DIARIO MÉDICO (Albert Jovell) Medicina basada en la austeridad: La revisión de la cartera de servicios está siguiendo el guión habitual de globos sonda, voluntad de consenso con los profesionales y ausencia real de participación de los pacientes en la configuración del nuevo mapa de prestaciones sanitarias. Los rumores hacen pensar en áreas difíciles de evaluar como la rehabilitación o los cribajes, pero la ausencia de evidencia científica no implica por sí sola la ineficiencia de esa prestación.
"Si lo que quieren es ahorrar, que nos eliminen a todos". Ésta es la frase que uno tuvo la oportunidad de oír alarmado en una reunión de pacientes. La frase era producto del desespero con el que se enfrentan los pacientes ante la situación actual. Un desespero que también rodea al Gobierno central cuando el ministro De Guindos dice en el Congreso que "si no se genera empleo en los próximos años se van a recortar las prestaciones sociales", o cuando se carece de liderazgo y de un discurso más allá del de recortar y recortar. A ello se une el runrún de la introducción de nuevas medidas de racionalización, sin poder disimular que llevamos ya meses racionando prestaciones.
Dado que nuevos empleos no se van a generar (en ausencia de un modelo productivo que vaya más allá de la fiesta y de un control propio de la política monetaria), y que las necesidades en salud van a aumentar, la sombra alargada de los recortes se puede convertir en realidad. A día de hoy los rumores de las nuevas medidas que el Gobierno adoptará, posiblemente después de las elecciones gallegas y vascas del 21 de octubre, sigue el guión habitual: globos sondas, intención de alcanzar un consenso con los profesionales, ausencia de participación de los pacientes, escasa o nula transparencia, etc. Todo ello dentro de un contexto en el que nos gobiernan personas excesivamente locales, que no han sabido visualizar el impacto de la globalización y que viven con la convicción de que, en un país donde el poder judicial funciona con mucha lentitud y donde no se evalúa el cumplimiento de las leyes promulgadas por los diferentes parlamentos, se puede gobernar con la algarabía de los decretos ley. Es el resultado de un Gobierno que se empeña en gobernar con normas que mueren en sus fronteras, pronto ya abiertas para los hombres de negro.
Sorprende que todo el discurso sanitario se centre en el "lo que cuesta" y que las medidas económicas hayan reemplazado a las de salud, proponiendo una legislación que nos devuelve a los tiempos de la Seguridad Social y la beneficencia. Esta tendencia a mirar el futuro por un retrovisor nos lleva a situar el año 2012 como anterior al 1986. Los objetivos de salud del año 2000 se recuperan intactos para el 3000.
Discutir sobre el runrún no tiene sentido, pero sí es cierto que el sistema de introducción de prestaciones ha de ser dinámico y favorecer la salida de tecnologías obsoletas o ineficaces. Pero alguien tendrá que afrontar el liderazgo de gestionar las áreas de grises, como las técnicas de reproducción asistida, parte de la rehabilitación y los cribados. ¿Es la no existencia de evidencia científica un argumento para definir una practica clínica como ineficaz? Las prestaciones incluidas en los rumores se mueven en este terreno de los matices grises, en las que resultan difíciles de evaluar, o no existe consenso profesional. Sin embargo, dentro de las sospechas hay prácticas, como el cribado poblacional de cáncer de próstata mediante el PSA, que quizá sean desaconsejables. Cualquier decisión se debería justificar en términos de salud y no de reducción del presupuesto porque la austeridad de hoy se puede convertir en gran gasto mañana; si no, que se lo pregunten a los diabéticos que ven cómo se les dan menos tiras y menos agujas para su control metabólico.