eldiario.es: En una localidad del sur de la Comunidad de Madrid se viene librando una guerra de mercado desde hace cinco años cuyo penúltimo episodio llegó a comienzos de abril. Una batalla peculiar en la que los contendientes son dos hospitales de la red pública sanitaria. Uno es gestionado directamente por el Gobierno regional. El otro está privatizado.
El primero ha visto cómo sus responsables recortaban el presupuesto, cerraban camas y le quitaban plantilla. Mientras se desangraba, su rival, en manos del grupo alemán Fresenius, ha ido engordando su actividad. El modelo de privatización puesto en marcha por Esperanza Aguirre, prolongado por Ignacio González y mantenido por Cristina Cifuentes, ha hecho que con cada paciente crezca la cuenta de resultados del segundo.
El escenario es la ciudad de Móstoles. No se trata de una población pequeña: suma 205.000 habitantes. Hace dos semanas, el Hospital Universitario de Móstoles (HUM) recibió un nuevo golpe de sus gestores: el Ejecutivo estudiaba transformar más de dos tercios de sus camas en plazas para enfermos crónicos. 130 de las 349 que declara tener instaladas.
Nada más conocerse está pretensión, los profesionales y vecinos organizaron la oposición que culminó en una concentración a la entrada del edificio el pasado viernes. El consejero de Sanidad madrileño, Jesús Sánchez Martos, dio marcha atrás unas horas después. Adujo que los datos que le ha pasado el equipo del HUM no coinciden con los "del informe preliminar de gestión".
A 4,5 kilómetros, el Hospital Rey Juan Carlos, dirigido por una contratista, no se ve afectado por esos planes y amenazas y se beneficia de la jibarización de su compañero público. Cada tratamiento que dispensa a una persona que no esté en su población de referencia supone ingresos extra salidos de las arcas públicas.
El Gobierno ha hablado de diferencias en los datos. ¿Qué dicen las estadísticas asistenciales? Los números ofrecen una idea de cómo ha evolucionado esta contienda. En 2012, el HUM contaba con 411 camas. Ese año se puso en marcha el centro privatizado. Para 2015 el centro 100% público había perdido 62 plazas. También dispone de menos personal para atender a la población.
Si se miran las memorias anuales del centro, se comprueba que la plantilla no ha hecho más que caer: 2.263, 2.164, 2.104, 2.054 es la secuencia de profesionales. En 2010, 370 médicos trabajaban en el HUM. Cuatro años después, la cifra oficial era de 348. Para la enfermería es peor: 623 frente a 592.
La respuesta oficial para la caída de recursos es que la apertura del otro hospital restaba "presión asistencial". Sin embargo, una funcionaria que trabaja en la administración del HUM desde hace 24 años explica la razón: "Funcionamos al 50% de la capacidad. Si nuestras agendas están cerradas porque no hay personal suficiente, las pruebas se derivan a otro centro. E igual ocurre con los quirófanos. La lista de espera se va a cinco o seis meses, así que es lógico que el paciente acepte ser derivado".
Las estadísticas oficiales no se alejan mucho de la afirmación de la administrativa. De 2012 a 2014 las consultas externas cayeron un 9%, las intervenciones quirúrgicas un 15% y los nacimientos atendidos un 42%. También se hacen menos pruebas de laboratorio, citologías, técnicas de radiología o endoscopias. Aunque hay que señalar que se asumen más mamografías y en el último curso se registró un repunte de las resonancias magnéticas.
En el Rey Juan Carlos todas esas variables ofrecen crecimientos: un 30% en partos, un 33% en intervenciones quirúrgicas. Las consultas externas subieron un 49% en dos años. La Asociación de Facultativos Especialistas Afem denunció que el plan de conversión de camas no respondía " a las necesidades sanitarias de la población" y buscaba "favorecer a la multinacional alemana".
Uno de los miembros de la junta directiva de Afem y anestesista en el HUM describe las trabas para ejercer su labor: "Aquí no se ha cambiado un aparato y habría que renovarlos. Hay que ir trampeando con las existencias de material sanitario".