elDiario.es: Un toro cogió a Ana en un encierro en Siete Iglesias de Trabancos (Valladolid) en junio de 2017. Sufrió tres cornadas. Una en el riñón, que acabaría perdiendo, otra en la boca del estómago y otra en la pierna. Poco después de que fuese intervenida, las fotos de su pierna destrozada en el quirófano del Hospital Clínico Universitario saltaban de whatsapp en whatsapp con mensajes crueles. Ana era fácilmente identificable por el tatuaje que tiene. El mensaje se distribuyó a un número indeterminado de personas y acabó llegando a su madre, que se lo mostró. Ambas sufrieron un shock emocional al verlas. Tal y como ha relatado Ana a elDiario.es, teme ser reconocida y no ha vuelto a usar un pantalón corto o a ir a la playa. "Fui una vez, pero no lo aguanté y tuvieron que llevarme a casa de nuevo", recuerda. Tiene diagnosticado estrés post traumático.
Tras denunciar en un juzgado para encontrar a los trabajadores de Sacyl que tomaron las fotos y a la Gerencia Regional de Salud como responsable civil, Ana ni siquiera ha conseguido que el Hospital le explique qué pasó y cuatro años después tampoco se ha determinado quién es el autor de las imágenes a pesar de que se sabe quienes estaban en el quirófano. El juzgado de Instrucción número 6 de Valladolid ha archivado dos veces la investigación, pero los recursos han dado resultado. En el último, la Audiencia Provincial de Valladolid establece en un auto, con el apoyo del Ministerio Fiscal, que la investigación por un presunto delito de descubrimiento y revelación de secretos debe continuar.
El juzgado había acordado el sobreseimiento provisional "por falta de autor conocido al no desprenderse motivos suficientes para atribuir su perpetración a persona determinada". Los hechos se remontan al 24 de junio de 2017, en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid, donde la denunciante fue intervenida por la grave cogida en el encierro. Mientras estaba en el quirófano, una persona, sin su autorización, puesto que ella se encontraba anestesiada, realizó al menos dos fotografías en las que se puede ver las graves heridas que sufrió en la pierna y cómo quedó tras la intervención. Pero, además, quien las tomó no estaba sólo, ya que puede verse de fondo a una persona más ataviada con bata verde y guantes.
La Audiencia Provincial recuerda que "a través de las diligencias practicadas se ha podido delimitar que esas fotografías se habrían hecho después de la intervención de cirugía general y de urología, pues en las mismas la pierna de la paciente está tapada, por lo que cuando se descubre la misma -tal como aparece en las fotografías- es después cuando opera el servicio de traumatología". En la declaración ante la jueza instructora, uno de los cirujanos traumatólogos que la intervino manifestó que en la primera foto se ve la pierna herida después de desvendarla y limpiarla, e indicó que, entre este momento y el inicio de la operación, pasan unos diez minutos en que ellos se van a otro cuarto para lavarse, como exige el protocolo. En ese espacio de tiempo, se queda con la paciente el equipo de enfermería, el anestesista también con su residente. Y en la segunda foto la herida está perfectamente curada, con los drenajes, pero falta vendar, labor que realiza el residente, mientras el cirujano va a informar a la familia de la paciente.
Lo que determina la Sala es que "aunque no deja de ser cierto que, habida cuenta el tiempo transcurrido, resulta difícil la indagación de los hechos, también lo es que al haberse delimitado los marcos temporales en que se habrían realizado las fotografías y las personas que en esos momentos se encontrarían en el lugar, conforme al oficio del Hospital sobre la identificación del personal sanitario que intervino en esa operación", es procedente continuar con la investigación y practicar las diligencias que solicita el abogado de la denunciante. Así, ordena la Audiencia tomar declaración al personal de enfermería citado -tres enfermeras y una auxiliar- y también a la doctora del servicio de anestesiología y reanimación en condición de investigados. "No puede excluirse su aptitud para lograr el completo esclarecimiento de los hechos, sus circunstancias y, en su caso, las personas que pudieran haber participado en los mismos".
La Consejería de Sanidad se enfrenta así a un nuevo problema por el trato a pacientes en los quirófanos de sus hospitales. El pasado mes de junio se conoció el caso que denunciaron los trabajadores del Hospital de Medina del Campo, que en un escrito relataron las exploraciones libidinosas que presuntamente realizaba un traumatólogo, tanto en la consulta como en quirófano con mujeres anestesiadas. La investigación se encuentra en manos de la Fiscalía.