En Málaga, el arte con sangre entra

EL PAÍS: Alexandra Seibt tiene por delante algunas de las semanas más culturales de su vida. Muestra entradas para visitar gratuitamente el Museo Picasso, el Thyssen y el Pompidou de Málaga. "Me encanta el arte", asegura esta estudiante de idiomas, de 18 años, que ha recibido las invitaciones gracias a su solidaridad. En febrero, las personas que como ella donen sangre, recibirán un talonario que les otorga acceso libre a 11 espacios museísticos de la capital de la Costal del Sol.


"Las donaciones son siempre necesarias y queremos motivar a cuanta más gente, mejor", destaca Francisca Guzmán, responsable del Centro Regional de Transfusión Sanguínea, ubicado en el Hospital Civil de Málaga. Es allí donde se ha gestado la iniciativa Dona sangre por amor al arte, con el apoyo del Ayuntamiento de Málaga y la Junta de Andalucía. Cumple su cuarta edición y busca aumentar las donaciones. La misma campaña, en 2018, alcanzó los 1.426 donantes, el doble que en cualquier otro mes, cuya media ronda las 700 donaciones. Guzmán destaca que en 2019 pretenden superar estas cifras porque, por primera vez, la campaña incluye no solo a las personas que donen de lunes a sábado en el centro regional, también a quienes lo hagan en las unidades móviles que viajan a distintos puntos de la capital malagueña y los pueblos de la provincia.

“No sabía que me darían unas entradas, pero ha sido una gran alegría”, cuenta Alexandra, que ha seguido los pasos de su padre, Thomas Seibt, que a sus 52 años ha donado ya más de un  centenar de veces. “En realidad, lo que regalas es tu tiempo, porque el cuerpo se recupera rápidamente", explica este alemán de acento malagueño, que empezó a donar cuando su suegra necesitó diálisis y comprendió la importancia de los bancos de sangre. A su lado, el matrimonio formado por Az Dine Ngaim y Khadija Meftah se sorprenden al recibir las pequeñas invitaciones en papel. Planean ir a los museos con su hijo de siete años. “Seguro que aprende mucho”, comentan.

“Hay que celebrar que la ciudadanía esté dispuesta a ayudar a otras personas”, indica el director del Museo Picasso Málaga, José Lebrero, que rehúye de la palabra "premio" para referirse al talonario que se regala a los donantes. “Los centros culturales no premiamos nada, solo ponemos a disposición de las personas solidarias una experiencia”, añade Lebrero. La fórmula consigue también desarrollar una idea en la que otros espacios de Málaga vienen incidiendo desde hace años: la implicación de los museos en su entorno. “Aportamos contenido cultural, somos una llamada al turismo, pero también queremos forma parte de la sociedad que nos rodea. Devolverle lo que nos da”, destaca Javier Ferrer, gerente del Museo Carmen Thyssen Málaga.

Será uno de los que visite estos días el funcionario policial Francisco Rueda. Ya jubilado, tendrá tiempo para ir con calma. “No he visto ningún museo de Málaga, pero ahora me animaré”, añade mientras explica que las entradas “son un buen acicate para que más gente dé el paso”. Es precisamente lo que llevó a Encarnación Muñoz, de 28 años, a donar por primera vez el pasado lunes. “Mi hermana ha venido varias veces. Hace unos días me comentó que en febrero regalaban entradas… y me he decidido por fin”, relata mientras un enfermero inicia el procedimiento para extraerle 450 mililitros de sangre. Kandinsky, Sorolla o Malévich le esperan.