El Huffington Post: "El creciente desempleo, el ataque a la Sanidad y la Educación públicas, a los derechos laborales y sociales, al medio ambiente (...)", figuran a modo de resumen entre las razones de los convocantes de la marea ciudadana para salir a la calle este 23-F y protestar "contra los recortes y por una verdadera democracia". Bajo el paraguas del lema Contra el Golpe de Estado financiero se cobijan también los motivos particulares de cada uno de los miles de manifestantes que han marchado en todo el país para expresar su malestar. Estos son algunos de los que recorrieron Madrid pacíficamente, antes de que la noche derivase en disturbios y cargas policiales que terminaron con 40 detenciones, según la policía, y al menos 12 heridos, como informa 20 Minutos.
Trabajadores de centros de salud y hospitales de la sierra de Madrid (Cerceda, Colmenar Viejo, Navalcarnero, Soto) definían sus síntomas como “incertidumbre, malestar, precariedad, ansiedad, migrañas…” “Hay que estar aquí no porque te toquen el bolsillo o el trabajo, sino porque es una injusticia: rompen la universalidad, la base del sistema sanitario y nos afecta a todos; no solo como trabajadores, sino como ciudadanos y usuarios que somos”, denunciaban a coro.
“Se están preparando acciones judiciales contra la privatización de la Sanidad en la Comunidad de Madrid, porque esto [miles de ciudadanos reclamando derechos básicos en la calle], se la refanfinfla”, explicaba Magdalena Cota, médico de familia de 36 años. Su motivación para salir a la calle, a pesar de tener la certeza de no ser escuchados por los responsables políticos, es que la movilización sirva para agitar “la conciencia ciudadana”.
Flora Blanco, de 72 años, pedía: “Justicia y que puedan comer nuestro hijos. Somos pensionistas y todo nos repercute”. Su marido, José Chacón, de 71, asentía mientras la hija de ambos, Cristina Chacón, administrativa de 42 años del sector sanitario, contaba que protestaba “como madre, ciudadana, posible parada y alguien que quiere algo mejor. Nos lo merecemos”.
Ana Tamargo, psicóloga de 49 años, marchaba con la Red de mujeres latinoamericanas, junto a FERINE, la Federación Estatal de Asociaciones de Inmigrantes y Refugiados en España. “Como al conjunto de la sociedad española, a nosotros también nos afectan los recortes”, explicaba Tamargo, que es peruana pero vive aquí desde hace 22 años y observa “con pena, el deterioro de los servicios públicos”.
Luego, concretaba, hay asuntos que les atañen especialmente, como el Real Decreto-ley 16/2012, que prohíbe la asistencia sanitaria a los inmigrantes en situación irregular; o los desahucios, que han golpeado a miles de familias de trabajadores extranjeros que desconocían el sistema hipotecario español.
Una profesora de Historia de un centro de educación secundaria prefería mantener el anonimato pero aseguraba que no se pierde ni una manifestación. Le indignan "todos los recortes, la política del Gobierno y la corrupción". No tenía mucha fe en que en España ocurra como en Bulgaria, donde el Gobierno conservador dimitió en bloque esta semana por la presión popular, pero opinaba que salir a la calle “funciona a nivel ciudadano”. “La solución es una renovación total de la clase política", concluía sin demasiada esperanza.
Quique, de 38 años, se puso de acuerdo con otros técnicos forestales de La Alcarria (él es de Pareja, en Guadalajara) para acudir juntos a Madrid. La mitad está en paro, según contaba. Les han despedido ocho meses, hasta que comience la temporada de incendios. A ellos les quema, mientras tanto “la corrupción y que recortan derechos a los trabajadores mientras mantienen los privilegios de los bancos”.