tenemos que hablar bien de la atención primaria; hacerlo en público! Tenemos que decir, por ejemplo, que cuando la semana pasada tenemos aquí un acto con el Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de Salud, donde se presenta el informe Health in Transition sobre el sobre el sistema sanitario español, y básicamente lo que vienen a decir es que si España se diferencia del subsistema sanitario de forma favorable con respecto a otros niveles de a otros lugares de Europa, es principalmente porque tiene cuasi universalidad y una atención primaria distribuida por todos los lugares del país.
El sistema sanitario español no es enormemente bueno por lo que está en la cúspide de la pirámide, sino por lo que está distribuido en toda su base, que, además, permite que toda la gente, independientemente de su nivel de renta o de su nivel de otras capacidades, pueda acceder a lo que está en la cúspide de la pirámide.
No puede recaer en las espaldas de profesionales, tremendamente extenuados, darle brillo y esplendor hacia fuera a un ámbito que está muy maltratado
Cuando llegamos al Ministerio de Sanidad dijimos que queríamos desarrollar políticas que se movieran en un relato con tres ejes: uno era actualizar el sistema al siglo XXI, otro era ensanchar el sistema sanitario y otro era la recuperación del orgullo. Ese tercero, que se mueve más en el ámbito de lo emocional, me parece fundamental.
Un símil, que hago en muchas veces, pero que me parece muy adecuado, es que hace unos años la gente decía, ‘tenemos el mejor sistema sanitario del mundo’, y eso no lo decía basándose en ningún tipo de indicador; lo decía de la misma manera que un padre o una madre dice, ‘mi niño es el más listo del mundo’ porque le tiene mucho cariño. Pues nosotros decíamos lo del sistema sanitario porque le teníamos mucho cariño a nuestro sistema.
Actuar en esa recuperación de ese orgullo es también un elemento fundamental para que cuando destinemos más fondos al ámbito sanitario, la gente sienta que esos fondos están repercutiendo en lo suyo positivamente. El plan de atención primaria quiere actualizar al siglo XXI, recuperando alguna de esas demandas históricas y que queremos poner a día de hoy; quiere ensanchar la atención primaria, incorporando nuevos profesionales y nuevas categorías y nuevos servicios dentro de esa atención primaria, pero también quiere, por supuesto, recuperar esa parte de orgullo.
¿Qué avances hay en la comisión de atención primaria que se ha creado?
La comisión no es para trabajar en el plan de atención primaria, que tiene su comité institucional y su comité técnico. Es un lugar para que las cosas de atención primaria se debatan, sin necesidad de que eso se escale de forma directa al Pleno del Consejo Interterritorial. Es decir, de la misma manera que hay una comisión de prestaciones, una de farmacia, una de salud pública, hay una de atención primaria.
Se ha reunido para que las cosas que son propias del conocimiento territorial se debatieran ahí, como, por ejemplo, la distribución de fondos relacionados con el año 2024. Próximamente se volverá a reunir, por un lado, para la evaluación del plan anterior de AP previo a su publicación; queremos que este año, por primera vez, esa evaluación sea pública. Y por otro lado, para la confección y digamos, la aprobación de aquellas cosas que se hayan ido trabajando en los comités técnico e institucional. Esperamos que, bien en el pleno ordinario de Consejo Interterritorial del día 11 o en uno extraordinario previo pueda ir ya el plan de atención primaria.
Como médico de Familia y como secretario de Estado de Sanidad, ¿qué opina de las críticas y el anuncio de recursos contra las guías enfermeras, concretamente, sobre la última, que hace referencia a la 'prescripción enfermera' en las infecciones urinarias no complicadas?
Por un lado, las guías de indicación de medicamentos por parte de enfermería surgen de un real decreto existente que unos grupos han ido trabajando donde están representadas las diferentes categorías, algunas de las cuales han anunciado que interpondrán recursos. Creo que hay que salirse es de esta especie de espiral de recurso contra recurso y declaraciones más o menos afortunadas.
Esto va principalmente de que las personas puedan acceder al mejor nivel de conocimiento disponible, lo más cercano a su práctica cotidiana y a que todas las profesiones puedan desarrollar todo aquello que está dentro de su ámbito de conocimiento.
Venimos de un esquema, digamos, de indicación de medicamentos y productos sanitarios, desde mi punto de vista, bastante antiguo; que parte de una realidad en la cual, por ejemplo, los profesionales de enfermería eran ATS o DUES. Ahora tenemos graduadas de enfermería, muchas de ellas especialistas, muchas de ellas doctoras que tienen un nivel de expertise, de pericia y de conocimiento en el ámbito de sus competencias, digamos envidiable.
Debemos, además, sentirnos orgullosos de todo ese desarrollo, que es una referencia en muchos países de nuestro contexto. En ese marco, creo que hay que avanzar a que cada cual tenga la capacidad de desarrollar sus competencias y sus funciones de una forma armonizada. Ver esto como una lucha fratricida entre diferentes categorías me parece un error y me parece sobre todo, que se hace mirando hacia dentro y no mirando ni al paciente ni al conjunto del sistema.
Si a mí alguien me dice que por el cumplimiento de la prescripción de alguna de estas guías estamos incurriendo en problemas de seguridad del paciente, creo que tendríamos que hacérnoslo mirar.
Por ejemplo, uno de los argumentos a este respecto que se dice con el tema de la fosfomicina es el tema de la resistencia antimicrobiana. La indicación del tratamiento de la infección del trato urinario bajo no complicada habla de fosfomicina en una única dosis. Sin embargo, lo que vemos es que la dosis más prescrita, la formulación más prescrita, es la de dos sobres. ¿Quién hace la indicación del segundo sobre? Lo más probable es que sea el propio paciente cuando nota la existencia de unos síntomas similares a los anteriores. ¿Estamos diciendo que el paciente puede hacer esa indicación de esos sobres y la enfermera, guiándose por unos protocolos previamente acordados con las diferentes categorías profesionales, no está capacitada para ello? Me parece bastante difícil defender eso de una forma mínimamente razonable.
Si alguien me dice que por el cumplimiento de la prescripción de alguna de estas guías [enfermeras] estamos incurriendo en problemas de seguridad del paciente, creo que tendríamos que hacérnoslo mirar
Hay que intentar rebajar el nivel de aspaviento en este debate y traerlo a lo que a todos nos importa aquí, que es de qué manera se estructura esto para tener el mayor aprovechamiento posible de los conocimientos de todas las personas que forman parte de nuestro sistema, con la mejor calidad para el paciente.
Habrá lugares de frontera, por decirlo de alguna forma, en los que los acuerdos puedan ser más o menos fáciles o más o menos difíciles de construir. Soy médico de Familia y he trabajado mano a mano con muchas enfermeras de atención primaria y, en el 99% de las ocasiones, cuando ellas me han sugerido la indicación de un medicamento he estado totalmente de acuerdo. Y digo 99% de las ocasiones sin acordarme en absoluto de ninguna en la que no haya estado de acuerdo.
P.
Acaba de desatascarse el proyecto de Ley por el que se crea la Agencia Estatal de Salud Pública, que ha ido prolongando el plazo de enmiendas desde febrero. ¿Será posible el acuerdo y su aprobación, cuando Junts y PNV parecen insistir en la invasión de competencias?
Tanto con Junts como con el PNV, creo que hemos llegado a redacciones acordadas. En lo que ellos insisten es en que quede muy remarcado que no se van a invadir competencias.
Nosotros insistimos en que, básicamente, esto lo que hace es reubicar las competencias que ya estamos ejerciendo. Si quieren que quede más remarcado en el texto de la ley, no tenemos ningún tipo de problema.
Creo que la ley, después de leerme las enmiendas, 95 en total, puede salir por una amplia mayoría; no voy a decir unánime porque siempre hay que dejar que alguien tenga la posibilidad de desmarcarse, pero al menos sí que por una mayoría muy amplia.
No hay ninguna enmienda que plantee una oposición frontal y férrea a la existencia de la agencia, que, insisto, lo que hace es dotar de entidad jurídica las funciones que ya se están llevando a cabo, para que tenga una mayor agilidad para el desempeño de esas funciones. Básicamente es una reordenación competencial para que podamos desarrollar de forma más autónoma, más rápida y con mayor capacidad las funciones que ya están encomendadas y reflejadas en la Ley 33/2011 General de Salud Pública.
La mayoría de las reticencias que hemos visto en relación con esta ley se han atemperado en el momento en el que hemos podido explicarles la ley a nivel técnico. El diálogo tanto con la portavoz de Junts como con la del PNV sobre las enmiendas ha sido totalmente cordial y se ha avanzado hacia ámbitos de entendimiento.
Sin embargo, la ley ha estado desde febrero 'paralizada' en el plazo de presentación de enmiendas. Ha costado que entendieran la ley...
Bueno, porque, a veces, las cosas no dependen solamente del tema concreto que se aborda; siempre hay paisaje. También nos reuniremos con el Partido Popular. De hecho yo ya me reuní con Ana Pastor y con Elvira Velasco en su momento. Algunas de sus propuestas están plasmadas en las que hemos realizado nosotros por parte de los grupos parlamentarios Socialista y de Sumar, como, por ejemplo, la incorporación de los elementos relacionados con la evaluación de la calidad asistencial. Se trata de una propuesta, en concreto, de Ana Pastor, que nosotros recogemos como nuestra y que plasmamos en la ley.
El PP en sus enmiendas plantea que el nombre de la agencia se modifique y pase a llamarse Agencia Estatal de Salud Pública y de Evaluación de Políticas Sanitarias.
Yo con eso no estoy tan de acuerdo.
¿Por qué?
Porque me parece que el propio nombre de Agencia Estatal de Salud Pública es muy sólido y que tiene un recorrido que podríamos decir que es incluso bonito. Desde mi punto de vista, la salud pública recoge la evaluación de políticas sanitarias.
Los sistemas sanitarios son sostenibles no a pesar de ser universales, sino gracias a ser universales
P.
¿Qué pasa con el resto de los proyectos de ley como el de Universalidad y el de Cohesión y Calidad? También están prorrogando su plazo para la presentación de enmiendas.
La ampliación del plazo de enmiendas es porque queremos que las cosas vayan ordenadas, aunque tengan que ir más lentas. Ahora que cerramos esto, la de la Agencia Estatal de Salud Pública, pasaremos a hablar de las otras.
¿Serán una realidad en esta legislatura?
La Ley de Cohesión y Calidad creo que no tiene tampoco ningún punto demasiado conflictivo. Lo que podría serlo sería lo relacionado con el Fondo de Cohesión.
En realidad, lo que hace esta ley es habilitar la capacidad para poder hacer desarrollos posteriores; habilita ese campo de juegos. Recoge, por ejemplo, la creación del foro abierto en salud para una mayor participación de los pacientes.
Está claro que la Ley de Universalidad tiene más calado. Siempre digo lo mismo: creo que hay una mayoría social que reconoce que lo que se hizo en el año 2012 no tenía mucho sentido. Si no se quiere llegar a ello en términos de justicia, se puede llegar a ello en términos de eficiencia.
Ahora mismo una persona, por ejemplo, un reagrupado ascendente, si no ve reconocido ese derecho a la asistencia sanitaria, lo que hace es ir a urgencias, porque la atención de urgencias sí que tiene que quedar reconocida. La atención de urgencias siempre va a ser más ineficiente, menos efectiva que el que una persona pueda ser atendida en el lugar idóneo.
Los sistemas sanitarios son sostenibles, no a pesar de ser universales, sino gracias a ser universales. La universalidad principalmente lo que cumple, no es solamente un principio de acceso al derecho a la salud, sino también, y muy concretamente, un derecho de un principio de ordenación de la asistencia sanitaria en aquel lugar en el que es más efectiva y más eficiente y donde se utilizan mejor los recursos.
La modificación de la universalidad, por ejemplo en Cataluña, no va a suponer grandes cambios, porque esta autonomía ya ha hecho uso de la ley actualmente existente para poder avanzar en la universalidad en su totalidad. El problema que tenemos es que con la ley actual hay algunas comunidades autónomas que han hecho uso de los agujeros que quedaban para expandir su capacidad de exclusión. La ley va a intentar justamente blindar aquellas comunidades autónomas que han querido hacer de la exclusión una bandera y no de la inclusión, a la cual ya estaban facultados con la ley existente.
Todo eso lo dice también el Comité de Bioética en su respuesta a la consulta sobre la ley.
El informe del Comité de Bioética es clarísimo a ese respecto. Creo que algunos grupos parlamentarios iban a invitarles a la Comisión de Sanidad a hacer una exposición del documento dentro del paraguas de la tramitación de la de la ley.
Hay que insistir en que la ley de Universalidad no toca ninguna competencia autonómica porque esa es una potestad del Gobierno central. No lo contaminemos con otros debates vinculados con la inmigración, que nada en absoluto tienen que ver con el de la universalidad, pero sí que la universalidad nos debe hacer ver que hay otras formas de abordar la prestación de servicios, más allá de esa especie de inmigrante de Schrödinger que se dibuja desde algunas fuerzas, que es el inmigrante que te quita las ayudas pero a la vez te quita el trabajo. Frente a esa idea tenemos el modelo de la sanidad universal, en la cual todas las personas que aportan al sistema, que no está financiado por cotizaciones, sino por impuestos, reciben del sistema.
Creo que hay una mayoría social que reconoce que lo que se hizo en el año 2012 no tenía mucho sentido
P.
La semana pasada, CESM y Satse reclamaron una vez más la recuperación de la paga extra perdida desde 2010 con Zapatero. ¿Qué puede hacer el Ministerio de Sanidad, donde, además, la ministra y el secretario de Estado también están afectados?
Efectivamente, y en la casa del secretario de Estado también, porque mi pareja es médica de Familia en un centro de salud.
Nosotros podemos ser puente, tanto con Función Pública como con Hacienda. En todo momento intentamos ser un puente para la catalización de aquellas cosas que creemos que sí que deben poder recuperarse para el conjunto de los empleados públicos, en este caso de los profesionales sanitarios En concreto con Función Pública, con quien hemos tenido un contacto más cercano, hay una receptividad en términos generales de las cosas que hemos ido trasladándoles muy buena.
Pero todo eso tiene que ver con el tema presupuestario, y, por ahora, 'pintan bastos' para los presupuestos de 2025…
Se puede gobernar con los presupuestos prorrogados, especialmente con unos presupuestos que son, digamos, relativamente expansivos, con los cuales hay posibilidad para, además, hacer modificaciones presupuestarias que nos puedan ayudar.
Ahora bien, modificaciones de este tipo deberían quedar recogidas dentro de los de los ánimos presupuestarios que vengan acordados por el conjunto del Parlamento. Quien vote en contra de los presupuestos tiene que saber en contra de quién está votando.
Votar en contra de los presupuestos no es votar en contra de Pedro Sánchez o de Mónica García. Votar en contra de los presupuestos es votar contra medidas de avance, tanto para el conjunto de la población como, en este caso concreto, para los profesionales sanitarios, que repercuten en cosas concretas. Cada uno tendrá que contrapesar qué es lo que le pesa más o menos a la hora de apretar el botoncito.