EL PAÍS: El hospital Puerta de Hierro es un edificio deteriorado lleno de escombros, excrementos de animales, palanganas con sangre seca y quirófanos abandonados. El pasado febrero, el viceconsejero de Sanidad Manuel Molina aseguró que el Gobierno regional estaba “tomando todas las medidas necesarias para garantizar el buen estado de las instalaciones”. La Comunidad pretende devolverlo a la Seguridad Social, que puede penalizarla por su mala conservación. La Asamblea vota mañana una proposición no de ley socialista para convertir la clínica en un centro de media y larga estancia. Esa era la idea original del PP que luego la desechó.
El hospital Puerta de Hierro llevó con orgullo durante más de 50 años ser una referencia mundial en trasplantes. En 1968 se hizo allí el primer trasplante renal de España; en 1994 fue pionero en trasplante de sangre de cordón umbilical de donante familiar haploidéntico, y en 1999 realizó el primer trasplante de sangre de cordón umbilical dual en el mundo.
Hoy, sin embargo, el quirófano que fue escenario de esos éxitos tan celebrados en las publicaciones médicas languidece entre los charcos provocados por las goteras y cachivaches de todo tipo. Era conocido como la cúpula, pues cuenta con un espacio abovedado que permitía seguir por unas ventanas situadas en la segunda planta las operaciones pioneras.
Ocho años después del cierre, mantiene el sillón articulado y los aparatos que los médicos utilizaban en los últimos años, como si acabaran de marcharse. Incluso hay dos palanganas con restos de sangre.
“Hay materiales desechables que podían haberse llevado, como jeringuillas y gasas”, comenta el socialista José Manuel Freire. Tampoco transportaron una máquina de resonancia magnética. “Parece como si hubiesen evacuado el lugar corriendo. Hay patrimonio muy importante”.
En el resto de los quirófanos, la escena es peor. Por ejemplo, la sala acristalada de rehabilitación, con su pequeña piscina, está destrozada.
El exterior del edificio, cuyo personal fue trasladado en 2008 a otro situado a 15 kilómetros, en la localidad de Majadahonda, presenta un absoluto descuido: cristales rotos, óxido, barandillas tiradas... La visión empeora en el interior. Parece el escenario de una guerra. Está lleno de goteras que provocan charcos, falsos techos que se caen u obras a medias. Hay camillas mugrientas, cascotes, desconchones, mugre en las cocinas, contenedores de basura traídos de la calle y hasta las fichas con datos de pacientes de radiodiagnóstico en un pequeño archivador, a la vista de cualquiera.
Además, sorprenden columnas de libros de medicina en los pasillos, ordenadores amarillentos o aerosoles requisados a alguien que pretendió pintar grafitis. Porque la clínica, que está vigilada con cámaras y personal, ha sufrido vandalismo en varias ocasiones. Prueba de ello son también las latas de cerveza, que es posible encontrar hasta en los lucernarios de la capilla.
Fuentes de la consejería explican que en 2015 el Gobierno regional gastó 856.489 euros en seguridad, mantenimiento y tributos. “Son 68.000 euros menos que en 2013. Se ha hecho un esfuerzo por ahorrar”, puntualizan. Tres diputados del PSOE, acompañados de varios técnicos, han visitado el viejo hospital, de 51.300 metros cuadrados. Calculan que reformarlo costaría unos 25 millones de euros. José Manuel Freire, portavoz socialista de Sanidad, argumenta que no habría que rehabilitar la estructura ni cambiar el tabicado, pero sí hacer obras de aislamiento y adecuar espacios a las nuevas necesidades: enfermos que han sufrido un ictus y cuyas familias no pueden hacerse cargo de ellos o personas que requieren rehabilitación o cuidados paliativos. “Me ha sorprendido el vandalismo y cómo abandonaron esto, como en una evacuación de emergencia. Al menos deberían haberlo limpiado”, afirma el parlamentario. Algunas ONG visitaron el inmueble tras el traslado del personal, pero no quisieron llevarse las camas ni las camillas ni muchas sillas de ruedas.
“Más o menos el 20% de las camas de agudos están ocupadas por personas que no necesitan tantas atenciones médicas, pero sí más de enfermería, logopedia o fisioterapia”, se lamenta la diputada de Podemos Mónica García. Su grupo, que ha pedido al Ayuntamiento un informe del estado del edificio, apoyará el texto socialista porque considera que aliviaría las listas de espera.
Ciudadanos negocia aún su voto. Daniel Álvarez-Cabo, su portavoz de Sanidad, estaría dispuesto a optar por “opciones menos costosas”. Por ejemplo, que el Instituto Provincial de Rehabilitación y el Instituto Carlos III acogiesen a más pacientes en 2017. “Si no, lucharemos por Puerta de Hierro”.
Los tres hospitales de media estancia públicos de la región están fuera de la capital: Guadarrama, la Poveda y Fuenfría. Mientras que Puerta de Hierro tiene metro.
La Seguridad Social recordó ayer a EL PAÍS que la Comunidad debe “realizar las reparaciones necesarias para la conservación del Puerta de Hierro y efectuar las obras de mejora que estime convenientes”.