Denuncias de abusos en la consulta

EL PAÍS: 2 de septiembre de 2020. Una mujer entra en una consulta del centro de salud de Padrón (A Coruña) e informa al doctor de que sufre diarrea. El médico la insta a tumbarse en la camilla y bajarse las bragas. Lo que ocurre luego la hace sentirse “muy mal”: “Me palpó el pubis” sin previo aviso ni explicación y “por debajo del sujetador me palpó los pechos” mientras respiraba de forma “fuerte y agitada”. Sin darle tiempo a subirse la ropa, el facultativo le pide que dé saltos por la habitación. “Tenía los ojos llorosos porque estaba aguantando lo inaguantable y justo cuando salí me eché a llorar”, manifestó la afectada meses después ante una inspectora de la Consejería de Sanidad de la Xunta de Galicia que instruyó la queja que decidió presentar. Transcurrido casi año y medio y tras prestar declaración dos veces, no ha sabido nada del resultado de aquella investigación administrativa. Ha acudido a los tribunales. Y no es la única.


El episodio que relata esta mujer forma parte de una denuncia contra un médico por presunto abuso sexual con acceso carnal que investiga el juzgado de primera instancia e instrucción número 2 de Padrón. A ella se ha sumado otra paciente que dice haber vivido un incidente similar con el mismo doctor. Ocurrió el 18 de agosto de 2020. Al igual que en el caso anterior, su médico de cabecera no estaba y él era su sustituto. Acudió a la consulta con diarrea y hongos vaginales. Se tumbó en la camilla y sin previo aviso, según su relato ante la Inspección del Servicio Gallego de Salud (Sergas), el facultativo le bajó las bragas con sus propias manos, le pidió que flexionara las rodillas y, “sin guantes”, le metió el dedo en la vagina. “Quedé sorprendida. Padezco atrofia vaginal y me hizo mucho daño. Le dije que me estaba haciendo mucho daño, le pedí que parase. Y me dijo ‘bueno, bueno…’, quitándole importancia al dolor que estaba sufriendo. Y entonces sacó la mano y se olió el dedo diciendo: ‘Esto tampoco huele mal’. No tomó muestra de ningún tipo”, relata.

Posteriormente, prosigue la paciente, le dijo “con actitud chula” enfundándose, ahora sí, los guantes: “Vamos a inspeccionar el ano. ¿Nunca te lo han hecho antes?”. “Me volvió a hacer mucho daño”, afirma ella. Había acudido al centro de salud más veces con hongos vaginales provocados por antibióticos y nunca le habían realizado tales exploraciones. Se sintió “ultrajada”: “Los demás [facultativos] piden que la propia paciente retire o baje la ropa. Nunca tocan así de esa forma”. Ella no presentó queja porque en el ambulatorio le advirtieron que pasaría inevitablemente por las manos del médico al que iba a señalar: “Un día comenté en una reunión con unas amigas lo que me había pasado y una de ellas me dijo que su hija había pasado por lo mismo. Entonces decidí que no podía quedarme callada”.

 

Otras tres usuarias del centro de salud de Padrón se han puesto en contacto con el abogado de las denunciantes, Enrique León Carrasco, porque aseguran que se vieron violentadas por el mismo doctor, aunque no todas con tocamientos. Dos se han ofrecido para declarar como testigos ante el juzgado de instrucción número 2 de Padrón: una presentó una reclamación ante el Sergas en 2019 y la otra en 2021, pero ninguna tiene noticias de su resolución. La Consejería de Sanidad ha eludido aclarar a este periódico cuántas quejas ha recibido contra el médico ahora investigado por los tribunales y cómo se resolvieron los expedientes abiertos.

El facultativo al que señalan estas pacientes y que deberá declarar como investigado el próximo mes de mayo es Andrés Soto-Jove Bernaldo de Quirós, secretario hasta hace unos días de la junta directiva de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) en Galicia. A raíz de la apertura de la investigación judicial, ha renunciado al cargo “hasta que se aclare la situación”, asegura un portavoz de la entidad. Su nombre fue retirado de la junta directiva en la página web de Semergen Galicia tras la llamada de este periódico. “Es un profesional ejemplar que nunca ha dado ningún problema”, añade la organización en su defensa. El investigado ha eludido ofrecer su versión sobre lo ocurrido.

La chispa prendió en las redes

Soto-Jove es un activo miembro de la delegación gallega de Semergen. Es profesor de la cátedra de Educación Médica que comparte esta sociedad científica con la Universidad de Santiago. Ha trabajado en Urgencias del hospital de Santiago durante casi 20 años y ha ejercido en los centros de salud de las localidades coruñesas de Arzúa y Tordoia. Soto-Jove no pasa consulta ya en el ambulatorio de Padrón. La gerencia del área sanitaria de Santiago alega que no está autorizada para divulgar la razón por la que el médico no está trabajando y se limita a aclarar que no ha sido apartado por estas denuncias.

Ana Fernández es la mujer que prendió la chispa de este Me Too en Padrón, una localidad de poco más de 8.000 habitantes. En agosto pasado denunció en sus redes sociales que un médico del centro de salud había desnudado sus partes íntimas sin previo aviso para tratarle una gastroenteritis. “En mi caso no hubo tocamientos, fue un abuso de poder. Me sentí expuesta, incómoda, vulnerable”, señala. Puso una queja ante el Sergas. Cuando se lo contó a su madre, ella le reveló que ese médico “tenía mala fama” en el pueblo. Tras hacer pública su experiencia, se han puesto en contacto con Fernández varias mujeres relatando consultas con tocamientos de pechos y nalgas que consideran injustificados. Hay quien ha cambiado de médico; otras “han acabado yendo con el marido a la consulta”, apunta.

El testimonio en redes de Fernández también empujó a una de las dos denunciantes a dar el paso de ir a los tribunales. Esta mujer pidió ayuda a la asociación feminista Mulleres en Padrón, que la acompañó al Centro de Información a la Mujer (CIM) del Ayuntamiento para que fuera asesorada. En un comunicado, el colectivo anima a las pacientes que se han sentido víctimas de abusos similares a “romper con el silencio”. Fernández, que se ha ofrecido como testigo en la denuncia, se une al llamamiento: “Hay mujeres que no quieren dar la cara por vergüenza o que dicen que ya estamos nosotras metiendo ruido. Pero las necesitamos a todas”.


 

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