EL PAÍS: Sergio Blasco ha presentado este jueves su dimisión como gerente del Hospital General de Valencia. Sobrino del exconsejero Rafael Blasco, condenado en mayo a ocho años de cárcel como jefe de una trama que desvió ayudas de la Generalitat al Tercer Mundo, Sergio Blasco se marcha cuando también hay en marcha una investigación judicial sobre él, tras una denuncia de la Fiscalía Anticorrupción, en la que se indaga la presunta malversación de fondos públicos en el marco de negocios privados que habría desarrollado en el exterior, concretamente en Perú.
Este periódico ha intentado sin éxito conocer los motivos que habían llevado a Sergio Blasco a dimitir. Cuando se conocieron sus trabajos en Suramérica, Blasco negó que hubiese cometido ninguna irregularidad, y afirmó que todas sus actividades profesionales allí, por las que dijo no haber cobrado, estaban amparadas por el contrato de alta dirección que lo unía a la Generalitat. En el mismo se especificaba que el exresponsable sanitario podía compatibilizar el cargo con “colaboraciones internacionales fuera del ámbito español”, sin mayores límites.
La Consejería de Sanidad tampoco ha ofrecido detalles de la renuncia, limitándose a afirmar que la dimisión de Blasco había sido aceptada y que en su lugar había sido nombrado José Manuel Iranzo, hasta ahora subdirector gerente.
El nuevo quebradero de cabeza judicial para el Consell que afecta al exgerente había sido objeto, sin embargo, de un tenso debate esta mañana en las Cortes Valencianas. El PP había rechazado la petición de la oposición de crear una comisión de investigación al respecto, una propuesta de Esquerra Unida, que fue quien llevó en un principio el asunto a la fiscalía, a la que se sumaron socialistas y Compromís. Durante el debate, los grupos han criticado al consejero de Sanidad, Manuel Llombart, por mantener al gerente.
Las supuestas irregularidades realatadas en la denuncia de EU estaban relacionadas con la construcción y puesta en marcha de dos hospitales de iniciativa público-privada en Perú. Una iniciativa en la que Blasco colaboró y que fueron desarrolladas, al menos en sus primeros pasos, por empresas que son contratistas del propio hospital. Fue el caso de las empresas Ribera Salud, Exploraciones Radiológicas Eresa, BM3 y Sivsa.
La denuncia no atribuía delito a ninguna de las compañías, que hoy están desvinculadas o mantienen en general una participación baja en los proyectos. Y sí sostenía, en cambio, que la Fundación del Hospital General había sido utilizado supuestamente como “pantalla” por el exgerente para sus negocios.