nuevatribuna.es: Durante años, el apoyo de sucesivos consejeros de sanidad de Canarias a la sanidad privada se refleja en el cierre de camas y en el freno al desarrollo de los nuevos hospitales públicos, incrementando la derivación a los centros privados, así como en la creación de empresas instrumentales, como IMETISA SA, para la gestión privada del I+D+i del Servicio Canario de Salud. Hechos como la inauguración por parte de la consejería de sanidad de un acelerador lineal en el pequeño hospital privado San Roque, en el año 2014, mientras permanecía embalado desde el año 2010 un equipo similar en el Hospital público Dr. Negrín, demuestran la falta de compromiso con el Sistema de muchos de los que tenían la responsabilidad de defenderlo.
El consejero Jesús Morera puso en marcha en 2016 un equipo técnico para revisar los conciertos con la sanidad privada, prorrogados año a año durante décadas sin mediar concursos públicos, incumpliendo la legalidad vigente. Estos costosos y casi siempre innecesarios conciertos, han condicionado el crecimiento de la sanidad pública de Canarias, considerada una de las peores de España (Informes FADSP 2009-2016), y ni siquiera han servido para disminuir sus enormes listas de espera.
El presidente Clavijo cesa a Morera solo unos meses después, y nombra consejero a José Ramón Baltar, histórico representante de la patronal sanitaria privada, directivo del lobby “Alianza de la Sanidad Privada Española” y gerente de los Hospitales San Roque, los grandes beneficiarios de los conciertos del Servicio canario de Salud, junto al Grupo Hospitén, cuyo propietario, Jose Luis Cobiella, aparece en los papeles de Panamá por evasión fiscal.
La prioridad confesa de ambos patronos empresariales, y lo será aún más a partir de ahora, el incremento del “nicho” de negocio de la sanidad privada, mediante 2 vías:
1-El incremento de las externalizaciones y de los conciertos con la sanidad privada, para atender a los pacientes de las listas de espera creadas en la sanidad pública. Entre los 200 M de euros en conciertos para la realización de actividades sanitarias que podrían llevarse a cabo en el Servicio Canario de Salud, y los 715 M de gasto farmacéutico público (recetas y farmacia hospitalaria) el negocio privado supera los 900 M de euros anuales en las Islas Canarias.
2- El impulso del turismo sanitario, convirtiendo Las Islas canarias en referente para la atención sanitaria de extranjeros de alto nivel económico. Ambos patronos son expertos en el tema. Baltar figura como consejero de una empresa de sanidad y turismo (CSR inversiones Sanitarias SUR), y Cobiella se ha pasado del negocio turístico al turismo de salud, con la atención al cáncer como objetivo prioritario, tras la adquisición de la clínica MD Andersen, centrada en la atención oncológica y los ensayos clínicos. Riesgo público y beneficio privado.
Para incrementar su prestigio y sus clientes, la sanidad privada audita y acredita la tan manoseada “excelencia” de sus propios centros. De esta forma, 3 hospitales del Grupo Hospiten se encuentran entre los 20 mejores hospitales españoles de 2016, según el ranking TOP 20 de IASIST, auditora en manos del capital riesgo y patrocinada por Medtronic y la Farma. A su vez IDIS, la fundación de la sanidad privada española, con Pedro Luis Cobiella como presidente de honor, ha concedido el premio QH de calidad a los Hospitales San Roque de Baltar.
El nombramiento de Baltar como consejero de sanidad es intolerable e ilegítimo y de consecuencias imprevisibles. Entre sus prioridades no se encuentra la planificación sanitaria, la auditoría de los conciertos ni la potenciación del Servicio Canario de Salud, ya que en el río revuelto de la sanidad pública pescan los miembros del lobby privado que preside y la empresa San Roque, a la que retornará. Ni tampoco garantizar el derecho universal a la salud. La exclusión sanitaria de unos es un buen negocio para otros.
El nombramiento de Baltar como consejero supone la gota que colma el vaso del desmantelamiento de la sanidad pública de las Islas Canarias.