Cadena SER, Iñaki Gabilondo: La primera reflexión nos ha brotado a todos a bote pronto: ¿la atención primaria es un burro de carga que lo aguanta todo o es la casa de los milagros? Tras los grandes apuros en la fase inicial de la pandemia, cuando los centros hospitalarios se vieron sorprendidos y desbordados por el número de ingresos, las autoridades políticas orientaron toda su estrategia teniendo como base los centros de atención primaria. Nos decían que eran la pieza clave para dar la respuesta sanitaria correcta. Había que empezar por ahí. Y fue entonces, y solo entonces, cuando descubrimos de verdad los múltiples problemas y carencias de esa red fundamental.

Hubieran debido ponernos sobre aviso las innumerables advertencias de los profesionales sanitarios, cuyos largos años de batalla fueron seguidos con la atención insuficiente, lo mismo que sus muy documentados informes. El de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos ya hizo sonar las alarmas en el año 2010, cuando empezó a funcionar la máquina trituradora de los recortes. Entonces debimos abrir los ojos.

Hace dos meses, el día 21 de septiembre, cuando al trabajo habitual de la red de asistencia primaria se agregó la atención al coronavirus, el Colegio Oficial de Médicos hizo público un llamamiento apremiante del que nos hicimos eco ese día. Decía así: "La asistencia primaria está desbordada y al borde de la defunción, hay que descargarla de las tareas de diagnóstico, control y seguimiento epidemiológico, porque los médicos están agotados". Bien, si ahora además han de hacerse cargo de la vacunación, necesitamos una información complementaria: la memoria económica de esta campaña, con los refuerzos materiales y humanos que sin duda se han de contemplar. Y ya puestos, más allá de esta dramática coyuntura, esperamos ver reflejado en los Presupuestos Generales del Estado todo lo que hemos aprendido este año en esta materia. Sin regateos, sin que nadie escurra el bulto, con el apoyo de todos los grupos parlamentarios.