EL PAÍS: Marta Sánchez-Celaya deja su cargo como gerente de Atención Primaria en Madrid. Este martes, según informa el Gobierno de Madrid, “ni ha dimitido ni ha sido cesada. Es una salida a petición propia, después de haber estado cinco años en el cargo”. Poco después de que se hiciera pública su marcha, envió una carta a los profesionales de su área: “Después de cinco años como Gerente Asistencial de Atención Primaria, y tras una reflexión que no ha sido fácil, tomo la decisión de dejar la Gerencia”.
Sánchez-Celaya se va al mismo tiempo que Bárbara Fernández, la responsable de hospitales, en medio de una crisis sanitaria que acumula más de una docena de salidas en el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso, más de la mitad en el ámbito sanitario. Serán sustituidas por Sonia Martínez Machuca, directora asistencial de la zona Este de primaria desde 2018, y por Antoni Juan Pastor, un especialista en Medicina Interna que llega desde la Dirección Asistencial del Instituto Catalán de Salud. Y entra a cubrir la vacante que había en la dirección de Planificación Estratégica Daniel Álvarez Cabo, exportavoz de Sanidad por Ciudadanos en la Asamblea de Madrid.
Desde mayo, varios cargos han abandonado el Gobierno regional. Yolanda Fuentes, la entonces directora general de salud pública, fue la primera, el 8 de mayo y en plena desescalada. Lo hizo por el desacuerdo con el Gobierno madrileño en solicitar que la región entrara en la fase 1 de la desescalada en contra de su criterio, que era el de la máxima responsable de la situación epidemiológica de la comunidad. La de Fuentes y la salida el 2 de octubre del consejero de Políticas Sociales, Alberto Reyero (Ciudadanos), han sido las más representativas de las luchas, tanto interna como con el Ministerio de Sanidad, que mantiene el Gobierno regional desde el comienzo de la pandemia.
Otras salidas que también han dado cuenta de esas tensiones fueron la de Carlos Mur de Viú, director de coordinación sociosanitaria, destituido el 12 de mayo; la de Manuel Ángel de la Puente, que el 11 de septiembre dimitió como director general del Proceso Integrado de Salud del Sermas; la del portavoz del Grupo Covid-19 Emilio Bouza, que se marchó el 26 de septiembre tras apenas 48 horas en el cargo; y la de Ana Dávila-Ponce, que fue relevada en su cargo como viceconsejera de Asistencia Sanitaria el 7 de octubre.
Ahora, la dimisión de Sánchez-Celaya, médica de familia, no pilla por sorpresa. Envió una carta el pasado 29 de septiembre a los profesionales que tenía bajo su dirección, carta a la que se refiere en los tres párrafos de despedida dedicados hoy a su plantilla, que lleva exigiendo recursos materiales y humanos desde el principio de la pandemia para hacer frente al virus y de forma más intensa con la desescalada, en la que debían ser el muro de contención, junto a salud pública, para una segunda ola de covid.
En aquel texto la ya exgerente aseguraba que ella compartía esas exigencias. Y que las había trasladado en la cadena de mando: “Se ha expresado y defendido a ultranza la necesidad de tener una Atención Primaria fuerte, sólida, con la dotación económica, estructural y organizativa suficiente, capaz de resolver la mayoría de las necesidades de salud de la población, de orientar aquellas que no se pueden resolver, de apoyar junto con los servicios sociales el bienestar de los ciudadanos en su entorno y de fidelizar a los profesionales de todas las categorías formados en nuestros centros de salud, los garantes de todo lo anterior”.
La realidad y los datos actuales de la situación de la primaria, que apenas ha visto incrementado en un centenar el número de trabajadores desde principios de este año, chocan de frente con las necesidades de los profesionales del Sermas y, según sus propias palabras, con los deseos de Sánchez-Celaya de poder cumplirlas, conocedora también de los recortes a los que se ha visto sometido ese primer escalón de la sanidad pública desde hace años.
“Desde que hace cinco años acepté la Gerencia de Atención Primaria mi objetivo ha sido siempre contribuir, desde el conocimiento y la experiencia previa, seguir recuperando el impulso perdido en los años previos, conseguir los recursos materiales y humanos adecuados...y, sobre todo, posibilitar que todos y cada uno de los profesionales puedan realizar su tarea con unas condiciones laborales adecuadas”, escribió en la misiva.
También aludía a que “sabía que sería una tarea con obstáculos y dificultades, condicionada por una estructura y una capacidad de toma de decisiones limitada en el marco presupuestario que es necesario conocer y tener en cuenta para plantear soluciones factibles”. Una cuestión económica que ha supuesto uno de los muchos choques intestinos del Gobierno regional. En este caso, entre la Consejería de Hacienda, con Javier Fernández-Lasquetty a la cabeza, y la de Sanidad, que dirige Enrique Ruiz Escudero; en privado, y alguna vez en público, responsables de esta segunda han reconocido “la tirantez” con el que fuera el responsable de la Sanidad madrileña con Esperanza Aguirre e Ignacio González. Lasquetty fue, además, el ideólogo de la privatización sanitaria en Madrid.
Ahora, años despues de que comenzaran los recortes en el Sermas, Madrid es la región que menos destina a la atención primaria, según la última estadística nacional del Ministerio de Sanidad, con datos de 2018. Del total nacional —9.176 millones de euros, lo que representa el 13,9% del gasto del sector con un incremento de un 7,2% respecto a 2017—, la autonomía destinó el 11,5% frente al 17,4% de Andalucía, en el otro extremo. Una situación que la comunidad viene arrastrando desde hace más de una década y que la colocaba, y la coloca, en una posición difícil para hacer frente a la pandemia: infraestructuras envejecidas, recursos materiales a veces insuficientes y un equipo de especialistas exhaustos.
En el documento, la ya exgerente también hacía alusión a ser “consciente” de lo que se había conseguido y lo que no y hacía referencia al Plan de Mejora Integral en Atención Primaria, que anunció Isabel Díaz Ayuso el 14 de septiembre: 80 millones de euros en tres años. “Contará con una asignación destinada a equiparar las retribuciones de Atención Primaria a las de los médicos de atención hospitalaria”, concretaba Sánchez-Celaya en la carta, además de “la creación en los tres próximos años de 571 plazas de diferentes categorías profesionales”, la “reorganización del modelo asistencial para flexibilizar turnos, favorecer el teletrabajo y reducir las tareas burocráticas”. Concretaba un portavoz de la Consejería de Sanidad este martes que esto es solo “un relevo después de haber dejado preparado” ese plan.
Antonio Juan Pastor, nuevo gerente de hospitales es doctor en Medicina y Cirugía, especialista en Medicina Interna. Ha trabajado como médico adjunto de Medicina Interna y de Urgencias en diversos hospitales comarcales de referencia, así como en Atención Primaria y los Servicios de Urgencias Médicas Extrahospitalarias, 061. Como gestor sanitario ha ejercido los cargos de coordinación del servicio de Urgencias del Hospital Universitario de Bellvitge (Barcelona), la subdirección médica del Hospital Sant Boi (Barcelona), la Gerencia del Hospital Josep Trueta (Girona), y llega desde la Dirección Asistencial del Instituto Catalán de Salud.
Sonia Martínez Machuca, nueva gerente de atención primaria es licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Alcalá de Henares y médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria en el Hospital Universitario La Paz. Es Máster de Gestión y Dirección en Servicios Sanitarios y Diploma en Gestión Clínica y Sanitaria, ambos por la Universidad Pompeu Fabra. Ha desarrollado su actividad clínica como médico de familia y médico interno residente en el hospital La Paz. En el aspecto de gestión, hasta el momento ejercía como directora Asistencial de la zona Este de Atención Primaria en la Comunidad de Madrid, ha sido directora de Centro de Salud y responsable de Calidad del servicio de Atención Primaria.
Daniel Álvarez Cabo, nuevo gerente de Planificación Estratégica entra a un cargo que estaba vacante. Es licenciado en Medicina y Cirugía, así como en Derecho, por la Universidad Autónoma de Madrid. Máster en Administración y Dirección de Servicios Sanitarios por la Universidad Pompeu Fabra, ha ejercido como director médico del Hospital Ramón y Cajal, subdirector médico del Hospital Puerta de Hierro y adjunto a la Gerencia del Hospital Gregorio Marañón. Fue portavoz de Sanidad en la Asamblea de Madrid por Ciudadanos.