elDiario.es: Es un viejo reto: que los médicos de familia tengan asignados, como mucho, 1.500 pacientes. El Ministerio de Sanidad ya propuso un plan que marcaba ese objetivo para 2025 pero, a día de hoy, casi el 40% de estos profesionales superan esa línea roja de la calidad asistencial y hasta el 2,5% tienen una cartera de más de 2.000 tarjetas sanitarias individuales. Son los datos del último informe de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (Fadsp) publicado este jueves, que, según su presidente, Marciano Sánchez Bayle, muestra un panorama “extremadamente preocupante”. Esta organización considera que esa población de 1.500 personas es “el límite máximo para garantizar una adecuada atención sanitaria”.
El estudio, el quinto que elabora la organización, recoge datos de comunidades autónomas y elabora el mapa de un primer escalón asistencial que lleva años reclamando mejoras para retener profesionales y prestar una atención óptima. La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc) ya alertaba en mayo de 2022 de que el Sistema Nacional de Salud necesita unos 10.000 médicos de esta especialidad para “garantizar el reemplazo por las jubilaciones y reorganizar la atención primaria”.
Como muestra el siguiente gráfico, Illes Balears es la comunidad con un mayor porcentaje de profesionales con una cartera de pacientes por encima de las 1.500 tarjetas sanitarias individuales: el 89,6%. La presidenta de la Semfyc, Remedios Martín, lo atribuye a su insularidad. “Es la comunidad que más está trabajando por fidelizar a los médicos”, apunta la doctora. A finales de diciembre, la Conselleria de Salud aprobó un plan con los sindicatos que incluía la ampliación de 127 plazas estructurales, contratos directos de tres años, reconocimientos para los sanitarios que tengan que realizar actividades extraordinarias de su jornada o el pago por la cobertura de falta de profesionales.
En una situación similar pero con las posturas enrocadas se encuentra la Comunidad de Madrid, con más de la mitad de sus profesionales médicos de Primaria con ratios por encima de los 1.500 pacientes y una huelga indefinida en marcha en la que los médicos de familia y pediatras reclaman mejoras organizativas, salariales y asistenciales, como disponer de 10 minutos para atender cada cita.
Balears y Madrid son también las únicas comunidades por encima de las 1.500 tarjetas sanitarias individuales por médico de media, pero Canarias (1.467), Andalucía (1.428), Comunitat Valenciana (1.425), Catalunya (1.418), Murcia (1.419), Asturias (1.413) y Euskadi (1.405) están por encima de la media nacional, de 1.370, que entierran en la gráfica Castilla y León (922), Extremadura (1.113) y Aragón (1.173).
El número perfecto de población asignada a cada médico de familia no es el resultado de una fórmula exacta que valga para todos, pero hay una serie de indicadores a tener en cuenta. “Las ratios no pueden ser siempre iguales”, explica Martín, que señala tres factores: el nivel socioeconómico de la zona, el envejecimiento y la ruralidad. “El nivel socioeconómico marca muchísimo. No es lo mismo atender un barrio rico que un barrio de rentas bajas. Tampoco es igual trabajar en una zona de reciente creación que en un barrio envejecido del centro de la ciudad. O ser un médico de barrio, que lo tenemos todo al alcance de la mano, que en un pueblo con una gran dispersión”, desarrolla.
La doctora insiste también en trasladar a los datos una realidad que las cifras no recogen. “Tenemos una población asignada, pero luego hay una realidad que es la población que atiendes, que suele ser la tuya, y todos los imponderables, como las bajas, las vacaciones y las ausencias de compañeros. Un médico que tiene asignadas 1.500 tarjetas sanitarias individuales puede atender una población de 2.000 o 2.200 pacientes”, explica.
El apunte no es baladí, porque los profesionales llevan años denunciando la falta de cupos de remplazo que permitan suplir los huecos que dejan compañeros cuando enferman o cuando se van de vacaciones. Precisamente, uno de los puntos de fricción entre el sindicato médico Amyts y la Consejería de Sanidad de Madrid es quién ve al paciente 35 del día.
De 2020 a 2021, los últimos datos que recoge el informe de la Fadsp, el número de pacientes asignados por médico ha pasado de 1.398 a 1.370, un leve descenso que la federación atribuye “a la baja tasa de natalidad más que al aumento de profesionales, que en la práctica han disminuido globalmente”. De hecho, el Ministerio de Sanidad ha propuesto un proyecto piloto para retrasar la jubilación y retener a médicos y médicas de familia ante un panorama preocupante: de los 42.000 profesionales médicos de Atención Primaria, uno de cada tres tiene más de 60 años. Es decir, 12.000 estarán en edad de jubilación de aquí a 2027 y unos 1.500 han superado ya los 65.
En números, la situación es mejor en enfermería, cuyas ratios han empeorado únicamente en Cantabria y Madrid desde 2010, como muestra el siguiente gráfico. Tampoco aquí se sustituye al personal de baja o vacaciones, pero la media nacional ha pasado de 1.606 tarjetas sanitarias individuales a 1.508.
El informe de la federación, que Bayle ha dicho que muestra una “situación terrorífica e incompatible con el funcionamiento de la Atención Primaria”, arroja también datos sobre el presupuesto dedicado a este primer escalón asistencial. Y en este apartado es, otro año más, la Comunidad de Madrid la que conduce el coche escoba. El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso es el que menos dedica a los médicos de familia: 155 euros por habitante –igual que en 2022–, al ser incapaz de aprobar sus cuentas para el nuevo ejercicio.
La Comunidad de Madrid repite en la cola (entre las administraciones que facilitan datos), seguida de Catalunya (229 euros por habitante), Murcia (233 euros por habitante) y Castilla y León (239 euros por habitante). Como muestra la siguiente tabla, todas ellas están por debajo de la media nacional, de 269 euros por habitante, al igual que Navarra, Balears, Canarias y Andalucía. Según el informe, Extremadura es la comunidad que destinará este 2023 un presupuesto mayor per capita, con 351 euros, por encima de Asturias (348 euros) y Cantabria (334 euros).
“Si consideramos el presupuesto por habitante, se evidencia un aumento promedio de 17,42 euros per capita (un 6,92% más). En este caso se produce un aumento en todas las comunidades menos en Navarra (29,90 euros menos) y las dos que prorrogan (Catalunya y Madrid), que mantienen el presupuesto del año anterior”, indica el estudio de la federación.
Profesionales de Atención Primaria y organizaciones sindicales y en defensa de la sanidad pública llevan años denunciando la infradotación de este escalón asistencial. La Organización Mundial de la Salud situaba la inversión para Primaria en, al menos, un 25% del presupuesto sanitario. Según datos del Ministerio de Sanidad, en 2020 estaba en torno al 17,7% del total. Con los datos de la Fadsp, que no recoge a todas las comunidades, la media se queda en 2023 en el 15,4%, diez puntos por debajo de la recomendación de la OMS.
En esta lista, como muestra la tabla, Madrid vuelve a estar a la cola en porcentaje sobre el presupuesto, con un 10,7%, y La Rioja encabeza el ranking, con un 18,3% del total. No obstante, el propio informe aclara que “se trata de presupuestos y no de gasto, que habitualmente tiene alguna desviación sobre lo presupuestado”, y que “en algunas comunidades autónomas resulta imposible detectar el presupuesto que se dedica a Atención Primaria” ya que algunas “incluyen el gasto farmacéutico”, que se ha restado en el trabajo.
“Hay que resaltar que el porcentaje de presupuesto destinado a Atención Primaria, aunque crece, todavía no ha alcanzado las cifras de 2010 y que el aumento que se produce en 2023 sigue lejos del objetivo propuesto del 25%”, indica el informe, que señala la “gran variabilidad interautonómica”.
La OCDE señalaba en su última radiografía de los sistemas de salud, con datos de 2020, que el español destacaba por ser más eficiente que otros, pese a un gasto sanitario por debajo de la media de la Unión Europea. Un hecho que vinculaba directamente a la Atención Primaria, que en los últimos ejercicios muestra prácticamente todos los indicadores a la baja.
Los pacientes tienen que esperar más tiempo a ser atendidos tanto por un especialista como por su médico de familia o su pediatra. De hecho, según el último barómetro sanitario del CIS, la mitad de los ciudadanos tiene que esperar más de tres días para ser visto por su médico de cabecera y en más del 20% de los casos la visita se demora más de una semana.
El deterioro de una Atención Primaria infrafinanciada y con profesionales saturados en algunas zonas, generalmente las de más bajos recursos y con poblaciones que no pueden optar a pólizas privadas, está repercutiendo en otros escalones asistenciales. Por ejemplo, la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) ya alertó la semana pasada de hasta un 40% más de urgencias hospitalarias, en parte por la saturación de la Primaria.