¿Cómo evitar que la sobreinformación perjudique nuestra salud?

Cadena SER: Donde está la pandemia, está la infodemia. A raíz de esta crisis sanitaria hemos sido testigos de un bombardeo continuo de grandes cantidades de información, gran parte de la cual no es científicamente correcta. La lucha contra las noticias falsas es ahora el nuevo frente en la batalla contra la covid-19.


Una 'infodemia' puede definirse como una cantidad excesiva de información relativa a un problema que dificulta la solución. El resultado final es que, tal y como admiten estudios como The Covid‐19 ‘infodemic’: a new front for information, a un público ansioso le resulta difícil distinguir entre información basada en evidencia y una amplia gama de información errónea poco confiable. “Me preocupa la desinformación. Hay gente que está disfrazando de periodismo cosas que no lo son: No hay negacionistas, hay negocionistas, personas que hacen negocio con todo esto”, admite el periodista Javier Ruiz.

Acelerar la respuesta social

La desinformación puede conllevar peligros durante el manejo de brotes de enfermedades, incluso podría acelerar el proceso epidémico al influir y fragmentar la respuesta social. Como ejemplo, de esto la revista Nature en The COVID-19 social media infodemic cita el caso de CNN. La cadena anticipó un rumor sobre el posible cierre de Lombardía, publicando la noticia horas antes del comunicado oficial del Primer Ministro italiano. Como resultado, la gente abarrotó los trenes y los aeropuertos para escapar de Lombardía hacia las regiones del sur antes de que se implementara el cierre, lo que interrumpió la iniciativa del gobierno destinada a contener la epidemia y aumentó potencialmente el riesgo de contagio. Por lo tanto, un importante desafío es determinar cómo las personas buscan o evitan información y cómo esas decisiones afectan su comportamiento.

Generadores de ansiedad

En Alemania, 6.233 participantes participaron en una investigación a través de encuesta on line sobre el consumo de medios de comunicación. La frecuencia, duración y la diversidad de la exposición a los medios se asociaron positivamente con más síntomas de depresión y ansiedad inespecífica y específica de covid-19. “Sería necesario aplicarnos una dieta informativa, podemos tratar de dosificar la información, limitar nuestro consumo de noticias y escucharlas (leerlas) una vez al día. Eso se hace extensible a las redes sociales, donde hay menos filtros. Si logramos limitar nuestra exposición a los medios nuestro estado de ánimo puede mejorar”, señala el psicólogo, Alberto Soler.

Detectar noticias falsas

La OMS está liderando los esfuerzos para reducir tanto la propagación de la enfermedad como la infodemia relacionada con ella. Sylvie Briand, Directora de Gestión de Riesgos Infecciosos en el Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, dijo a The Lancet: “Sabemos que todo brote irá acompañado de una especie de tsunami de información, pero además dentro de esta información siempre hay desinformación, rumores, etc. Sabemos que incluso en la Edad Media existía este fenómeno. Pero la diferencia ahora con las redes sociales es que este fenómeno se amplifica, va más rápido y más lejos, como los virus que viajan con las personas y van más rápido y más lejos. Así que es un nuevo desafío. Lo que está en juego durante un brote es asegurarse de que las personas hagan lo correcto para controlar la enfermedad o para mitigar su impacto”.

Para el científico, JM Mulet, autor de ¿Qué es la vida saludable?, además de todo esto, “ahora existe el nuevo fenómeno de los influencers que se autoproclaman expertos en cualquier tema, cuando no necesariamente es cierto. En estos tiempos hemos visto como gente del mundo del espectáculo o de otros ámbitos impartía información sobre temas delicados sin ningún tipo de rigor, por no hablar de los bulos o de las cuentas dedicadas a montar ruido”.

La UNESCO está haciendo esfuerzos para contrarrestar la desinformación y promover los hechos sobre la enfermedad COVID-19, utiliza los hashtags #ThinkBeforeClicking, #ThinkBeforeSharing y #ShareKnowledge. Además, la IFLA (The International Federation of Library Associations and Institutions IFLA) ha publicado las siguientes indicaciones basadas en el artículo Cómo detectar noticias falsas para que sea más fácil filtrar la información que recibimos. Algunas de ellas son: Verificar el autor, la fecha, el medio, si es algún tipo de broma (no olvidemos que existe la sátira), revisar los sesgos y consultar a expertos.


 

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