EL PAÍS: La sanidad de York, Reino Unido, se ha hecho famosa por plantear la discriminación de los obesos y los fumadores a la hora de acceder a los quirófanos, arguyendo que los recortes a su financiación no les dejan otra salida. Los recortes pueden ser coyunturales, pero hay una tendencia general de la biomedicina que pronto planteará dilemas de un carácter mucho más estructural. En España lo hemos visto ya con los nuevos fármacos contra la hepatitis C: son muy eficaces, pero tan caros que no hay para todos. Y eso es solo el principio. La investigación farmacológica, sobre todo a cargo de la industria, está volcada en la búsqueda de miles de moléculas de ese tipo, que serán cada vez más eficaces y curativas, pero también muy costosas. Excluir a obesos y fumadores no va a resolver el problema.
¿Se puede entonces excluir a más gente? Los que viven en el centro de las ciudades, por ejemplo, pese a saber que la contaminación alcanza máximos en esos barrios. Estas personas se están exponiendo a toda clase de sustancias tóxicas y cancerígenas por su soberana voluntad, puesto que podrían vivir en otra parte pagando menos alquiler o menos años de hipoteca. Quizá no deberíamos tratarles las afecciones de pulmón, que les van a dar por su culpa.
Como tampoco tendríamos que admitir al quirófano a los peatones atropellados por cruzar mal. Si quieren operarse, que crucen por el paso de cebra, donde te pueden atropellar igual pero con toda la razón de tu parte. Si un coche alcanza a otro por atrás, sin embargo, sólo habrá que curar las heridas del conductor de delante, puesto que la culpa de un alcance siempre es del de atrás, o eso dicen las aseguradoras. Por otro lado, todos estos conductores son los que causan las enfermedades pulmonares de los vecinos del centro, así que no habría que atender a ninguno, ya que me lo preguntan.
¿Y qué decir del estrés que obtura las arterias y abre la puerta a la enfermedad cardiovascular y otros jinetes del apocalipsis que saturan las urgencias? Si tu trabajo te estresa, búscate otro, o te vas a tener que pagar el trasplante de corazón de tu bolsillo, querido. No hablemos ya de trabajar en un andamio, que tiende a aumentar de manera sustancial la probabilidad de ir al traumatólogo, arruinando de nuevo las arcas sanitarias. Cuidar ancianos causa depresión, así que las mujeres que lo hacen (gratis, por lo general) deberían pagarse ellas mismas los antidepresivos.
Hasta votar tres veces al año podría considerarse un comportamiento de riesgo. Niéguese por tanto a los electores la necesaria atención médica. Verán que ahorro.